Silenciosa pero majestuosa Noche de Muertos en Ihuatzio
TZINTZUNTZAN, Mich., 1 de noviembre de 2017.- La Noche de Muertos matiza la cultura michoacana. Sin embargo aunque pertenezcan a la misma región, no es lo mismo el velatorio en la comunidad de Tzintzuntzan que en la de Ihuatzio, aunque ambas sean del mismo municipio; en esta última, el frenesí es menor, pero la profundidad del evento es igual o mayor.
La cantidad de personas externas a la comunidad es visiblemente menor en el panteón, aunque por la avenida principal de la comunidad de Ihuatzio, los autos se arremolinen.
A la puerta del panteón principal, que luce figuras decoradas con flor de cempasúchil, dos mujeres en dos sencillos puestos, venden ponche y atole blanco a los paseantes, que aunque numerosos, son escasos a diferencia de comunidades más publicitadas durante esta festividad mexicana.
Un hombre mueve la tierra de la tumba de su esposa. Con calma vacía el líquido caliente que se ha acumulado en las veladoras, lo hace en silencio, con cierta solemnidad. Después se queda contemplativo, como en oración, sin atender a lo que le circunda.
Aquí no hay bandas de música, no se siente esa festividad solo se oyen los murmullos de quienes velan las tumbas de sus seres queridos, y de algunos turistas que han logrado llegar al panteón.
De vez en vez se detienen camionetas con turistas que vienen a apreciar la celebración de Noche de Muertos, sin los tumultos que ocurren en en otros lugares muy cercanos a la comunidad de Ihuatzio.
Lo que sí es igual, es la cantidad de niños que piden su calaverita, en esa mezcla, a veces imperceptible de la celebración anglosajona con la mexicana.