Observador ciudadano/Enrique Bautista Villegas
OBSERVADOR CIUDADANO
FRENTE A LA COYUNTURA DE SOLIDARIDAD
Enrique Bautista Villegas
A las víctimas de los desastres naturales que se suscitan en nuestro México. A los fallecidos y afectados por los terremotos del 19 de septiembre de 1995, del 7 de septiembre y del 19 de septiembre de 2017. A los ciudadanos honestos y de buena fe, que somos la inmensa mayoría de los mexicanos.
El terremoto que azotó a la región central del país me tocó circunstancialmente fuera de México. El martes 19 llegué a un cita a las 2:00 de la tarde con un proveedor extranjero al que compro algunos insumos para mis procesos productivos. Al recibirme me preguntó si estaba al tanto del temblor que había afectado a la ciudad de México esa mañana. Le contesté que no había tal, que seguramente la noticia que había escuchado o leído se refería al acto conmemorativo del terremoto del 19 de septiembre de 1985 en el que habían muerto miles de personas derivado de la caída de cientos de edificios.
Desafortunadamente el pésimo servicio de Tel-cel evitó que me pudiera comunicar a mi trabajo y con mi esposa e hija hasta la hora de la cena, cuando les llamé desde el hotel en que me hospedaba. Después de los reclamos por no responder a sus llamadas me informaron sobre la magnitud de la desgracia sufrida unas horas antes. Mi sorpresa fue mayúscula por partida doble: Por un lado, al enterarme que en efecto había habido un terremoto en mi querido México ese medido dia, tal como lo había señalado mi interlocutor. Por el otro, por la fatídica coincidencia de fechas; 32 años exactamente después de la tragedia del 19 de septiembre de 1985 esta se repetía.
Las siguientes horas las pasé pegado a los noticiarios televisivos y al internet revisando las notas sobre la nueva desgracia que enfrentamos como país.
Observé como miles de voluntarios se volcaban a las zonas de desastre buscando ayudar a los afectados. Debo señalar que aún cuando vivo y entiendo la solidaridad del mexicano cuando enfrenta desgracias, este tipo de manifestaciones de afecto y apoyo al prójimo, muy propias de nuestra cultura, no dejan de sorprenderme. Y lo hacen no por ser genuinas o por mostrar la nobleza espiritual que nos caracteriza, aún en un contexto de violencia, inseguridad, e impunidad, como el que nos afecta colectivamente en los tiempos actuales, sino porque solo se hacen patentes en momentos trágicos, de dolor, y contrastantemente, en momentos de algarabía y de fiesta. Somos solidarios en la coyuntura, frente a la desgracia humana y en la pachanga, pero no de manera permanente para buscar superar los problemas estructurales que padecemos y los retos que como sociedad se nos presentan, o aquellos que debemos ponernos enfrente para crecer de manera colectiva y como Nación.
Celebro y me uno a las acciones solidarias que se han emprendido para apoyar a los miles de afectados por el tremendo sismo del día 19. Aplaudo y admiro: a los "Topos", liderados por mi amigo preparatoriano el "Chino" Méndez, y a otros grupos de voluntarios que se meten a las entrañas de los escombros, con el riesgo que ello implica, buscando rescatar con vida a seres humanos desconocidos, a quienes literalmente se le vino encima el techo y las estructuras de casas y edificios en donde se encontraban a la hora del sismo. A los miles de voluntarios que desinteresadamente se acercan a donar unos cuantos pesos o sumas considerables de dinero, así como bienes, medicamentos y alimentos básicos, casas de campaña, cobijas, colchonetas, agua, enlatados, entre muchas otras cosas. A aquellos que pasan noches y días ayudando a remover escombros y a trasladar a los heridos rescatados a las ambulancias y hospitales para recibir la atención médica que requieren. Agradezco también la solidaridad y el apoyo de los grupos de voluntarios y equipos que llegan desde el extranjero.
Espero que no se me malinterprete por tocar el tema en estos momentos de crisis, desgracia y dolor; pero no alcanzo a comprender, y me irrita esa incomprensión, sobre: Porqué no cerramos filas, nos organizamos y actuamos solidariamente, para enfrentar los problemas estructurales que nos afectan? ¿Porqué no nos organizamos como sociedad para terminar de una vez por todas con el abuso de malos gobernantes, pseudo representantes populares, pseudo servidores públicos y pseudo empresarios sinvergüenzas? ¿Porqué, a pesar de que la inmensa mayoría de los mexicanos somos personas decentes y honestas hemos tolerado décadas de pillerías por parte de pequeños grupos de prepotentes deshonestos? ¿Porqué hemos permitido que estos supuestos iluminados nos "pongan la pata encima", y se hayan enriquecido a costillas de las mayorías, y hayan entregado como si fueran suyas las riquezas del suelo y el subsuelo de la Nación a grupos de poder económico locales y extranjeros? ¿Porqué no somos capaces de organizarnos como colectivo social para aprovechar sustentáblemente nuestras riquezas y potencialidades naturales, para beneficio de todos, y no de unos cuantos abusivos?
En unos meses acudiremos a las urnas a elegir nuevos representantes populares: legisladores y mandatarios, quienes reciben nuestro mandato como sociedad para operar de manera transparente y eficiente la administración del gobierno, y no para mandarnos y mangonearnos a su antojo como en los hechos lo hacen. No permitamos como sociedad que vuelvan a abusar de nuestra buena fe, a engañarnos y mantenerse en el poder para seguir abusando y disponiendo del patrimonio nacional como si fuera de ellos.
Construyamos ya organizaciones sociales que nos permitan enfrentar y superar desgracias como las del 7 y el 19 de septiembre de manera organizada. Pero que nos permitan también erradicar los cánceres de la corrupción, el abuso y la impunidad; de la iniquidad en la distribución de la riqueza y el bienestar; de la inseguridad, la delincuencia y la violencia. Construyamos sociedad civil y organizaciones sociales que nos permitan generar sinergías colectivas y crecer, no aritmética sino exponencialmente como país.
Todo ello dependerá de la voluntad de la mayoría de los ciudadanos; de que aprovechemos y aprendamos de la coyuntura de solidaridad que experimentamos por las desgracias que nos afectan en estos momentos.
@enriquebv