El Observatorio Político/ Leovigildo González
08 de agosto de 2017
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19:19
Militares abandonados
Han pasado 11 años, de que Felipe Calderón ataviado de militar en Apatzingán, declaró la guerra contra el narcotráfico, dijo en aquel momento que el trabajo del Ejército sería temporal, la realidad es que es imposible que regresen a los cuarteles.
Fue así que la imagen intachable de los castrenses comenzó a desgastarse, a quienes comenzaron a combatir también se armaron y entrenaron, los policías locales se habían quedado rebasados con muchas dudas de sus nexos criminales y su opacidad.
La sociedad también comenzó a exigirles resultados, la tarea de seguridad pública, no está dentro de sus capacidades, han demostrado que tienen deficiencias en Derechos Humanos, habrá que recordar que un Ejército se prepara para la guerra, no para patrullar.
En Michoacán, lugar donde comenzó la famosa lucha contra el narcotráfico, requiere de las fuerzas armadas, su trabajo ha sido fundamental en ciertas zonas para la estabilidad y gobernabilidad, pero actualmente de la mano de las autoridades estatales.
Pero hay que aceptar que los militares, comenzaron a sentirse abandonados, por un lado las constantes observaciones de Derechos Humanos, por el otro, las autoridades civiles, pero también las autoridades castrenses e incluso los medios de comunicación.
Los delincuentes, también comenzaron a desafiar la autoridad militar, armas largas, lanza granadas, vehículos blindados, son algunas de las herramientas que adquirieron para atacar, los policías no sólo habían quedado observando, su armamento y patrullas, estaban absolutamente rebasadas.
La Ley de Seguridad Interior, quiere legitimar y darle orden al trabajo de los militares, aunque esa no creo que sea la vía, los diputados federales y el Senado estarían aceptando que las fuerzas armadas no saldrían pronto de las calles.
La propuesta.
Es definitivo que lejos de apostar en una nueva Ley, se deben de tener cuerpos de seguridad sólidos, que hagan realmente la función para la cual se les paga, uno de los proyectos que han funcionado fue en Ciudad Juárez.
Ahí las autoridades municipales actuaron, asumieron su responsabilidad y actualmente son mínimos los operativos castrenses, al menos que sean quirúrgicos, al igual que en Nuevo León con la Fuerza Civil.
Lo idóneo es que haya policías bien pagados, capacitados, corporaciones civiles que también actúen contra delitos de delincuencia organizada y así evitar el desgaste del Ejército.
La aceptación
A principios del 2006, el Ejército tenía una aceptación en los mexicanos del 90 por ciento, 11 años después, Parametría, empresa dedicada a encuestas, reporta que sólo 6 de diez mexicanos aprueba su labor.
Según el estudio realizado en enero de este año, la confianza ciudadana en los militares data de un componente histórico.
Asimismo se destaca el trabajo que realizan en desastres naturales y en distintas zonas del país en alfabetización de personas.
Pero a pesar de todo eso, la aceptación sigue a la baja, al estar al frente de seguridad pública.
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