Aumento de trata de personas, cuestión de justicia internacional urgente

MORELIA, Mich., 30 de julio de 2017.- El alarmante aumento de la trata de personas es uno problemas políticos, sociales y económicos vinculados al proceso de globalización que representa una amenaza a la seguridad de cada nación y una cuestión de justicia internacional urgente, afirmó el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos.
En el Día mundial contra la trata el arzobispo dedicó su mensaje a sensibilizar sobre este delito que explota a mujeres, niños y hombres con numerosos propósitos, incluidos el trabajo forzoso y el sexo.
Aproximadamente un 30 por ciento de las víctimas de la trata son niños, y un 70 por ciento son mujeres y niñas, según datos publicados del Informe Mundial sobre la trata de personas.
“La trata implica captar una persona, trasladarla, coaccionarla, venderla, amenazarla, violentarla, usarla descartarla. Hablamos de violencia física, psicológica, de engaño o pseudo convencimiento, a veces con intervención de familiares o personas con las que la víctima está comprometida afectivamente”.
La trata de personas humanas constituye un ultraje vergonzoso a la dignidad humana y una grave violación de los derechos humanos fundamentales, indicó Garfías Merlos al recordar que el Concilio Vaticano II se ha referido a la esclavitud, la prostitución, la trata, así como las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como personas libres y responsables, que son “oprobios que al corromper la civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes padecen la injusticia y son totalmente contrarios al honor debido al creador”.
Estas situaciones son una afrenta a los valores fundamentales que comparten todas las culturas y todos los pueblos, valores arraigados en la misma naturaleza de la persona humana, señaló en su mensaje al que dio lectura en la acostumbrada rueda de prensa que ofrece los domingos después de oficiar la misa de las 9:00 horas.
En esta ocasión el arzobispo estuvo acompañado por el obispo auxiliar Carlos Suárez Cázares quien reconoció que la Iglesia Católica a lo más que ha llegado es a auxiliar espiritualmente a sexoservidoras, pero no de manera sistemática.
Los dos obispos negaron tener conocimiento de trata de personas en el estado o alguna referencia, en confesión, de víctimas o tratantes, lo que Suárez Cázares calificó como una “ocurrencia”, pero luego de recordarle que ha habido nuncios como Girolamo Prigione que se reunía con narcotraficantes, aceptó que confiesan a gente de todo tipo.