Columna empresarial/Santiago Galicia Rojon
Santiago Galicia Rojon
Entre 1988 y 1989, se fundó en Michoacán un Consejo Coordinador Empresarial. Su presidente era un empresario mueblero, Enrique Soria Saldaña, quien mensualmente convocaba a los líderes de la iniciativa privada con la intención de tratar asuntos relacionados con la situación de cada sector y específicamente, hay que recalcarlo, el escenario político con la fuerza que cobraba el partido de izquierda recién formado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Así, el líder del entonces Consejo Coordinador Empresarial de Michoacán, hablaba lo mismo de los sectores de la construcción y las tortillas, que del comercio, la industria y los servicios, con la misión de criticar las acciones del perredismo. El sector productivo estaba preocupado, entonces, por los bloqueos, marchas, protestas sociales y enfrentamientos callejeros protagonizados por ese grupo político que crecía.
Pronto, la agrupación -cúpula de cúpulas- perdió respaldo por parte de los presidentes de algunas de las asociaciones y cámaras empresariales de la entidad, ya que percibieron que algo extraño había atrás. Resultaba muy raro, por ejemplo, que tras los desayunos de trabajo, que no eran en el puesto de garnachas, sino en restaurantes de prestigio, la cuenta estuviera pagada para todos. Evidentemente, el gasto no era absorbido por el empresario mueblero, quien por cierto siempre tuvo excelente trato con los escasos reporteros que entonces cubríamos la fuente económica, por no decir que generalmente éramos tres.
En aquella época, el presidente del entonces Centro Empresarial de Morelia, filial de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Gabriel Pérez-Gil Hinojosa, se reunió con otros dirigentes del sector privado con la intención de hablar acerca del tema, y llegaron a la conclusión de que quien pagaba las cuentas y se encontraba atrás del llamado Consejo Coordinador Empresarial de Michoacán era, obviamente, el Gobierno del Estado. Lógicamente, se dio la desbandada y la agrupación perdió el control que se pretendía obtener del sector productivo.
Así, don Enrique, como le llamaban, casi quedó solo; pero era un hombre atento con los medios de comunicación y generalmente estaba dispuesto a hablar, proporcionar datos y ofrecer sus puntos de vista, sobre todo en una época en que no pocos funcionarios y empresarios daban trato discriminatorio a los reporteros que no laboraban en los principales medios de comunicación.
En esos días, había dos dirigentes empresariales muy activos, el economista José Antonio Garrido Mejía, como líder, primero, de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automóviles en Michoacán (Amda) y posteriormente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicio y Turismo de Morelia (Canaco), y Gabriel Pérez-Gil Hinojosa, quien permaneció cuatro años en la presidencia del Centro Empresarial de Morelia y estuvo al frente, incluso, de la Federación Empresarial de Occidente. Eran personajes y agrupaciones ajenas al entonces llamado Consejo Coordinador Empresarial de Michoacán. La atención se centraba más en las declaraciones de ambos líderes que en el decaído Consejo Coordinador Empresarial de Michoacán.
Como todo dentro del acontecer humano, el Consejo Coordinador Empresarial de Michoacán quedó entre las páginas empolvadas de la historia y más tarde en el olvido. Otro intento, en la década de los 90, fue con la creación de la Coordinadora de Cámaras y Asociaciones Empresariales del Estado de Michoacán, antecedente del actual Consejo Coordinador Empresarial de Michoacán, muy sui géneris, con mayor presencia, estrategia y poder por los personajes que lo conformaron.
Lo criticable del asunto es que algunos de quienes intervinieron, lo hicieron con el respaldo gubernamental, y ellos lo saben muy bien, aunque lo nieguen. Quien esto escribe, tuvo oportunidad de hablar, en su momento, con algunos de los personajes que tuvieron influencia en la integración de dicha agrupación, y admiten y lamentan las intenciones de su materialización en vez de haberse enfocado a la construcción de una asociación más auténtica y libre.
Así, habría que revisar la trayectoria de la agrupación, casi siempre cerrada, con sus misterios y la convocatoria a los medios de comunicación solamente cuando pensaban que era conveniente, es decir de acuerdo con sus intereses. Ciertas ocasiones, habrá que memorizarlo, se volvió aplaudidora de las acciones oficiales. Habrá que recordar que en cierto período de su historia, el Consejo Coordinador Empresarial tuvo problemas hasta con un logotipo, tomado de la agrupación nacional que lleva el mismo nombre; pero también tuvo algunos buenos momentos.
Ya con Arcadio Méndez Hurtado, empresario en el ramo de líneas de autobuses y hasta hace poco líder del Consejo Coordinador Empresarial, la agrupación obtuvo un poco de mayor apertura con los medios de comunicación, con sus períodos repentinos de silencio incomprensible, es cierto. Más allá de las críticas y diferencias que se suscitaron con otros líderes empresariales, al menos declaraba cuando coincidíamos con él en los actos públicos.
No se trata de que un líder empresarial sea el mejor si declara o no, pero es fundamental que tenga apertura para hablar y fijar posiciones a nombre de sus representados, dar a conocer acciones y proyectos, en fin, no amurallarse con bloques de compromisos políticos y otros asuntos más personales o de grupos reducidos que de bien común.
Ahora lo lidera un empresario reconocido y quien hasta hace algunos meses fue presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles del Estado de Michoacán (Ahmemac), Agustín Arriaga Díez, cuyo reto, aparte de su programa de trabajo, indudablemente es que la agrupación tenga verdadera credibilidad, que sea un órgano auténtico de la iniciativa privada michoacana y que reconozca y apoye las acciones gubernamentales y políticas cuando sean acertadas, pero que las denuncie si son incorrectas o se detectan decisiones erróneas o acciones nada transparentes.
Obviamente, la situación de la hora contemporánea es demasiado compleja en materias económica, política, social y de seguridad, empleos y niveles bajos de aprovechamiento educativo, entre otros temas.
Los retos son enormes. Su solución no necesita reflectores, como en ciertas etapas del pasado, sino estrategia, rumbo, poder de convocatoria, seriedad y mucho trabajo responsable.
Durante su toma de protesta, Agustín Arriaga Díez mencionó cinco ejes dentro de su plataforma de trabajo, entre los que destacan unidad de la iniciativa privada para que el Consejo Coordinador Empresarial tenga solidez y sea capaz de influir en las políticas económicas de Michoacán; fortalecer la ética y los valores dentro y fuera de la agrupación, y coadyuvar al combate de la corrupción e impunidad.
Se comprometió, igualmente, a trabajar directamente con las micros y pequeñas empresas michoacanas y aprovechar todos los programas oficiales para su desarrollo; pero también a permanecer cerca del Congreso del Estado para que la legislación atraiga las inversiones michoacanas, y desde luego ser vínculo con las autoridades municipales, estatales y federales para trabajar por el desarrollo de la entidad. Destacó también la transparencia en las licitaciones y la inclusión de empresas michoacanas en las mismas.
Se trata de un proyecto con visión e integral, incluyente. Habló de temas importantes como el impulso a las micros y pequeñas empresas michoacanas. Es un sector muy amplio y significativo, el cual paradójicamente se encuentra muy descuidado. Es un acierto sumarse a ese sector para ayudar a propiciar su crecimiento.
Otro asunto que hay que valorar es el relacionado con la participación de las empresas michoacanas en las licitaciones y la transparencia de las mismas. Es necesario que alguien hable con precisión y bajo la luz de la realidad sobre estos temas tan delicados que afectan a los michoacanos. Es acertado el pronunciamiento del nuevo líder de la agrupación.
No obstante, existe controversia entre algunos en el sentido de que las tomas de protesta de las directivas de agrupaciones empresariales sea por parte de políticos y funcionarios, hecho que, aseguran, les resta autenticidad y méritos, ya que es un anticipo de que estarán sometidas al arbitrio oficial. Tal vez sea en un afán de hacer partícipes a las autoridades y comprometerlas en los grandes proyectos estatales y la responsabilidad compartida de trabajar por Michoacán. Lo importante serán, después de todo, las acciones y los resultados.
Hoy, la confianza empresarial está depositada en Agustín Arriaga Díez y su directiva. Lo consideran empresario con capacidad y experiencia para representar a la iniciativa privada michoacana y trabajar, en coordinación con las autoridades, en la construcción de un estado próspero. Dicen que no les fallará. Es fundamental que cuente con la confianza empresarial.
Por otra parte, solamente habría que recordar una peccata minuta que podría convertirse, si no se atiende, en obstáculo para la difusión de las acciones y declaraciones del Consejo Coordinador Empresarial del Estado de Michoacán, y es referente al trato que recibieron los reporteros en Uruapan, durante la toma de protesta de la nueva directiva.
Algunos de los organizadores desdeñaron la función de la prensa. El trato hacia los comunicadores no fue digno. Revisemos algunos detalles, evidentemente basados en las experiencias de varios de los reporteros. ¿Qué comentaron? “La mesa que nos dieron era plegable, muy diferente a las de los invitados. Mientras el menú de los empresarios consistió en pasta de champiñones y escalopas de res, a nosotros nos sirvieron, al final, pollo con tomate y arroz”.
Y la queja fue más allá: “los empresarios no permitieron que los entrevistáramos. Fueron actitudes groseras y humillantes hacia nosotros, pues sabían perfectamente que íbamos a trabajar, que viajamos desde Morelia y que no estábamos por gusto o por esperar algún regalo. Fuimos a trabajar, no a mendigar”.
Es un llamado a Agustín Arriaga Díez para que ponga orden entre la gente que lo apoya en la organización y logística porque de lo contrario sus declaraciones, trabajo e imagen se derrumbarán y parecerán contradictorias en los hechos y dará la impresión, en consecuencia, de que la actuación será como no pocos de quienes lo antecedieron en el cargo, que solamente se sirvieron de la prensa cuando la necesitaron para proyectarse.
La dignidad y el respeto a los derechos humanos son trascendentales en México y el mundo. Si no existe la intención o el presupuesto para invitar a los medios de comunicación, es preferible convocarlos después del desayuno y la comida, y no hacerlos a un lado. Es de muy mal gusto desayunar y comer, mientras los reporteros, de quienes se sirven para difundir su imagen, permanecen parados. Esa costumbre debe terminarse. Desde luego, hablamos de los verdaderos reporteros, de aquellos que van a trabajar, no de quienes fingen serlo para asistir a un banquete.
A las cosas y a los hechos hay que tratarlos integralmente para darles un sentido justo. Previamente a la toma de protesta en la antigua Fábrica de San Pedro, en Uruapan, Agustín Arriaga Díez mencionó a quien esto escribe que habría espacios para la prensa y se notaba optimista, lo que deja entrever que la intervención de sus colaboradores fue la que ofendió a los reporteros que no fueron tratados dignamente. En eso hay que tener mucho cuidado. Es importante que lo sepa.
Por lo demás, es innegable que Agustín Arriaga Díez cuenta con el respaldo y la simpatía de la mayoría de los integrantes de la iniciativa privada michoacana. No cabe la menor duda de su capacidad e intenciones; sin embargo, por delante tiene mucho trabajo y el reto de reconstruir lo que está mal al interior de la agrupación, darle una imagen diferente y multiplicar acciones por el bien del sector productivo y el desarrollo de Michoacán.