Itinerario político/Ricardo Aleman
¡El PAN y la extorsión política!
Sin duda que algo grave o muy grave está ocurriendo en el proceso electoral de Coahuila. Está claro que esa elección “apesta”.
Pero no, que nadie se equivoque. No estamos hablando solo de las supuestas o reales irregularidades denunciadas por los perdedores de la elección del pasado domingo.
No, lo cierto es que también nos referimos a la perversión política del PAN, PRD, y Morena --ente otros, todos tomaditos de la mano-, que pretenden llevar el caso Coahuila al nivel de uno más de los groseros chantajes políticos de antaño, que no eran otra cosa, que una variante del fraude electoral.
Chantajes como el que le arrebató el triunfo a Ramón Aguirre, del PRI, en Guanajuato, para entregarlo a Carlos Medina, del PAN, gracias a que Vicente Fox engaño a todos con el cuento de un supuesto fraude electoral y que terminó con una negociación política que desde 199 no ha sacado a los azules del estado.
Y es que les guste o no a los perdedores de siempre, a los medios y periodistas militantes y a los opinadores por consigna, lo cierto es que en Coahuila, los tres principales partidos derrotados –PAN, PRD y Morena-, tratan de forzando políticamente la rendición del PRI, a cambio de que entregue el gobierno de Coahuila, bajo la promesa de que --de esa manera--, los opositores al PRI dejarán en paz la elección mexiquense.
Dicho de otro modo, que los grandes derrotados de la contienda del pasado domingo, no solo no saben perder, sino que pretenden ganar con mentiras, engaños y marrullerías los votos que no consiguieron en las urnas.
¿Lo dudan?
Vamos a suponer –sólo a suponer--, que resulta cierta la versión de que en Coahuila se cometieron las más grandes irregularidades de la historia; que la elección fue un gran fraude orquestado por el gobierno estatal y que el PRI incurrió en las peores prácticas para robar la elección. Pensemos que, por un momento, todo lo anterior es cierto.
Entonces –frente a la hipótesis anterior-, el sentido común, el sentido político y la justicia –las leyes-, dictan que para probar que existieron todas las irregularidades que acusan los opositores, entonces se debe recurrir a lo que establece la ley vigente. Es decir, verificar que se cumplan los supuestos de la ley, para llevar a cabo el recuento de votos y, en consecuencia, sancionar a los culpables y determinar si existen condiciones para reponer la elección.
De esa manera se podría probar el tamaño del supuesto fraude, de la trampa y del engaño a los ciudadanos y, por tanto, la autoridad podría contar con los elementos para aplicar la sanción respectiva.
Sin embargo, cuando la autoridad electoral de Coahuila hizo todo lo que manda la ley; cuando inició el recuento de votos en más del 50 por ciento de las casillas, resulta que PAN, PRD, Morena y otros, anunciaron que abandonan el recuento de votos, ¡para no convalidar el fraude!
¡Increíble…! ¿Qué entiende usted de lo anterior? ¿No le parece una locura? ¿No es un despropósito?
En efecto, cuando los partidos derrotados en Coahuila se niegan a participar en el recuento de votos, en realidad no rechazan el supuesto aval del fraude. No, en realidad están reconociendo que el supuesto fraude es un engaño, una mentira, un chantaje y un intento de extorsión política.
¿Por qué?
Porque si existieran las pruebas del fraude las pudieron exhibir en el recuento, y si el fraude fue del tamaño que dicen, el recuento de votos permitiría determinar si estaban dadas las condiciones para anular la elección.
¿Por qué, entonces, si están tan seguros del fraude los dirigentes y candidatos del PAN, PRD y Morena, abandonaron el recuento de votos?
La respuesta la sabemos todos. Porque saben que el supuesto fraude es una mentira, porque no tienen manera de probarlo y porque quieren forzar una negociación política que les dé en la mesa lo que no les dieron los votos.
¿Y por qué esa vulgaridad política, por qué el chantaje y por qué se presta el PAN para ello?
La respuesta es elemental, Ricardo Anaya se niega a perder el pasaporte para 2018. Cree que negociando Coahuila tendría de vuelta el boleto para la candidatura presidencial por el PAN. Por eso busca, de lo perdido, lo que aparezca.
Y también por eso la propuesta al PRI es que le entregue al PAN la elección de Coahuila, a cambio de que en el estado de México el PAN y el PRD dejen de cuestionar el supuesto fraude.
Con otras palabras, el PAN, el PRD y Morena ponen al mejor postor los votos ciudadanos. ¡Lo permitirá el PRI?
Al tiempo.