Honrar a los muertos/Santiago Heyser Beltrán
Los egipcios creían que conservar los cuerpos embalsamándolos les permitía hacer al viaje al otro mundo y así llegar a Nun, su cielo.
S- En la India consideran que cremar a sus muertos permite que su esencia suba al cielo, mientras sus cenizas se funden con las aguas del rio sagrado, el rio Ganges, esperando una reencarnación.
Los indios nómadas de Norteamérica dejaban los cuerpos de sus viejos a la intemperie, sobre una manta colgada en cuatro palos, para morir, dejando que sus cuerpos los comieran los carroñeros y así llegar con El Gran Espíritu.
Los vikingos honraban a sus líderes quemándolos en su barco, para que así emprendieran el viaje al Valhalla ubicado en la ciudad de Asgard, su cielo.
El Neanderthal fue el primer hombre del que se tiene noticia que honraba a sus muertos enterrándolos con instrumentos de hueso para su uso en el viaje al más allá.
R- Guauuu, mi Santias y ni que decir de México donde en algunas comunidades el velorio se acompaña de música y alcohol convirtiéndose en fiesta; o del lindo Michoacán en donde las flores acompañan a los que ya se fueron velándolos toda la noche de muertos. México se distingue por honrar a sus muertos y reírse de la muerte, cultura en la que destacó el maestro Posadas y en donde las Catrinas, figuras artesanales representando a la muerte vestida de lujo, adornan nuestros hogares.
S- Esa parte me gusta, mi Rufo; si como decía Steve Jobs. “El mejor invento de la vida es la muerte”, no debe ser algo que deba atemorizarnos, sino simplemente un paso que complementa el misterio de la vida y que en lo personal, quizás porque ya estoy “betabel”, me da curiosidad.
R- Guauuu, ¿de verdad sientes curiosidad por la muerte, mi Santias?
S- Sipiripi; como puede que no pase nada y simplemente desaparezcamos, puede que pase todo y pasemos a otro estadío a partir de la teoría de que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma y en esa nueva etapa tengamos otro tipo de existencia.
R- Guau, ¿te refieres al cielo o el infierno?
S- No, mi Rufo, creo que el cielo y el infierno son inventos del hombre blanco para controlar tarugos; durante mi niñez me enseñaron que el cielo estaba arriba y era azul, y el infierno estaba abajo, en las entrañas de la tierra y ardía en fuego eterno para que los pecadores purgaran sus faltas. El puntos es la ciencia nos mostró que el cielo no está arriba, ni es azul, que el planeta tierra flota girando en el espacio, siguiendo al Sol que lo atrae con su fuerza de gravedad que compensa la inercia que lo llevaría fuera de su órbita y que tampoco el infierno está abajo, ya que el fuego que tiene el centro de la tierra es resultado de las fricciones y los procesos nucleares que le caracterizan y permiten la vida.
R- Grrr, entonces, cuando mueras, mientras virigüas a donde va tu alma o espíritu: ¿qué quieres que hagan con tu cuerpo, mi Santias?
S- Se que no me gustaría terminar en un féretro enterrado esperando que me coman los gusanos, más bien me gustaría que me convirtieran en diamante, la idea de que la evolución del hombre le permite ahora con su inteligencia emular a la naturaleza y hace en un año lo que a la naturaleza le toma miles ¡Es genial!, primero cenizas y después diamante, mientras, me río de los gusanos que se quedaron esperándome.
R- Guarf, guarf, guarf, me caes bien mi Santias, hasta de muerto haces bromas.
S- Es verdad, mi filosofía de vida es reír como una forma de humanizarnos, pero el asunto es serio ¡De verdad es un milagro que a partir de mis cenizas se pueda fabricar un diamante!, y que este esté en la mano de mi pareja o en el cuello de alguno de mis hijos sería padre, un lazo de unión que les recordaría mi cariño por ellos y los consejos, buenos y malos que les ayuden a vivir mejor y a alcanzar su propia plenitud.
R- Oye, mi Santias; ¿qué no es muy caro el proceso de hacer diamantes a partir de las cenizas de una persona?
S- Si lo es, pero sin duda más barato que hacer una pirámide como los egipcios o quemar un barco como lo vikingos; si puedes darte el gusto ¡Hazlo!, finalmente, como se ha dado en la historia de la humanidad, habrá gente que puede pagar el embalsamador, y habrá gente que no, habrá gente que pueda pagar el proceso de diamantización de sus cenizas y quiera hacerlo para dejar un recuerdo más bello y brillante a sus deudos y herederos y otros que no.
R- Grrr, ¿y la Iglesia que se opone?
S- No se opone la Iglesia, se oponen unos curas, pero piensa: Si consideramos que todo el Universo es obra del Creador, para Él que seas ceniza o diamante es lo mismo, los curas nada tienen que opinar. No así para nuestros familiares que sin duda disfrutarán más la cercanía asociada a la belleza de recordar a su ser querido como diamante ¡Lo que en sí es honrar a los muertos en estos tiempos!… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador