Itinerario Político/Ricardo Alemán
En el último tercio de su gobierno, el presidente debió anunciar una nueva guerra del Estado mexicano. Una guerra en la que –otra vez--, resulta inevitable la intervención federal
Y no, no es una guerra contra el narcotráfico. Tampoco contra el secuestro o contra flagelos como la trata de personas o el cobro de piso.
No, la guerra de Enrique Peña Nieto es contra bandas criminales que roban miles de millones de pesos en hidrocarburos; que ponen en riesgo a miles de personas –a mujeres y niños--, en comunidades de todo el país y que causan un severo daño a la economía nacional.
Y es que si bien el robo de combustible significa un severo golpe a la economía de Pemex, en realidad es una sangría al dinero de todos.
Lo curioso es que se trata de una guerra en la que –de nuevo--, participan el Ejercito y la Marina Armada, además de la policía federal. Y también se trata de una guerra en la que debe intervenir de manera emergente la federación, ante el fracaso de los gobiernos estatales y municipales –de todos los partidos--, y de sus respectivas policías.
Como saben, la emergencia se detonó luego del enfrentamiento entre ladrones de combustible y militares, en Puebla, -en el que perdieron la vida 10 personas, entre ellos 4 uniformado. Lo más indignante es que en la comunidad poblana donde se produjo el enfrentamiento, casi todos los habitantes viven del robo de hidrocarburos y durante el choque colocaron niños y mujeres como escudos humanos, para impedir la incursión militar.
Frente a la tragedia –además de las vidas pérdidas es una tragedia que más pueblos viven del robo de combustible--, Peña Nieto anunció una estrategia de Estado para acabar con el robo de combustible y –para empezar--, desplegó un operativo especial en Puebla.
Previamente, durante el relevo en la Conago –que ahora preside Miguel Mancera--, el presidente Peña Nieto reiteró lo que hemos escuchado a lo largo de toda una década; que los gobiernos estatales y municipales no cumplen su responsabilidad en la lucha contra la violencia y el crimen.
Y tiene razón Peña Nieto; la violencia, el crimen y la inseguridad no serán derrotados, en tanto gobiernos estatales y municipales no hagan su parte; no se comprometan con la creación de cuerpos policiacos eficientes y confiables. Más aún, Miguel Osorio, titular de Gobernación, confirmó lo que aquí adelantamos en su momento; que la federación priorizará el envío de fuerzas federales a los estados que cumplan con la creación de policías confiables.
Lo curioso es que Miguel Osorio puede hacer realidad lo que no logró Felipe Calderón; que los gobiernos estatales cumplan con su responsabilidad y con la creación de policías confiables. Calderón tenía razón.
Al tiempo.