Dictarán curso sobre la influencia de la literatura en el cambio social
MORELIA, Mich., 21 de abril de 2017.- Sandra Lorenzano radica en México desde 1976, es decir, está por cumplir 41 años en este país que le ha adoptado. Salió de Argentina exiliada por la dictadura de ese país sudamericano. La escritora busca en la oralidad, el camino hacia una narrativa social, compartida.
La doctora en Letras por la UNAM presenta, por medio de la Unidad de Investigación sobre Representaciones Culturales y Sociales (UDIR) de la UNAM, un curso que ha llamado Literatura, escritura y cambio social, en el que, a través de 24 horas divididas en cuatro viernes, trabajará con un grupo la fuerza que tiene la literatura como ente transformador social, más que un mero fenómeno cultural.
En la introducción del curso, expone a la oralidad como base de la literatura. Explica que, si se recupera parte de esa oralidad, puede ayudar a eliminar ese miedo que se le suele tener a la literatura en México, bajarla del pedestal en donde a veces es colocada y ponerla al alcance de todos, “sin perderle el respeto, compartir con ella”.
Sandra Lorenzano expone que hay dos tipos de narrador: el nómade viajero, estilo Marco Polo con relatos de viajes, y el sedentario, el que desde el comienzo de la humanidad se sentaban alrededor del fuego y narraba lo que le narraron a su vez, generaciones tras generaciones; “la oralidad como origen de la literatura”.
Profundiza sobre una tradición, mezcla entre oralidad y escritura, donde sitúa al autor de Pedro Páramo, el escritor Juan Rulfo, quien se alimentó de la oralidad tradicional para escribir sus libros.
Ejemplifica con dos tipos de oralidad popular: el rap y el hip hop, “¿qué diferencia hay entre estos y los corridos de la Revolución Mexicana o los juglares del medievo? Ninguna”, cuestiona y contesta. Expone que estos fenómenos nos sacan del objeto libro, “quienes le tengan miedo a los libros, con estas expresiones lo pierden”, asegura.
La especialista dice que hay dos acciones de la narración desde una esfera privada, la confesión y el psicoanálisis, “es la manera de poner en palabras lo que somos o queremos que la gente sepa de nosotros”.
Sin embargo, es desde lo público donde se construye una narrativa que pueda ayudar a sanar los horrores de un país. El poder de las narrativas sirve para fortalecer o incluso debilitar los tejidos sociales, porque generan una memoria-
“¿Qué puede hacer el arte ante el horror?”. Y es aquí, en la construcción de la memoria, que Sandra Lorenzano hace una pausa; la memoria será un tema que irá desmenuzando durante los próximos viernes.