El Observatorio Político/ Leovigildo González

Cambios en el Gobierno del Estado, con beneficios.

Silvano Aureoles se atrevió a realizar lo que parecía urgente, una reingeniería en el Gobierno del Estado, desaparecer dependencias que sólo provocaban gastos y que su operatividad era prácticamente nula.

Así que el lunes, Aureoles dio el anuncio esperado, cambios completos pero uno de los más fuertes fue, sin duda, el de Antonio Soto Sánchez, quién el domingo pasado en la Feria de las Carnitas decía que él seguiría siendo secretario de Desarrollo Económico, sin embargo, el lunes lo presentaron como coordinador de asesores.

Soto, había mantenido una estrecha relación con empresarios, su perfil político incluso lo posicionaba como un fuerte aspirante a la candidatura por el PRD a la Presidencia Municipal de Morelia, lo cuál tras su nueva encomienda parece que será un freno para lo que se avecina en el siguiente año.

Juan Carlos Barragán, en un año y medio del Gobierno de Silvano ya ha ocupado tres cargos, primero en el Icatmi, luego una dirección en la Secretaría de Educación a la cual renunció y finalmente como director general del Telebachillerato, hay que aceptar que su llegada fue triunfal al destrabar un conflicto con el sindicato de esa dependencia y que fue la presión para que saliera Francisco Mora.

Este lunes también sorprendió que por la noche renunciara, Cristina Cortés, al Centro Estatal de Prevención del Delito y Participación Ciudadana, institución noble, que busca acercar a la sociedad con sus autoridades en el propósito de mejorar la seguridad pública.

El caso de la Secretaría de Salud, como dicen en mi pueblo, se cuece distinto, desde la llegada de Aureoles al Gobierno del Estado ya se rumoraba la incorporación de Elías Ibarra a tan importante dependencia estatal, su conocimiento en el tema al presidir la Comisión de Salud en la pasada legislatura, además de su formación como médico militar, lo pusieron desde el inicio de la administración como candidato nato.

Ibarra ha hecho un extraordinario papel como alcalde en Huetamo, su municipio tiene obra pública producto de un gran trabajo de gestión, pero además el Ayuntamiento funciona a la perfección, el ex legislador local deja la alcaldía como un gran reto para quien sea su interino.

Hago énfasis en la Secretaría de Salud, que en un año y medio lleva ya, tres secretarios, Aranza, Hernández y ahora Ibarra, la tarea no es fácil, hay programas fundamentales que se deben atender de inmediato como el abasto completo de medicamentos, además de deficiencias que se vienen arrastrando desde hace muchos años en el sector, también lidiar con los sindicatos será la tarea titánica.

Hay muchísima esperanza en el médico Elías, para que llegue y pueda con una de las tareas medulares del Gobierno como lo es la salud de los michoacanos.

Otro de los cambios para analizar es la incorporación de Gabriela Molina, ex directora del Sistema Michoacano de Radio y Televisión, quién se incorpora a la recién secretaría de Desarrollo Social y Humano, que actualmente está a cargo de otra mujer, Miriam Tinoco, con uno de los programas de mayor beneficio para jóvenes como Beca Futuro, pero además a la subsecretaría que encabeza Molina se le integra Pueblos Indígenas, que anterior era secretaría.

Molina, fue compañera de Tinoco hace dos legislaturas cuando fueron diputadas locales, el enroque fortalecerá los trabajos en temas fundamentales de desarrollo social y humano, la urapense conoce el tema a cabalidad, además de ser un perfil que suma muchísimo al trabajo que realizaba la Secretaría de Política Social.

La Facultad de Derecho.

Andan muy inquietos los contendientes a la dirección, guerra sucia, descalificaciones, campaña abierta en redes sociales, pero para el día de la elección no dudo que haya coacción del voto, movilización de jóvenes, entre muchas cosas que se ven en contiendas grandes, lo peor es que son los jóvenes de 18 a 26 años, algunos más labregones y que incluso ya no están en la universidad,  que participarán en las artimañas, así será imposible cambiar las cosas, cuando nuestra juventud comienza a podrirse.