Mario Bautista: ejemplo para cuerpos de seguridad a 3 años de su partida
MORELIA, Mich., 21 de marzo del 2017.- Policía de formación con más de 30 años de servicio, comprometido con su trabajo y con una trayectoria marcada también por la tragedia, así fue la vida de Mario Bautista Ramírez, director de Seguridad Pública del Estado y miembro destacado de la Secretaría de Seguridad Pública en las administraciones de Lázaro Cárdenas Batel, Leonel Godoy Castro y el priísta Fausto Vallejo.
Mario Bautista Ramírez fue hijo de un policía de la división motorizada. Bautista Ramírez sintió un gran orgullo por el trabajo de su padre, oficio que marcó su vida y la pauta para sus aspiraciones profesionales, relató a un medio de comunicación local en diciembre de 2013.
Su carrera la comenzó en 1977 como policía raso, después pasó a la academia local en 1980, para comenzar así su formación profesional y una carrera en forma dentro de la corporación estatal.
Poco a poco fue escalando en la pirámide de la Secretaría de Seguridad Pública, llegando su primer gran oportunidad en 2005 como director de Seguridad Pública tras el asesinato de Rogelio Salazar en un popular restaurante de Morelia, quedando entonces como encargado de la parte operativa de la institución.
Estando en este cargo, vivió el incandescente conflicto estudiantil de las casas del estudiante de la Universidad Michoacana y los estudiantes normalistas, así como el periodo de recrudecimiento de la violencia en la entidad.
A pesar que gente que trabajó junto a él lo califica de buen negociador, en al menos una ocasión no logró mantener a raya el conflicto con la Escuela Normal Rural de Tiripetío, y en el choque con este sector estudiantil su patrulla fue incendiada, hecho en el que resultó con un brazo roto.
En este puesto también le tocó vivir los granadazos del 15 de septiembre de 2008 y fue la primera autoridad en llegar a la plaza Melchor Ocampo.
Esa prontitud y parecido con uno de los presuntos narcoterroristas le valió para ser considerado como sospechoso por el entonces gobierno de Felipe Calderón, y un año después del atentado fue detenido junto a 33 funcionarios; hechos a los que se le llamó El Michoacanazo.
Tras su detención, fue llevado al penal de máxima seguridad de Tepic, Nayarit, y aislado de su familia, situación que agravó las enfermedades que este venía padeciendo, entre las que se encontraba el cáncer.
Las investigaciones de la autoridad no pudieron comprobarle nexos con el grupo delictivo La Familia Michoacana, ni su participación y omisión ante hechos delictivos o relacionados con el atentado de 15 de septiembre, por lo que después de haber sido trasladado al penal Mil Cumbres de Morelia, fue puesto en libertad en agosto de 2010.
Después de haber sido absuelto de los cargos, Mario Bautista comenzó una nueva batalla: el cáncer; sin embargo, no pudo librarla, y el 21 de marzo de 2014, en el equinoccio de primavera, dejó de existir uno de los elementos policiacos más emblemáticos de la ahora Secretaría de Seguridad Pública.