Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
TRAS BAMBALINAS.- El despertar de la bestia; los partidos grandes se tambalean
Por Jorge Octavio Ochoa
En plena crisis de partidos, hoy es el PRD el que más problemas presenta para enfrentar la próxima elección presidencial del 2018.
Alcanzado por sus propias ambiciones y contradicciones, los militantes del Sol Azteca empiezan a reeditar la fractura que en 1988 Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo causaron en el PRI.
Sin embargo, carentes de figuras de peso como los dos arriba mencionados, los perredistas inician la diáspora semejando más a ratas que dejan el barco, que a líderes que buscan un nuevo proyecto.
La diferencia entre aquellos y estos, es que Cuauhtémoc y Porfirio cimbraron no sólo al partido en el poder, sino que propiciaron toda una fractura que marcó un verdadero cambio en el país.
Aquellos dos no dieron un espectáculo de trapecistas dando el salto de la muerte con red de protección y a ras del piso.
Ellos dejaron todo y se expusieron a pecho abierto ante los ataques de toda una estructura de Estado que los desheredó.
Nadie dice que Barbosa y compañía no tengan derecho a denostar a su partido; a ponerle los puntos sobre las iies y a realizar una asonada para secuestrar una parte del barco.
De hecho, en términos jurídicos, Barbosa, como buen abogado leguleyo, la tiene ganada porque, efectivamente, Alejandra Barrales y CIA violaron su derecho elemental de audiencia.
Sin embargo, en términos éticos y morales, lo de Barbosa es una “cinicada”, con todo respeto a los puristas del lenguaje, que dirán que esa palabra no existe, como tampoco el “sospechosismo”.
Es un acto cínico porque equivale a decir que un día la esposa le dice al marido: “viejito, tu ya no me gustas; es más, me gusta el vecino. Voy a tener relaciones con él, pero no te voy dejar ni nos vamos a divorciar. Tú simplemente me seguirás dando el gasto”.
Así de brutal, así de inmoral suena lo que está haciendo el senador Barbosa. Y su sonrisita burlona y socarrona, sólo acentúa esa sensación de vulgaridad en la que han caído los políticos mexicanos.
“Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”; “un político pobre, es un pobre político”. Esas son las máximas a las que se acoge el señor Barbosa sin ninguna vergüenza ni recato.
Pues bueno, que dios lo agarre confesado porque donde Andrés Manuel López Obrador le haga la trastada y lo deseche como ejemplo contra los prevaricadores, quizá tendrá que dedicarse en el futuro al oficio de abogado leguleyo.
Lo cierto es que AMLO abrió las puertas; ofrece perdones, pero no candidaturas anticipadas. La única candidatura es la de él, a la Presidencia de la República en el 2018.
¿No? Que le pregunten a Ricardo Monreal y Martí Batres, que ahora ven como crece la figura de Claudia Sheinbaum para la candidatura del GDF mientras ellos se eclipsan.
Pero Barbosa, pragmático como es, pensará que quizá tras su asonada, logre la bendición de López Obrador para ser postulado, ya no como candidato a Gobernador a Puebla, sino como simple diputado federal.
¡Aaay don Miguelito! Pero ha sido tan mezquina su actitud, que quizá ni lo uno ni lo otro. Lo único más cierto y seguro que tiene enfrente, es la expulsión del PRD. Y que no espere apoyo, porque los otros 19, virtualmente nunca pertenecieron a ese partido. Siempre fueron feligreses de Andrés Manuel.
Lo de Barbosa pues, no pasa de ser una asonada dentro de Nueva Izquierda contra “Los Chuchos”. Los mismos que lo encumbraron, ahora lo tendrán que combatir. Así son los Miramones.
Pero, insistimos, esto no es nuevo. La del PRD ha sido una historia plagada de pugnas internas, rupturas, mentiras, engaños y traiciones.
LAS RELACIONES CON EL PAN
Desde el 2002, cuando Rosario Robles fue electa dirigente nacional, las disyunciones eran las mismas: Cárdenas y López Obrador estaban en contra del acercamiento y las alianzas con el PAN.
En el lado opuesto se encontraban los negociadores o concertadores: Jesús Ortega, Ricardo Monreal y Amalia García, que hablaban de la firma de un “pacto de transición”, cuando el PAN llegó al poder con Vicente Fox.
Cárdenas, desde entonces, pidió al PRD no convertirse en una oposición útil. Esta confrontación de posturas ideológicas ha tenido desde entonces sus secuelas.
Pero, bueno fuera que sólo se tratara de posturas ideológicas o políticas. El problema es que, en los hechos, muchos en el PRD se han comportado como hordas de golpeadores, capaces de robar urnas en elecciones internas.
Citamos el caso de Rosario Robles porque precisamente su elección como dirigente de ese partido en aquel año, fue una de las más sucias, corruptas y violentas que ha vivido ese partido y que después se repitió en la contienda entre Jesús Ortega y Alejandro Encinas.
En el 2002, el desaseo de las elecciones internas del PRD fue tan grave, que fue necesario cancelar resultados en Hidalgo y Veracruz, mientras que en el Distrito Federal, el principal escándalo se registró en la delegación Iztapalapa, donde las autoridades electorales del PRD fueron virtualmente secuestradas.
En Iztapalapa el Servicio Estatal Electoral del PRD se declaró incompetente para dar a conocer los resultados de la contienda entre Agustín Guerrero y Víctor Hugo Círigo.
La tensión llegó a tal grado, que el SEE tuvo que trasladar las actas de escrutinio al Comité Ejecutivo Nacional del PRD luego de horas de tensión en las que se pidió la presencia de policías y granaderos ya que los funcionarios electorales del PRD fueron secuestrados.
Desde entonces Cuauhtémoc Cárdenas advirtió con toda claridad que era necesario recuperar la confianza de la gente y esto sólo se conseguirá separando “el agua y el aceite”, refiriéndose a las relaciones con el PAN.
Sin embargo, con el paso del tiempo esa línea política se perdió y el PRD empezó el nuevo siglo envuelto en relaciones y candidaturas vergonzantes que llevaron al poder a figuras siniestras como la de Ángel Heladio Aguirre Rivero, en Guerrero; o como la que han lanzado para Nayarit.
Eso ocurrió con la aquiescencia de los ahora senadores que se dicen ofendidos por las relaciones con el PAN, luego de 15 años de haber sido advertidos del pecado, cuando ya eran prevaricadores desde entonces.
Eso que critica ahora Barbosa no es más que una falacia. Es un hipócrita. El pastor al que ahora quiere seguir lo tiene muy claro.
LA TRAGICOMEDIA SIGUE
Por eso, habrá que esperar esta semana que empieza, para saber si Barrales y anexas confirman la decisión de llamar a cuentas al Senador ante la Comisión Jurisdiccional, escuchar sus planteamientos y decidir si le suspenden o no sus derechos.
Al menos ese es el mecanismo que el Tribunal Electoral determinó. Una vez solventado dicho paso, entonces Dolores Padierna podrá lanzar su convocatoria a los senadores para elegir nuevo coordinador de la bancada.
Pero el trámite no es tan sencillo, hay que recordar que junto con Barbosa hay otros 6 senadores en picota, a los que podrían suspender sus derechos partidistas por hacer público su apoyo a AMLO.
Resuelto ese trámite, Padierna u otro, podrían asumir sin problemas la coordinación. Entonces vendrán los días de ostracismo de Barbosa, quien tendrá que atender desde otro despacho a los reporteros de “la fuente”, aunque ese manantial también podría agotársele.
Lo curioso es que, la patética Barrales y su grupo, únicamente acertaron en diagnosticar que el PRD ha perdido credibilidad y legitimidad ante la sociedad mexicana como partido político.
Están en grave riesgo los procesos electorales que enfrentará el PRD, ya que genera una opinión errónea de los principios y línea política que rige a este partido. Bueno, al menos en el análisis fueron honestos.
A Barbosa le dieron un plazo de cinco días para que comparezca personalmente o por escrito ante el CEN para manifestar lo que a su derecho convenga respecto a los actos que le fueron imputados.
En este caso se encuentran Zóe Robledo, Armando Ríos Piter, Alejandro Encinas, Rabindranath Salazar, Mario Delgado y Benjamín Robles.
Pero más patético aún, que ahora el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, pretenda convertirse en el candidato del PRD para la elección Presidencial del 2018.
Envalentonado dice: “No negociamos de rodillas ni pedimos clemencia a nadie”, en alusión directa a López Obrador.
Pero, señor gobernador, mejor váyase a gobernar su estado, donde la delincuencia sigue haciendo de las suyas.