Día de la Candelaria, entre la indolencia y la indigencia
MORELIA, Mich., 3 de febrero de 2016.- Desde lejos sólo se ve bien iluminado el Hospital Infantil; sus alrededores lucen con poca luz, algunas partes del bosque Cuauhtémoc se ven ya sombrías sobre las siete y media de la noche. No es tan fría esta noche como otras, pero amerita abrigarse. Los contornos, apenas iluminados, de las casas de campaña desaliñadas a un costado del hospital, se van acentuando con la cercanía.
Hay una camioneta nueva tipo SUV con la cajuela abierta, dentro de ella hay dos vaporeras grandes, una con restos y hojas de tamales, y la otra con atole. Un grupo de personas sin orden rodean el vehículo. Una señora ofrece atole a todo aquel que pasa por ahí, porque los tamales se han terminado, explica. No sabe quién es Aracely Valdovinos, una de las mujeres que pide donadores y ayuda en la calle Rey Tariácuti, en la colonia Vista Bella.
Explica rápidamente que ella integra, con otras señoras que también están presentes, un pequeño grupo para ayudar a los que están afuera de hospitales, les reparten comida, cobijas o lo que puedan.
Más al fondo se puede ver una mesa de plástico, y sobre ésta una olla de aluminio un poco vieja. Alrededor hay algunas personas tomando atole en vasos de unicel. De entre esas personas, una sonríe y les dice a los demás: “miren, él es el de Quadratín, ya llegó”. Es Araceli.
Se reúnen algunas mujeres, explican su situación. No hay qué comer, no hay dónde bañarse, no hay medicina, hay tratos de prepotencia por parte de los vigilantes del hospital. Una de ellas platica que para poder ver a su niña, en el hospital le dicen que tiene que estar limpia, pero viviendo en las casas de campaña y sin poder asearse por no tener acceso a un lugar con agua, le resulta complicado. Aracely dice que ya cerraron la fuente de “los patos”, que era en único lugar de donde podían sacar agua, lo cual los ha dejado en una situación de mayor carencia.
Una pareja de origen indígena, originaria de Capacuaro, tiene algo más de 20 días en el lugar, tiene asignada una casa de campaña donde duerme. Ellos tienen una bebé de apenas poco más de un mes. Tiene un problema sanguíneo por lo que requiere varias unidades de sangre.
Un hombre que es migrante y fue deportado, ha permanecido varado por más de dos años, se le nota desesperado, en busca de un trabajo que le dé para vivir con cierto decoro. Está enfermo, la espalda débil y problemas gastrointestinales. Necesita también medicina como Omeoprazol, bromuro de pinaverio y levofloxacina.
Una petición unánime entre los que ahí pernoctan y tienen niños enfermos en el hospital, es que les preste el gobierno, dicen, la casa donde estuvo viviendo la madre del ex presidente michoacano Felipe Calderón Hinojosa, y que está muy cerca del Hospital Infantil. Argumentan que la casa está vacía, “no vive nadie ahí” comentan. “sólo queremos que nos presten un lugar donde bañarnos y donde lavar ropa” señala a Quadratín una señora que lleva ahí alrededor de tres meses.
Una mujer, que tiene una niña internada, no puede ingresar a verla porque está enferma y no le permiten la entrada al hospital. El problema, cuenta, es que como duerme con frío y no tiene dinero para el medicamento, no pude recuperarse y sigue sin ver a su hija. Ella requiere Ambroxol-Dextrometofano para adulto, y paracetamol, por si alguien puede ayudarle, pide.
Araceli explica a Quadratín que necesitan toallas sanitarias, papel higiénico, ropa, cobertores, cobijas, medicamento, comida, lo que se pueda. Dice que si alguien va a donar algo, se lo dé directamente a la persona, sin intermediarios.