Se presentó cuarteto de flautas en Morelia
MORELIA, Mich., 22 de noviembre de 2012.- Doblar la realidad en cuatro y guardarla en cualquier bolsillo. Caja musical para armar. Pureza del aire fresco. Dónde soy, eres, somos. Flautas al fondo nos saludan de mano, cuatro: soprano, contralto, tenor y bajo, escala natural, cuatro flautas y ocho manos.De acuerdo a un comunicado de prensa, se trata de la agrupación Hortus Musicus conformada por Berenice García, Ignacio Vázquez, Eduardo Arámbula y su director, Sergio Sandoval. Es la tarde del miércoles en un espacio que con sólo nombrarlo refiere ya animosidades estudiantiles, mochilas, libros y conversación: el auditorio de la Universidad Nacional Autónoma de México, campus Morelia.Allí convocó a los escuchas el Festival de Música de Morelia “Miguel Bernal Jiménez”, en libertad de protocolos y posibilidad de aplausos, de intercambio entre músicos y asistentes. Conversación de miradas y asombros gracias a un cuidado repertorio. La flauta dulce divierte y convoca destellos de niñez. Y hubo niños, pero niños todos bajo la fantasía musical, arropados, serenos, sin pesadillas…El paseo fue más o menos así: La Guerra (fragmento), de Mateo Flecha “el viejo”; Danzas de Terpsichore, de Michael Preatorius; Balled des Baccanales, Gallarda (es decir una improvisación); Esurientes implevit bonis, de Johan Sebastian Bach; una Romanza, de Ludwin van Beethoven; un variadito de Danzas modernas (tango, ragtime y foxtrot) con arreglos de Mályás Seiber; Can’t buy me love, de Lennon y McCartney con arreglos de Keith Abbs; Le petit noir, de Claude Debussy.Y bueno, estos caracoles dulces pueden sonar muy sin chiste ni significado así presentados por su nombre a secas, pero con un mínimo de imaginación y quizás alguna ayudadita cibernética, uno bien podría convocar en resbaladilla los sonidos de las flautas, y, por qué no, catapultar los sueños y las ansias de memoria.En este concierto no se trataba de entender ni de intelectualizar, nada de mano en la barbilla y cara de musicólogo. La propuesta fue respirar oxígeno desde ventanas imaginarias, abiertas a campos floridos y palpitar de pájaros. Abiertas para escaparse y correr sobre pasto, entre arboledas, columpiarse en alguna liana o tirarse en el campo a mirar pasar las nubes con forma de notas musicales.Aprendiz de mago. Equilibrista. Prestidigitador. Humano humanizado. Doblar la realidad en cuatro y atesorarla en un cajón o en el ropero. Loco frenesí liberador. El roto para el descosido. El loco untado en el paisaje. El roto que rompe las trabas cotidianas. Eso y más, si es que uno se presenta dispuesto y animoso.El cuarteto Hortus Musicus fue fundado en 1992 y en curriculum se asegura que su especialidad es la interpretación de música para flautas dulces, así como adaptaciones de obras para dichos instrumentos.Sus integrantes tienen la experiencia que sólo los años muy bailados y oídos entrenados, la obsesión por lo medieval, lo renacentista, lo barroco, lo virreinal y lo contemporáneo, melómanos de cepa a no dudar. Y obvio, músicos sin remedio.Una mujer y tres hombres de negro maravillaron, como una caja musical que se abre y se le da cuerda hasta la insistencia más hermosa y saludable, mil veces… el gusto de doblar la realidad en cuatro, o incluso extenderla, pero a cuatro flautas…