Flautas, una familia singular
MORELIA, Mich., 21 de noviembre de 2012.- Miradas térmicas que concentran el calor de la hospitalidad, atentas a un concierto didáctico, singular, lúdico, administrado con amor, solidaridad, compañerismo, estar con el otro, sin más trámite que la música como vaso comunicante: seres humanos al fin y al cabo, niños que padecen el terrible cáncer, pero a cambio inducen a la valentía de su existencia aferrada a la vida.De acuerdo a un comunicado de prensa, sin tonos melodramáticos ni referencias diminutivas, sin subestimar ni rebajar al carácter de enfermos, Ignacio Vázquez, especialista en música antigua, ofreció un concierto didáctico en Casa AMANC (Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer), como parte de las actividades paralelas del Festival de Música de Morelia “Miguel Bernal Jiménez”.“Una familia singular”, es un recorrido didáctico por los sonidos y las características físicas de la familia de las flautas, consanguíneas por el aliento que les otorga la sonoridad.De la flauta “chirris” a la flauta “bajo”, Ignacio Vázquez alumbra el camino de los niños a través de diversas melodías compuestas por músicos clásicos de variopintas épocas y países: Francia, Alemania, Rusia, España, están presentes en el melódico viaje.En el juego se finca el conocimiento y en el deleite se cocina el disfrute… y por ende, quien escucha y le sabe, se convierte en mejor ser humano, porque ya floreó la semilla del arte en alguno de los interiores corporales.Los niños que conviven en Casa AMANC en compañía de sus madres y sus padres, disfrutaron la explicación (siempre con humor del que sencillamente nace el amor), la historia, los nombres y la interpretación de las flautas dulces, familia de muy afinadas maneras.Ni qué decir de la sobrada atingencia de Ignacio Vázquez, gustoso de compartir y convencer a todos los asistentes de la importancia que tiene la música en nuestras vidas, desde la simple y llana sonrisa hasta el juego implícito en la consolidación del concierto. Breve sí, pero de amplitud generosa.Y ya los niños le regalarán cada uno a Ignacio un corazón de cartulina, como muestra del afectivo lazo que propicia el agradecimiento cristalino y nítido. Qué más asombro para los adultos que la espontánea sonrisa de un niño.La música enciende mechas, consolida fogatas y alrededor los niños conversaron de tú a tú con la familia de las flautas y los sonidos de ese lenguaje universal que nos hermana a todos los que por alguna u otra razón, andamos medio acalambrados por la vida.