Al derecho y al revés

En 1866 el médico británico John Langdon Haydon Down descubrió que cierto grupo de personas tenían en común ciertas características clínicas que los hacían diferentes a los demás. La causa no se conocía, y fue hasta 1958 cuando Jérôme Lejeune, genetista francés, descubrió que este síndrome se debe a una alteración cromosómica del par 21.
Este 21 de marzo se conmemora el Día Mundial del Síndrome de Down, instituido por la Asamblea General de la ONU desde el año 2012.
El objetivo de esta efeméride es crear una mayor conciencia sobre este trastorno congénito, uno de los más frecuentes a nivel mundial, junto con las malformaciones cardíacas y los defectos del tubo neural.
En vísperas de esta conmemoración, es necesario reconocer que el síndrome de Down no es una enfermedad, sino una alteración que implica la presencia de un cromosoma extra, lo cual no es obstáculo para que ellos y ellas sean incorporados a la vida productiva, estudiantil y familiar, recibiendo un trato digno, pues quienes padecen esta alteración genética por lo general son discriminadas, estigmatizadas y excluidas.
A principios de 1900 la expectativa de vida de una persona con Síndrome de Down era de 10 años, en la actualidad ha subido hasta 50 y esto ha sido determinante para que se incorporen cada vez más en la vida laboral, académica, artística y deportiva, siendo incluso reconocidos a nivel mundial.
Tenemos por ejemplo el caso de una jovencita excepcional, Bárbara Wetze, atleta, originaria de Coatzacoalcos, Veracruz, quien en 2024 tuvo un destacado lugar en el Sexto Campeonato Mundial de Gimnasia Artística Femenil con Síndrome de Down, celebrado en Antalya, Turquía.
Barby, como es conocida por sus allegados, fue detectada con hipotonía al nacer y pese a que esta enfermedad afecta el desarrollo de los músculos, eso no fue impedimento para que llegara a ser una de las más reconocidas deportistas de este país, con reconocimientos importantes en su carrera, como el Premio Nacional del Deporte y el Premio Estatal del Deporte.
Paco de la Fuente es otro mexicano con Síndrome de Down que nos llena de orgullo. Actor y bailarín, fue el primer actor en ganar el Ariel como la Mejor Revelación Masculina, en 2017.
Y podríamos extender la lista a personas de otros países, como Fernanda Honorato, reportera, bailarina y atleta brasileña, Ángela Bachiller, política, que en 2013 se convirtió en la primera concejal con Síndrome de Down en España o Ayelén Barreiro, patinadora paralímpica argentina. Ellos y muchos más tienen historias inspiradoras que nos invitan a dejar de lado los prejuicios sociales que por años los han marginado.
En vísperas de este 21 de marzo, vale la pena recordar que como sociedad tenemos varios pendientes con aquellas personitas que viven con Síndrome de Down, como fomentar buenos hábitos en ellos y sus familias, procurar la atención temprana de su salud, como cardiopatías, problemas oftálmicos o pérdida de la audición, pues su atención temprana aumenta su esperanza de vida.
Hoy por ellos, mañana por nosotros.