Defensores de migrantes
Que importante conocer y reconocer a los migrantes y sus familias a quienes no solo se les debe de ver el lado económico, sino el social y ético que generan a favor de la población que vivimos en este territorio mexicano; ellos, ellas, elles, en muchas ocasiones al lado de diversos defensores de derechos humanos de personas que ejercen su libertad de migración, de tránsito, de trabajo dan sentido a la progresividad de los derechos humanos en México y en Michoacán, son ellos, los que encabezan la lucha por mejores condiciones de vida, de trabajo, formativas e informativas.
Permítanme reconocer a tres importantes defensores de derechos humanos, generosos, comprometidos, sensibles al dolor ajeno, humanistas y de una gran vocación de servicio para la otredad, me refiero al licenciado Francisco Garcidueñas, al doctor Jean Cadet Odimba, y al amigo migrante Ventura Gutiérrez, que conocí en la lucha institucional por el pago del fondo de ahorro de exbraceros de los años cuarenta del siglo pasado a los migrantes aun con vida o a sus familiares.
En este sentido, estuve múltiples ocasiones acompañando a un defensor de derechos humanos del pueblo, lo hice en la Catedral de Morelia y en espacios públicos e institucionales, en fraccionamientos como Villas del Pedregal y otras colonias, lo hice convocado por el licenciado Francisco Garcidueñas; su presencia en el tema de la defensa de los derechos humanos de población migrante, confirma el trabajo de cohesión social que desarrolló en distintos lugares para el impulso de la construcción de espacios escolares y otras obras de importante trascendencia en las que influyo como la obra del puente de la entrada de Villas del Pedregal, su casa social de él; pero que también generó desde sus principios no solo sociológicos, sino jurídicos en otros lugares de la Unión Americana como los clubes, las casas de migrantes y otras estructuras de paisanos organizados para la defensa de sus intereses en Estados Unidos y la incidencia política en la red consular mexicana; así “Garci”, diminutivo de cariño, que muchos le decíamos, entre ellos su comandante Pedro Fernández Carapia, y con su permanente acompañante Isidro Vieyra, quien se refería a él como “lic. Garci”.
Francisco Garcidueñas, él, siempre comprometido con causas nobles y de interés social para la población migrante y sus familiares, empujando iniciativas de ley, conmemoraciones importantes nacionales y locales; trabajó con el principio ético de los cuidados de la comunalidad, formando valores sólidos; pero igualmente se propuso exaltar fechas fundamentales para la identidad mexicana a través de la conmemoración del Día de la Virgen de Guadalupe, el Día Michoacano del Migrante, las fiestas patrias, el día de los santos difuntos, entre otros, pero siempre con un solo compromiso hacer comunalidad permanente, sólida.
Algo que quedará entre Pedro Fernández Carapia, "Garci" y quien esto escribe, es la denominación de origen de Villas del Pedregal: “Territorio Migrante” y “Corazón de Morelia”, denominación que surge por iniciativa de los tres en acompañamiento de otros perfiles sociales, frente al fenómeno social de nombrar al fraccionamiento como Villas del Gentillal, expresando con ello, narrativas de odio, racismo, exclusión y opresión, por ello, marcar la visión con que construye la identidad migrante, territorio migrante, y corazón de Morelia, porque desde las distintas personas que llegan a vivir ahí su trabajo, su compromiso y su amor por la otredad nos permite visibilizar la sangre que corre por las venas de gente buena y trabajadora.
Otro grande que ya se nos adelantó y a quien siempre le tendré un recuerdo de cariño y respeto social y académico, fue al doctor Jean Cadet Odimba, con él, me toco pisar diversos escenarios, en ocasiones compartiendo un presídium, una mesa de reflexión o simplemente en acompañamiento en trabajos de migrantes; con él convive en el Congreso del Estado, la academia principalmente en la Facultad de Derechos y Ciencias Sociales de la UMSNH, acompañándonos de la doctora Teresa Dacunha Lopes; pero igualmente lo hicimos desde el trabajo desarrollado en las instituciones en el COEPREDV, así como en la CEDH.
Con el doctor Jean Cadet Odimba, con quien me unió el sentimiento de ayuda y colaboración para los migrantes y sus familias, pero además, el reconocimiento institucional para ambos, de ser recipiendarios de las preseas: Al Merito Estatal de los Derechos Humanos en Michoacán y Vasco de Quiroga, ésta última, entregada a él, por la UMSNH y a quien esto escribe por el H.. Ayuntamiento de Pátzcuaro; en algunas ocasiones también estuve presente en sus reflexiones teóricas y epistémicas vertidas en la presentación de textos y obras académicas siempre con una visión de aportación para la otredad y de visibilidad de las problemáticas sociales.
También, pero desde la ciudad de México, trabajando en el Banrural, conocí a Ventura Gutiérrez por las cuestiones del movimiento de exbraceros mexicanos; con él, estando yo en la coordinación de asesores del Director General de dicha institución financiera, me toco participar en múltiples reuniones de trabajo para desatar la problemática social. Conocí su temple, carácter, disposición, compromiso, entrega y lucha permanente por la defensa de los derechos de la población migrante e impacto para sus familias, en aquellas reuniones de trabajo de largas horas y de presentar documentación como contratos de trabajo, credenciales, y otros elementos de prueba, como narrativas de vida, ahí él se ganó el reconocimiento de servidores públicos, no venía a pedir algo sin razón, él traía pruebas y las mostraba para legitimar dicha lucha social de exbraceros y sus familias.
Alguna otra ocasión lo llegué a ver en Morelia, nos saludamos, el recuerdo de muchos años atrás, a principios de siglo cuando revisamos un asunto que era competencia de resolver a la institución en la cual prestaba mis servicios profesionales, al lado de un gran señor, el doctor Manuel Mondragón y Kalb, de quien aprendí muchas cosas, él fue sin duda mi universidad en mi formación, y del cual ambos nos acordamos, y me dijo “que señorón te toco”, pero con una gran voluntad de apoyar y vocación de servicio, Ventura era justo, no daba un reconocimiento a quien no lo mereciera, su vida no fue fácil en la Unión Americana, pero nos deja un legado de lucha y trabajo por la defensa de los intereses de la población migrante. Me uno al posicionamiento de dar un minuto de silencio como se hizo para este Defensor de Derechos Humanos en la Cámara de Diputados a petición del diputado Leonel Godoy.
Me referí a ellos, aunque físicamente ya no están con nosotros, pero su luz, su compromiso sigue vigente y constituye un gran legado de acciones a favor de la población migrante y sus familias tanto en los Estados Unidos, como en México, y desde luego aquí en Michoacán. Descansan en paz Francisco Garcidueñas, Jean Cadet Odimba, y Ventura Gutiérrez.
Propongo que, en este 13 de septiembre de 2024, ante el monumento al Migrante Michoacano, se pongan de pie los asistentes a éste acto, para darles un minuto de silencio y cientos de aplausos para Paco Garcidueñas, Jean Cadet Odimba y Ventura Gutiérrez; ellos, ya son PODER MIGRANTE EN SOSTENIBILIDAD, lo fueron para esta generación, lo serán con sus aportaciones para las próximas generaciones.