Descomplicado
¿El reino por un plato de lentejas?
Las recientes tomas de protesta de Jesús Pablo Lemus Navarro como gobernador del estado de Jalisco por Movimiento Ciudadano (6 de diciembre) y de Libia Dennise García Muñoz Ledo en el estado de Guanajuato por el PAN (26 de septiembre), dejan claro que ambos gobernantes apuestan por negociar y no confrontarse con el gobierno federal, el gran reto durante sus administraciones, será negociar sin conceder de más.
Previo a la toma de protesta, Pablo Lemus ya se había desmarcado de su antecesor Enrique Alfaro al reconocer que, abandonar el pacto fiscal con la federación no está en sus planes, inclusive mostrando en sus redes sociales su determinación por acercarse a la presidenta Claudia Sheinbaum, con el acuerdo de ser recibido en palacio nacional, una vez que asumiera el cargo.
Respecto a Jalisco, hay un cambio de rumbo en el discurso, alejado al tono de confrontación permanente de Enrique Alfaro que dedicó dinero, tiempo y esfuerzo por sacar a Jalisco del pacto fiscal, bajo el argumento de que, el espíritu centralista del gobierno federal no retornaba los recursos justos a la entidad, pero qué dicen algunos hechos.
En el sexenio de Enrique Alfaro el gobierno federal otorgó más del 80 por ciento de los ingresos totales del gobierno de Jalisco, contribuyó al rescate de la línea 3 del tren ligero, otorgó recursos para el peribus y Línea 4 del tren ligero, aunque Línea 4 opera en la fórmula de asociación público-privada (Public Private Partnerships -PPPs-), además se concretó la construcción y puesta en marcha de la presa de El Zapotillo, que Alfaro vendió como logro propio; pero que los abucheos que recibió en la entrega de la obra le dieron un golpe de realidad.
Para este año el presupuesto de la federación para Jalisco es de casi 50 mil millones de pesos, tres mil millones más que en 2024.
Queda claro que Pablo Lemus apuesta por una política de cercanía con la presidenta Claudia Sheimbaum, sin confrontación y menos con ruptura, y la toma de protesta fue una pincelada de su postura. Es importante su apunte de que no entregará educación ni salud a la federación, pero esperando que le hablen bonito al oído para sumar en otros temas.
En el caso del estado de Guanajuato, el escenario es distinto debido a que seguridad es uno de los retos mayores de la entidad y la gobernadora, en su toma de protesta prometió devolver la paz a la entidad; en casi tres meses de trabajo, Libia Dennise ha tenido varias reuniones con el secretario de seguridad Omar García Harfuch y sus equipos, ofreciendo trabajar en conjunto, ante claras muestras de desafío de grupos criminales en municipios como Celaya, Acámbaro y Jerécuaro, por mencionar algunos.
En materia de desarrollo económico, educación y salud, el estado es robusto, sólido y ha cumplido con estándares por arriba de la media nacional, pero aún hay retos importantes en comunidades golpeadas por la desigualdad. Otro de los temas pendientes donde la federación deberá mostrar voluntad para ayudar a Guanajuato, es regresando las aportaciones millonarias que el estado hizo para la presa El Zapotillo de Jalisco, bajo la promesa de que un porcentaje de su agua sería para Guanajuato, lo que se negó de un plumazo por decisión del entonces presidente López Obrador, el gobierno federal ya tiene propuestas sobre la mesa que le ha entregado la gobernadora y se espera que en poco tiempo se den noticias alentadoras para la entidad.
Lo cierto es que Jalisco y Guanajuato son de las pocas entidades gobernadas por partidos distintos a Morena y aliados, el tiempo corre deprisa, y si quieren hacer un buen papel en sus estados, deberán trabajar con mucho empuje, pero con determinación para no conceder de más o, como dice el abuelo, para no vender su reino por un plato de lentejas.