Cuidados y justicia ambiental
El Humanismo Mexicano, se sustenta en el modelo del Buen Vivir, y es diferente al Humanismo eurocentrado; desde esta perspectiva, es deseable que transite sobre estos elementos del Buen Vivir (la espiritualidad y el respeto), el diseño de política pública de la Presidenta de la República, la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, que nos mostró que derivado de su trabajo con comunidades originarias en su formación como científica, cuenta con un profundo respecto a los saberes, usos y costumbres de dichas comunidades.
Hoy mismo, lo dejó en claro en la Cumbre de Líderes del G20, donde puso sobre la mesa la propuesta de un Fondo para financiar un Programa de Reforestación de gran escala “Sembrando vida”. Propuso que, con el uno porciento del gasto militar global, se podrían liberar 24 mil millones de dólares anuales, recursos que serían utilizados para apoyar a seis millones de sembradores de árboles y restaurar al menos quince millones de hectáreas de tierra. Y es que, sembrar paz, en lugar de guerra, es el camino para un futuro más próspero y justo para todos.
De igual manera de requiere del buen vivir, pero con justicia ambiental, con la ética de los cuidados a Pachamama; que en este contexto en Casa Michoacán se toco el tema: “Espacio, Sostenibilidad y Justicia Ambiental”, donde se presentaron diversos impactos que se han logrado en materia de medio ambiente, como el programa Guardian Forestal, en donde se expresó que, participan jóvenes talentosos de Paracho; situación que le genero orgullo a la Senadora Celeste Ascencio quien estuvo presente durante la jornada informativa.
El modelo del Buen Vivir, vivir bien, vida plena o plena vida, de los pueblos originarios antes de la conquista, planteaba la posibilidad de vivir de una manera armoniosa con la naturaleza, entre las personas y llevando una vida en comunidad, sin individualismo y el egoísmo que después nos trajo la ética del Capitalismo histórico, donde prevalece la conexión del productor y consumidor, alejado de los ritmos naturales de la vida, donde se devasta a los elementos de la naturaleza, que son cosificados sin ningún valor espiritual: agua, luz, aire, tierra, presionando a la Pachamama, la madre Tierra.
En estos tiempos que vivimos diversas crisis: ambiental, social, subjetiva, sanitaria (pandemia), capital financiero, el miedo y nuevas formas de acumulación de capital y desde luego la corrupción y el crimen organizado que no ha terminado; este modelo del Buen Vivir podría ser una alternativa al sistema actual basado en la explotación de la naturaleza y de los seres vivos, por eso, es una esperanza las reformas constitucionales en materia de derechos humanos de los pueblos y comunidades indígenas y afrodecendientes aprobadas recientemente en septiembre de 2024.
Por lo general, en todos lados a los que voy siempre habrá un pero sobre nuestras intersubjetivaciones con la otredad y la realidad que vivimos; recientemente comentábamos en la Segunda Cumbre Mundial por la Paz “Sin agua no hay paz”, la importancia de trabajar por un nuevo modelo transmoderno, donde cuidemos del agua de manera sostenible y tengamos nuevas formas de consumo y valores sociales, entre ellos, la ética de los cuidados, incluida los cuidados éticos a Pachamama; y es que al parecer nos sentimos insatisfechos, estresados y en ocasiones la felicidad no fluye de manera deseable, lo que genera problemas de salud mental.
El antropólogo Jaime Martínez Luna, oaxaqueño y del cual ya he preparado algunos temas presentados en Quadratin, nos habla de la importancia de la comunalidad; para él, la comunalidad se ajusta cuando la comunidad se percibe como lo opuesto a lo individual, lo opuesto a los valores individuales; la comunalidad busca recuperar el principio de territorialidad (el territorio como todo lo que existe y coexiste y se sustenta y sostiene a través de la espiritualidad y el respeto por la vida, pero también por lo que da sustento a la vida: agua, aire, tierra, bosque). La comunalidad comparte, no genera competencia, porque no se trata de que un sujeto se beneficie, sino de que toda la comunalidad marcha en concordancia con un principio, la vida. La comunalidad se percibe en el enfoque de la diversidad, y no la homogenización o la asimilación. La comunalidad se autoascribe como interdependiente plantea Luna, compleja, holística, sistémica, nos diría Edgar Morin.
En México, Antonio Paoli, en su libro, “Educación, autonomía y lekil kuxlejal”, de la UAM; él nos señala que, el Lekil Kuxlejal es la vida buena, que ya existió y por eso no es una utopía o un sueño inexistente, sino un concepto que, a pesar de haberse degenerado, puede recuperarse (podría ser que desde la glocalaidad). “Su aplicación es el fundamento moral de la vida cotidiana que incluye antes de todo la paz, tanto interna de cada persona, como dentro de la comunidad y entre hombres y mujeres en la pareja. Cuando la paz está plenamente en el mundo, la vida es perfección”, “este es el tiempo del Lekil Kuxlejalk”. Entonces “el contexto de la comunidad se proyecta y se siente en el medio ambiente automáticamente y el ecosistema feliz hace ligeras y alegres a las personas”.
Recientemente, en Lázaro Cárdenas, facilité un taller sobre la Ética de los Cuidados”, que incluye a la ética de los cuidados de la tierra, además de la Cartografía de la Paz; en dicho evento convocado por Mujeres de Acero e invitados de las instituciones de la Mesa de Seguridad y Paz de aquella región, y las comunidades de Playa Azul y la Mira, desarrollé reflexiones respecto de promover la ética de lo suficiente para toda la comunidad y no solo para el individuo, con una visión holística e integradora de la vida en la comunidad terrenal, que incluye en unicidad además del ser humano, las plantas, los animales, el agua, los suelos, las montañas, el aire, la luz. El tema de la ética de los cuidados también fue reflexionado con los docentes del Colegio de Bachilleres del Plantel de Santa Ana Maya, así como en otros espacios.
Finalmente, cada vez que regreso a revisar el texto de Leonardo Boff sobre la Dignidad de la Tierra y en general su obra, encuentro un sentido de conexión con la Pachamama, con las energías y con Dios mismo, soy creyente; me anima pensar que debemos de alejarnos de la preocupación por consumir y acumular, no lo necesitamos cuando la madre naturaleza nos provee de absolutamente todo lo que necesita nuestro cuerpo. Así “el Buen Vivir es estar en permanente armonía con todo, celebrando los ritos sagrados que continuamente renuevan la conexión cósmica y con Dios”, expresa Boff.