Hacia una prosperidad compartida de las naciones
La Presidenta Sheinbaum ha delineado la política exterior del Estado mexicano desde una posición de no injerencia y de defensa de los derechos humanos, el desarrollo sostenible, y el multilateralismo. Relevante ha sido la línea política que ha trazado en temas muy actuales como la invasión de Israel a la franja de Gaza y al Líbano, la guerra en Ucrania y el bloqueo a Cuba.
El objetivo trazado por la primera mandataria es el de consolidar a nuestro país como una "potencia media" en la arena internacional, enfocándose en la diplomacia multilateral y en el fortalecimiento de la presencia de México en organismos internacionales, lo que se hace patente en la designación de Juan Ramón de la Fuente como Secretario de Relaciones Exteriores. Se trata de que México y su presidenta tengan un papel significativo en la comunidad de Naciones.
Dentro del contexto internacional las relaciones con Estados Unidos tienen una importancia de primer orden, tanto porque compartimos una de las fronteras más grandes del planeta como por el hecho de que ellos son nuestro principal socio comercial. Ahí, México tiene la necesidad de manejar temas muy sensibles y complejos como la migración, la seguridad, el desarrollo económico, el intercambio monetario, el desarrollo científico y tecnológico y el comercio. Una relación crucial que obliga a una estrategia que se sustente en la cooperación sin subordinación a los intereses estadounidenses.
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