Isaac Fonseca, dinámico promotor, defensor y exponente de la fiesta brava
MORELIA, Mich., 31 de octubre de 2024.- Gran dinamismo es el que ha realizado el matador Isaac Fonseca en su retorno al Continente Americano. Todo en un marco de crecimiento, evolución torera y en calidad de promotor y defensor de la fiesta más bella de todas las fiestas. No se ha quedado quieto ni un día, ni un momento, habida cuenta que ha triunfado en corridas de Ciudad Juárez, Viraco (Perú) y Monterrey. Ha estado en tentaderos, conversatorios, tertulias, marchas, manifestaciones y exhibiciones públicas de toreo de salón. Se ha hecho ver, escuchar y sentir aquí, allá y acullá.
De acuerdo con un comunicado de prensa, el Huracán de Morelia empuja, arrea y arrasa con entusiasmo, compromiso, disciplina y responsabilidad. No es de esos toreros de vitrina, banqueteros, agrandados y soberbios. Lo suyo es vivir en torero 24-7. Por eso hace afición, por ello provoca, aglutina, promueve. Isaac Fonseca es ya, en su joven carrera como torero alternativado un referente para becerristas, aspirantes y novilleros mexicanos. Su administración lo ha llevado bien, con tropezones, como es natural, pero con determinación y la mirada puesta en su objetivo central: ser, llegar, permanecer y brillar.
Isaac Fonseca desarrolla un activismo como si fuera un imberbe becerrista, no deja de soñar, ni se arredra ante la adversidad. Va, viene, desarrolla, estudia, aprende, se equivoca y corrige. Pero no va de tumbo en tumbo, no, porque sus evoluciones son notorias y, en muchos aspectos, notables. Se hace merecedor del aprecio, el cariño, el aplauso, la ovación y el elogio; pero también, sin proponérselo, ocasiona la descalificación, la diatriba y la campaña sistemática de sus antis, que los ti, porque en la fiesta brava siempre aparecen los contras, los que saben más que Satanás del infierno mismo. Pero él, Isaac Fonseca, con el entusiasmo a flor de piel y la sonrisa que arropa.
Ahora mismo, Fonseca, se prepara para afrontar una responsabilidad mayúscula, la de presentarse nuevamente en la Monumental de Morelia, la hermosa plaza de toros de su tierra natal; la de alternar, otra vez, con Joselito Adame, máxima figura mexicana de los tiempos que corren; la de presentarle cara a Juan Ortega, ese artista, poeta e iluminado sevillano del capote y la muleta. El Huracán de Morelia entiende, sabe y asume que el reto es grande y, por eso, los aficionados esperan de él la entrega total, su mejor versión y un triunfo sonoro. La ocasión es propicia, pero no a modo, no, qué va, nada de eso.
Le falta inmensidades por recorrer, bastante por aprender, mucho por corregir. No es, a estas alturas de su carrera, ni la mitad de lo que debe y puede llegar a ser. ¿Llegará? No lo sabemos, no solamente depende de él, hay una gran cantidad de factores externos que influyen en el tránsito de los toreros; los toros, los empresarios, el público, la suerte y hasta el destino. Pero de que el muchacho va, va porque va, de eso no hay duda. Y por lo pronto, el sábado venidero lo veremos partir plaza en la Monumental de Morelia y ante su afición, flanqueado por dos extraordinarios toreros, como parte de un gran cartel estructurado por Tomasina, presidenta de Ángeles Taurinos, y Teodoro Gómez, director general de la misma fundación altruista. Esperemos verlo pasear trofeos y salir a hombros. Enhorabuena y que Dios reparta suerte. Así sea.