Altares de canchire, tradición náhuatl de Michoacán casi por desaparecer
MORELIA, Mich., 31 de octubre de 2024.- “Los altares son microcosmos donde se recrean aspectos importantes de la cosmovisión y religiosidad de los grupos involucrados”, señala el antropólogo Samuel L. Villela F., pero también son una expresión de su entorno, una muestra de su poder adquisitivo y gastronomía. Es así como podemos encontrar en Michoacán suntuosos altares de siete pisos y humildes dispuestos en camas de otate: así es el canchire de la Tierra Caliente.
El altar de canchire es común, o todavía lo es, en las comunidades de campesinos de la Tierra Caliente y goza de arraigo en el municipio de San Lucas, comunidad originaria de herencia náhuatl, donde luchan por mantener viva una tradición ancestral que se conduce a la extinción.
San Lucas ha sido, de acuerdo a las relaciones y memorias del siglo 16, una comunidad alejada, con poca población y, al menos hasta principios del siglo pasado, de alto rezago social y económico. En consecuencia, sus viviendas, sus muebles y su gastronomía están limitadas.
Así, tomaron lo que la naturaleza les ofrecía: carrizo. De esta planta obtuvieron una cama, misma que se volvió un objeto importante para el ritual del Día de las Ánimas.
“Era cama para dormir, lo más normal, pero también se usaba como mesa y otros, como las ofrendas, porque en muchas de las casas antes no había muebles”, declaró José Socorro Cornejo Gutiérrez, fotógrafo y promotor cultural de San Lucas.
Los altares de canchire son “una de las cosas más importantes que la gente que no conoce (...)”, agregó en entrevista telefónica para Quadratín.
¿En qué consiste un altar de canchire?
Entre las casas de paja de ajonjolí y adobe, se pone en el centro el canchire, vestido de forma humilde. Para cubrir los otates, se colocan las servilletas bordadas a manos, con el nombre de cada pariente al que se recuerda.
En honor a los difuntos, se pone fruta de temporada, así como los alimentos tradicionales: tamales nejos, chimpa, aporreado, pan de muerto con forma de hombres o mujeres, salado —que solo se conseguía en el pueblo, no en los ranchos—.
Un alimento importante son las gorditas de maíz dulces, con agua, huevo, leche, canela, cuajo, mantequilla, azúcar, según la receta familiar, porque hay de todo, con base de maíz nuevo, remojado.
Junto a las gorditas, el atole duro. Es el resultado de cocer leche por largos periodos con canela, un poco de azúcar y espesadura, que puede ser fécula de maíz o algún otro.
Aquí los altares no llevan pulque, pero sí aguardiente.