Impactos de la cultura de paz
Recientemente, estuve en la Facultad de Físico-Matemáticas, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, disertando respecto “La universidad territorio privilegiado para construir cultura de paz y combatir la violencia”, acompañado en todo momento por Martha Rocío Hernández Martínez, titular de la Coordinación General para la Igualdad de Género, Inclusión y Cultural de Paz, además de los diversos enlaces de distintas facultades y escuelas que coadyuvan en la construcción de acciones para trabajar y desarrollar el tema central de la cultura de paz, la inclusión y la perspectiva de género.
Los trabajos de paz, se vienen desarrollando desde el siglo XX hasta nuestros días, en una retrospectiva, identificamos después de la Primera y Segunda Guerra Mundial, los momentos de intervención para el diseño de la política pública a favor de la no violencia y el respeto a los derechos humanos y las competencias de generar diálogo, resolver conflictos, gestionar las emociones y formar pensamiento crítico.
Debo considerar que la paz no es estática, es dinámica y se demuestra cuando su evolución, cuando menos en la historia reciente de la humanidad, viene de la Segunda Guerra Mundial, en el marco de la creación de la ONU en 1945 y la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948; fue la UNESCO en 1989, cuando desarrollo el modelo de la cultural de la paz; para 1998, se da el Decenio internacional de una cultura de paz y no violencia, posteriormente en 1999, se aprueba la Declaración y el Programa de acción sobre la cultura de la paz, ya para 2005, se da inicio a la recopilación de documentos para visibilizar prácticas sobre cultura de paz y en 2010 algunos países en América Latina hablan de paz en sus constituciones políticas; amén de la Agenda 2030 los Objetivos del Desarrollo Sostenible y los acuerdos de la Cumbre de Futuros de 2024 de la ONU, que son base para abordar el tema de la paz y convivencia.
Pero igualmente la paz, ha evolucionado su concepto, ha transitado de verse como ausencia de violencia; equilibrio de fuerzas en el Sistema Internacional; a considerarse como paz negativa y paz positiva, así como neutra; como paz feminista con una revisión macro y micro de la paz; paz holística-Gaia, así como paz holística interna y externa, y hoy desde Michoacán trabajamos con conceptos bajo los contexto de Paz Escolar y Paz Diversa, en los cuales trabaja conceptualmente quien escribe esta columna, en la condición de ser embajador de la UNESCO, así como embajador líder mundial de la paz, reconocimiento que le fue entregado por la Fundación El Sol.
Con distintos actores sociales y académicos continuamos trabajando para desarrollar formatos de capacitación para la sensibilización, y compromiso para la formación de competencias y habilidades para la vida de población escolar, de esta manera en la educación básica como lo hacemos con las embajadoras de la paz de Michoacán doctora Verónica Reyes García y del Estado de México, doctora María Rosalinda Herrera Pérez, en los prescolares y primarias, así como con telesecundarias; a través del Colegio de Bachilleres en diversos planteles de Pátzcuaro (Santa María de Huiramangaro), Huacana, Santa Ana Maya, Jiquilpan, Ario de Rosales y otros), del CECYTEM en Morelia, Aquila, así como en la educación superior, en UMSNH, UMA, UIP, Politécnico, Tecnológicos, y varias instituciones académicas de nivel superior, como fue el caso de atender la conferencia “El humanismo en la educación media superior”, llevada a cabo en el Primer congreso estatal de Educación Media Superior, hacia una educación humanista, humanitaria y con pensamiento crítico, en la ciudad y puerto de Lázaro Cárdenas.
Generar las condiciones para la cultura de paz, requiere de múltiples estrategias y diversas acciones, entre las que señalo las que nos ofrece la UNESCO y las que derivada de la experiencia y saberes he venido acumulando a lo largo de estos últimos años de trabajo como servidor público, o bien, como activista, embajador de la paz, promotor cultural, en fin, como ciudadano planetario comprometido con mi otredad.
El primer desafío que tenemos todos los que nos sumamos a tener espacios libres de violencia, son las ideologías misóginas, machistas, clasistas, racistas, homófobas, xenófobas, sustentadas en el androcentrismo, etnocentrismo, antropocentrismo, y desde luego las diversas violencias que se viven en los centros escolares; además de la intolerancia arraigada, el manejo biopolítico e intereses económicos que generan conflictos, el patriarcado que está presente, el hedonismo en un mercado Neoliberal, pero adicionalmente la falta de voluntad para dialogar, pese a ello, seguimos trabajando para una sociedad más pacífica.
Desde ahí construimos la importancia que tiene la cultura de la paz, en cuando menos siete ejes fundamentales: conocer a la otredad; prevenir los conflictos violentos; desarrollo sostenible, tal cual lo mandata la Agenda 2030 los ODS, donde se plantea la paz como requisito para el desarrollo sostenible, y es que, los conflictos destruyen infraestructura, producción y desplazan a poblaciones, la cultura de paz promueve el crecimiento económico y el bienestar social.
La cultura de paz, protege y garantiza los derechos humanos de las personas sin violencia y discriminación, de ahí la importancia de conmemorar permanentemente el 19 de octubre como Día nacional y estatal de la no discriminación, o el 10 de diciembre como el Día de los Derechos Humanos.
La cultura de paz promueve la inclusión y el respeto a la diversidad social, cultural, lingüística, étnica, dogmática, política, de credo, sexual, entre otras que puedan estar siendo oprimidas por el sexo, genero, clase o raza. La educación es otro puntal o base para la promoción de la cultura de paz, debido a que los programas institucionales educativos, como en el caso del modelo educativo de la Nueva Escuela Mexicana quien se sustenta en el respeto de la dignidad humana de los estudiantes su igualdad, equidad y garantizar los derechos humanos y libertades, pero, además, desarrolla competencias y habilidades para la vida, fomento a la tolerancia, la construcción de diálogo intercultural (ecuménico), resolución de conflictos, y desde luego el pensamiento crítico.
Finalmente, recordemos que, somos seres planetarios, individuales, colectivos, y como género humano estamos en todo el planeta, lo que nos hace planetarios y tridimensionales, de ahí la comprensión de promover la cooperación internacional para la promoción de la cultura de paz, como esencia de la resolución de conflictos y promover la cooperación entre las naciones, aunque, no es cosa simple, ya vemos el conflicto entre Ucrania y Rusia, en donde se continúan realizando esfuerzos de diplomacia y el diálogo como herramientas poderosas cuando se trata de abordar los desafíos globales, como el cambio climático y la lucha contra el terrorismo.
Pese a ello, para el caso de quien esto escribe, acompañado de otras personas: Sergio Omar García, Liliana Zapata, Martha Luna, Elvia Higuera Pérez, Isaúl De Jesús, además, el apoyo de diferentes actores institucionales, académicos, religiosos, sociales, se desarrolló la Segunda Cumbre Mundial por la Paz, en Morelia, Michoacán, los días 20 y 21 de septiembre, con el lema “Sin agua no has paz”. El trabajo realizado es observado desde la complejidad, de manera holística, sistémica e interdependiente.
De esta manera, como lo he realizado con el tema de la Diversidad Sexual, el Género y las masculinidades, las cuestiones de impacto ambiental, hoy seguimos trabajando para una cultura de paz basada en principios del respeto a los derechos humanos, la dignidad humana, la democracia y tolerancia, la educación para la paz, la mayor participación de la mujer como enfoque integral para prevenir la violencia y los conflictos, todo ello encaminado a establecer la paz y su consolidación.