Más allá del 12 de octubre
Otro aniversario más de la invasión europea a América y en los vientos de cambio que vive el mundo se hace ya insostenible la coartada de los imperios de que esa invasión fue un proceso natural y obligado para la expansión de la civilización desde Europa.
El tema no es ni de lejos un asunto de México y su Historia, aunque lógicamente cada país invadido ha de construir y reconstruir su memoria. Apenas en la generación de la posguerra todavía se festejaba el “descubrimiento de América por Cristóbal Colón” y se realizaban -en algunos planteles privados todavía se practica- eventos escolares y hasta comunitarios por ese motivo. Los periódicos murales se llenaban de dibujos, versos y crónicas referidas a ello. Era natural que una tras otra, las generaciones de alumn@s asumieran como dado el beneficio del “descubrimiento”.
Ahora, desde los confines del círculo polar ártico hasta la tierra del fuego, no hay pueblo que no haya vivido la tragedia de la invasión. Sólo en fechas recientes se difundió el salvajismo de las iglesias asociadas con los gobiernos para sustraer abierta y violentamente a cientos de infantes de sus comunidades y familias de los pueblos originarios para “civilizarlos y educarlos” en el idioma y cultura de los países europeos. Se conoció eso por el descubrimiento de las tumbas y fosas en las que fueron sepultad@s quienes fallecieron por las duras condiciones que soportaban en esos internados, el caso más difundido fue el de Canadá.
Lo anterior, es apenas un botón de muestra de la ferocidad y sometimiento que vivieron millones de seres humanos en todo el continente. Los invasores actuaron sin freno alguno con la espada y la cruz en las dos grandes “evangelizaciones” promovidas por El Vaticano y los gobiernos católicos de España y Portugal en los siglos XVI y XVIII. Los ingleses, holandeses y franceses practicaron la limpieza étnica.
En el caso de México se ha documentado el arrasamiento de más del 80% de la población de las comunidades originarias por las masacres, asesinatos y epidemias por enfermedades traídas por los invasores. A ese genocidio se agrega la agresión sin límite a las culturas locales que involucraron la destrucción de los códices y acervos que daban cuenta de la historia de esos pueblos. La construcción de las iglesias se hacía preferentemente sobre las ruinas de sus templos. El templo mayor de los mexicas, por ejemplo, quedó debajo de la Catedral Metropolitana y del actual Palacio Nacional.
¿Sucedió lo mismo con la invasión árabe de la Península Ibérica que duró casi 800 años? No. De las constantes invasiones que registra la Historia, todas ellas violentas por definición, las de América, África y Asía practicadas por los modernos estados europeos fueron especialmente sádicas y extremas. En su fase legal, el esclavismo sobrevivió hasta la guerra de secesión en EEUU (1861-1865).
Dicho lo anterior, no sorprende que los monarcas y la derecha en España, vean extraño que se les exhorte desde la Presidencia de México a pedir perdón por el genocidio y destrucción practicadas con su invasión.
Hay quienes aún celebran cada 12 de octubre el Día de la Hispanidad y pregonan el bien que hicieron a los pueblos americanos al “civilizarlos y traerles su cultura y la fe en el Dios verdadero”.
También hay que decirlo, se ha acumulado ya una deuda social enorme hacia millones, quienes viven bajo la explotación y opresión capitalista en nuestros días sin poder acceder a una vida digna y libre. En ese beneficio se incluyen los casos de Repsol, Iberdrola, BBVA, Santander y cientos de empresas españolas altamente beneficiadas de la economía mexicana.
Llegará el momento en que con el perdón o sin él por parte de los victimarios la humanidad supere las aberraciones que a toda ella averguenzan y por el bien de tod@s, dejen de existir l@s pobres.