Tec de Monterrey, semillero de nuevos liderazgos
MONTERREY, NL.-4 de septiembre de 2024.- Aunque la forma es poco común en mí como reportero, me atreví a escribir esta crónica en primera persona, porque considero que detrás de las siguientes acciones, hay un tema de interés general, no solo para quienes se vieron agraciados, sino para aquellos que llegan a encabezar un nuevo gobierno en el país, a partir de octubre próximo.
Parto de la premisa que significa la educación en un país como el nuestro, donde los números del Inegi son de escalofrío: solo ocho de cada 100 estudiantes que ingresan al nivel superior logran concluir sus estudios.
Las causas del porqué no, son multifactoriales, pero una que se convierte en losa, es la económica.
Este escenario obliga a visibilizar un modelo educativo más competitivo, eficaz e inclusivo.
Quien gobernará el país por los próximos seis años, es científica, deberá hablar el mismo lenguaje y entender, de forma y fondo, el problema estructural de la educación en México.
Confieso la desconfianza que antaño tuve hacia la educación privada, yo, un hombre emergido de la clase baja, que siempre sorteó los avatares de la escuela pública, pero que creció al amparo de la laicidad, la gratuidad y la confianza en la educación pública como uno de los pilares del desarrollo del país.
Me quedé con esa vaga idea que escuché de puberto, de que el Tec, Los Tecos, La Anáhuac, el ITAM, eran para las clases económicas prominentes, para sus hijos.
Y quizá sí, en cierta medida. Una educación de esa envergadura conlleva un gran sacrificio económico para todo padre de un estudiante de nivel superior en estas instituciones.
Pero por ojo propio, comprobé que no todo es así.
Detrás de cada institución privada, hay esquemas de inclusión.
Y el del Tec de Monterrey, me sorprendió sobremanera.
El 17 de agosto recibí la propuesta del director general de Quadratín, Francisco García Davish para dirigirme de Morelia a Ciudad de México y de ahí volar a Monterrey.
Había la invitación del Tecnológico de Monterrey, escuela que hace un par de años corre la cortesía a Quadratín para la cobertura de congreso o eventos de gran calado.
El que me tocó no era menor.
De hecho, para mí, fue el más simbólico que he visto en pro de la educación.
Y explicaré el porqué.
El lunes a primera hora, arribamos, Beto López, el joven y animoso camarógrafo que fue asignado, a la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Partimos en el vuelo 916 de las 10:10 de Aeroméxico y en menos de dos horas, pisábamos la Sultana del Norte.
Sin perder tiempo, el Uber nos trasladó a la avenida Eugenio Garza Sada 2501, la sede del emblemático instituto.
Era lunes 19 y el calor alcanzaba los 33 grados centígrados.
El programa estaba previsto para las 17:30 horas.
En un ajuste del tiempo, la cortesía nos mostró dos maravillas, eficaces y eficientes en el proceso de enseñanza. En otra entrega, detallaré ambas.
Caminé los accesos, pasillos, secciones, jardines, hasta llegar al Centro de Congresos del Campus Monterrey, siempre ante la imagen de la majestuosa silla que se encuentra en lo alto del cerro.
Entre la plática con el encargado de nuestra estadía, escuché que la sede tenía unos 50 años, con sus respectivas modificaciones, ampliaciones y modernizaciones.
En el trayecto, eché mano de mi celular para descargar el programa.
Iba a cubrir la bienvenida a la 11a Generación de Líderes del Mañana del Tec de Monterrey.
No tenía ni idea de que se trataba.
Tomé un café, mientras me conminaban para ingresar al recinto.
Rápidamente, unas 200 personas abarrotaron la sillería.
Escuché un discurso de bienvenida y algo de los antecedentes de la institución, la historia, su mística, su filosofía y el compromiso con México y sus jóvenes.
Mientras se proyectaban vídeos y se lanzaban discursos, la emotividad invadía el ambiente.
El templete, grande, con 212 sillas, estaba a la espera de los nuevos líderes.
Bajaron luces, prendieron pantallas y en las bocinas comenzó Viva la Vida de Coldplay. Venía más emoción.
Una puerta tras bastidores se abrió y comenzaron a ingresar, en fila india, adolescentes, hombres y mujeres, todos egresados del nivel medio superior, de todos los estados y de otros países como Guatemala.
Comencé a observar los rostros y apariencia de los nuevos líderes.
Fue una gran sorpresa descubrir que la gran mayoría son chicos normales, de los que se cuentan por millones en las escuelas preparatorias y subsistemas de educación media superior del país.
Estos jóvenes, que hicieron un gran esfuerzo por competir y ganar una de las becas, no son el prototipo, propiamente dicho, del estudiante con capacidad económica para financiar una educación superior, en una institución privada.
Provienen de la comunidad, de la zona popular, donde habita el 90 por ciento del mexicano común.
Conforman parte de ese grueso que la estadística condena, lamentablemente, a no alcanzar a concluir sus sueños con una carrera universitaria.
Son aspiracionistas, quieren un futuro mejor para ellos, para sus congéneres, para el país.
Y fue ahí, donde, inusitadamente, contemplé el espíritu de la inclusión, de la integración, la oportunidad, del empeño, la entrega, el deseo de superación, del compromiso, del jalón de manos, de la puerta hacia un futuro alentador.
Se hacía presente la mística del fundador del Tec de Monterrey, el ya desaparecido Eugenio Garza Sada, de quien se rescataron alguna de sus citas que no son otra cosa más que el espejo de lo que él pensaba sobre la educación, el país y sus jóvenes.
"La educación lo puede todo". O, la que refiere que "para el país es más caro que un joven carezca de oportunidades para el futuro"
No por algo, el Tec de Monterrey nació en épocas de incertidumbre, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Nació con la misión y vocación de generar oportunidad de desarrollo social, político, económico para México.
Los nobeles vestían sencillos, un pantalón oscuro y una playera azul, con logos del Tec de Monterrey.
Uno a uno, subieron al templete, ocuparon sus sillas, mientras les ovacionaban.
Eran los ungidos de unos 40 mil que aplicaron al programa en su edición 2024.
Para llegar, los ganadores debieron pasar la prueba. Trabajaron en proyectos. Es el requisito que el Tec de Monterrey impone en la convocatoria.
Pero no cualquier proyecto. Deben ser planes que tengan un sentido e impacto social, que alienten y promuevan el desarrollo comunitario, que sea una herramienta de apoyo para sus semejantes, que tengan una visión de bien común.
Así, se congregaron proyectos de toda índole. Desde aquellos que procuraron el suministro de agua, en zonas que carecen del vital líquido, esquemas de apoyo para estudiantes que tienen dificultad con las matemáticas, modelos de enseñanza de inglés para niños indígenas, creación de biofertilizantes, dispensadores de medicamentos, y más, muchos más.
Su recompensa: una beca pagada al 100 por ciento en cualquiera de los planteles del Tec de Monterrey o Tec Milenio, el que quieran y la carrera que elijan.
Lanzada en 2013, la iniciativa busca a estudiantes de excelencia y gran talento que deseen transformar las distintas realidades del mundo y su entorno.
Líderes del Mañana agrupa a jóvenes con talento académico excepcional y una visión del futuro que inspira cambios trascendentales para la sociedad.
En 11 años de vida, Líderes del Mañana, es una comunidad que alcanza los dos mil 141 jóvenes, más de la mitad de ellos ya graduados, muchos trabajando en proyectos de sus comunidades. Son parte de la comunidad Tec, integrada por casi 100 mil estudiantes.
La magia del programa radica en la generosidad.
Inés Sáenz Negrete, vicepresidenta de Inclusión, Impacto Social y Sostenibilidad
del Tecnológico de Monterrey, compartió que esta iniciativa es fruto de un esfuerzo colectivo sin precedentes.
David Garza, Rector y Presidente Ejecutivo del Tec de Monterrey, recordó que el proyecto inició con 20 donantes que apostaron por la creación de un programa con incentivo, que alentara la creatividad, el desarrollo y el compromiso de los jóvenes.
Hoy, el número de donantes es de 14 mil y el programa sigue creciendo. Involucra a la comunidad de estudiantes, colaboradores, docentes, EXATEC, familias, consejeros, voluntarios, SorteosTec, empresas, organizaciones, fundaciones, y los propios estudiantes Líderes del Mañana.
"Hemos pasado de lo imposible a lo posible", declaró satisfecho el Rector, quien llamó a ver las adversidades como oportunidades.
Miguel Valdez, director nacional del programa Líderes del Mañana, comentó:
"Desde hace más de 10 años, para la institución es motivo de orgullo recibir a estudiantes que catalizan el cambio e inspiran a sus comunidades a buscar el bien común".
En la ceremonia participaron también Ricardo Saldívar Escajadillo, presidente del Consejo Directivo del Tecnológico de Monterrey y Juan Carlos Zuazua, director general de Viva Aerobús, quien apadrinó a la generación.
El ejecutivo de la línea área no dudó en enfatizar que el Tec de Monterrey es la mejor universidad de América.
"El sueño Tec, es similar al american dreamer", subrayó.
Más aún, agregó, cuando los indicadores señalan que México tiene 16 por ciento de sus jóvenes solo con carrera, el índice más bajo de la OCDE.
El Tec de Monterrey ha logrado graduar a unos 350 mil estudiantes en 43 años.
"Tú decides donde quieres jugar: si dentro o fuera de la cancha con tu mejor versión", les emplazó.