EU y México ya no somos los mismos
Sí, ha sido un escándalo en estos días la grosera intromisión del Gobierno de Estados Unidos en algo tan interno como el reordenamiento del Poder Judicial mexicano emprendido por mandato expreso de la determinante mayoría de los votantes del 2 de junio pasado. Ese gobierno no se quedó en críticas intervencionistas directas ante la inminente reforma judicial; pasó a las amenazas usando el chantaje de retirar las inversiones y el trato económico regulado en el T-MEC vigente entre México, EEUU y Canadá si se llega a aprobar tal reforma en el Congreso de la Unión.
La potencia del norte revive con nostalgia su viejo papel de dueño del destino de los países de América Latina y el Caribe a quienes trató mucho tiempo como patio trasero y colonias sometidas. Claro, si ha arrasado con las armas a decenas de países y mangonea a su antojo a Europa, Japón, Corea del Sur y a muchos más teniendo cubierto todo el globo con cerca de 1000 bases militares, le parece fácil tratar con el desprecio de siempre a su vecino del sur del río Bravo y usar toda clase de ofensas y amenazas en medio de la campaña presidencial por la Presidencia.
Después de todo, las invasiones militares de EEUU a nuestro país se iniciaron con la guerra de Texas, apenas 15 años después que México logró su independencia de España, siguió con la guerra de intervención de 1846-1848 robándose más de la mitad del territorio; en plena Revolución tomó a sangre y fuego el Puerto de Veracruz y ocupó y explotó los campos petroleros de México junto con otras potencias hasta que la fuerza de los trabajadores y la decisión del General Cárdenas expropió ese recurso en 1938.
Pasaron varios sexenios en paz porque los gobiernos fueron afines a los intereses del Imperio llegando en el período neoliberal de 1982 a 2018 a portarse efectivamente como vasallos provocando un inmenso daño al pueblo y a la Nación. Por eso ahora resiente la Casa Blanca los cambios más profundos de la 4T con AMLO y particularmente el fin del saqueo, de la corrupción y de la justicia mexicana al servicio del poder oligárquico nacional y extranjero.
¿Por qué han sido posibles estos cambios en México?
Porque ya no somos los mismos. Ahora, la fuerza pacífica, pero, enérgica del pueblo que había sido contenida con fraudes en 1988, en 2006 y en 2012, pudo desatarse plenamente por fin en 2018 y anuncia con quedarse para el largo plazo. Con la Cuarta Transformación cambio radicalmente la relación de fuerzas en el país, pero, también en el extranjero.
Ahora, hay ya más de 60 millones de hispanos en EEUU, la mayoría mexicanos, la economía de este país y la del imperio ya son inseparable siendo ya irreversibles con o sin tratado comercial, los flujos económicos y evidenciando que en este período ellos necesitan más a México que este país a ellos.
En el horizonte internacional los cambios son dramáticos: la economía estadounidense muestra un escenario negativo como no sucedía en décadas: su sobreendeudamiento es insostenible porque sus déficits ya no se pueden resolver imprimiendo dólares sin soporte real y el declive de esa moneda está a la vista. Se acabaron los petrodólares por el surgimiento de otras monedas para el intercambio y como reserva de valor. El yuan, el rublo, la rupia, el riyal saudí y hasta el petropeso y el bolívar venezolanos circulan al margen del dólar.
En el terreno militar, a pesar de sus numerosas y costosas bases militares en el mundo, EEUU ya no asusta a nadie. Sus derrotas en Vietnam, Afganistán, Siria, Iraq y ahora en Ucrania evidencian que es posible -y ya sucede- que emerjan nuevos poderes y el multilateralismo de los BRICS se presenta como la opción histórica para la mayoría de los países.
Internamente, EEUU vive la tragedia imparable con la violencia de una sociedad hiper armada y con la muerte de decenas de miles de ciudadanos por las drogas legales e ilegales alimentando, además con eso, inmensos negocios para los bancos que lavan anualmente miles de millones de dólares del crimen organizado de todo el planeta y desestabilizan a decenas de países proveedores de toda clase de drogas para el insaciable mercado de consumo estadounidense.
Sí, EEUU y México, ya no somos los mismos y ahora, hay que apostarle a convocar y movilizar a la parte sana de ambos países que quiere vivir y trabajar en paz, pero, sin grilletes y con acceso real a la justicia social que es la única que permite una vida digna para tod@s. Que se olviden los republicanos y los demócratas de amenazas y chantajes porque le están hablando a un pueblo levantado que no les tiene miedo y va a defender sus avances y su soberanía con o sin el agrado de la derecha doméstica que insiste en poner inútilmente piedras en el camino a la 4T.