Recuperando la memoria
Este domingo 25 de agosto de 2024 reportó La Jornada: “Por primera vez en la historia de México, un juzgado federal determinó que en la lucha contra los grupos guerrilleros, particularmente en el estado de Guerrero, el gobierno mexicano cometió terrorismo de Estado y por ello ha ordenado a la Fiscalía General de la República (FGR) que ejercite acción penal contra las autoridades civiles y militares de los años 70 y 80 vinculadas a esas acciones en aquella entidad.”
Se refiere a cierto tiempo y lugar en que se vivió la guerra sucia en México, o sea el terrorismo de estado que rechaza la propia ley que dice defender y actúa desde la “legalidad” para quebrantarla, violando los derechos humanos y el principal de ellos que es el derecho a la vida.
En la resolución judicial anunciada se incluye principalmente al Estado de Guerrero y al período de los 70 y 80, pero, es indispensable recordar que la ferocidad del Estado Mexicano como garante de los intereses oligárquicos enfrenta por todos los medios a la disidencia pacífica o armada que resiste las políticas de saqueo, explotación y exclusión. Esto es parte de la historia y abarca a todo el país. Sin embargo, en el período contemporáneo es indispensable recordar a líderes que encabezaron la insurgencia social contra el régimen quien no dudó en usar al ejército y todos los aparatos represivos, políticos y mediáticos a su entera disposición para planear y ejecutar la guerra sucia.
Rubén Jaramillo, líder zapatista, desde los años 20 del siglo pasado, luchador por la tierra y por un programa social de justicia para los desposeídos, tomó las armas en diversos momentos de su larga lucha en el Estado de Morelos. Fue asesinado por fuerzas militares y judiciales junto con su esposa embarazada y sus hijos Enrique, Filemón y Ricardo el 23 de mayo de 1962 siendo Presidente de la República Adolfo López Mateos.
Arturo Gámiz, profesor y activista en las luchas por la tierra en Chihuahua, su grupo resolvió enfrentar al gobierno estatal de Praxedes Giner Durán y de Gustavo Díaz Ordaz, con el asalto al cuartel militar de Ciudad Madera el 23 de septiembre de 1965, siendo fallido el resultado. Por esos hechos, años más tarde se fundó la Liga Comunista 23 de Septiembre de 1973 de alcance nacional, para coordinar la lucha de los grupos armados contra el régimen.
Genaro Vázquez, profesor y líder campesino y popular, fundó con otros dirigentes la Asociación Cívica Guerrerense (ACG) -después nacional- para la actividad social y electoral. Los caciques del estado con su candidato priísta Raymundo Abarca Alarcón -apoyado por Adolfo López Mateos- optó por la represión y a fines de diciembre de 1962 atacaron con el ejército a un mitin convocado en Iguala por Genaro Vázquez para honrar a 13 ciudadanos fallecidos en Chilpancingo durante la lucha contra el general Raúl Caballero Aburto y denunciar el masivo fraude electoral. La lucha de Genaro continua y posteriormente, es encarcelado en Iguala de donde lo rescata un comando armado el 22 de abril de 1968 y pasa a la clandestinidad. Murió el 2 de febrero de 1972 sin esclarecerse si fue resultado de un accidente o fue asesinado por el ejército en un hospital de Morelia.
Lucio Cabañas, profesor y luchador social y político de izquierda egresado de la Normal de Ayotzinapa. En sus acciones campesinas y magisteriales convocó con los padres de familia a un mitin en Atoyac el 18 de mayo de 1967 el cual fue atacado por la policía judicial del Gobernador Abarca Alarcón asesinando a cinco padres de familia y dejando a otros heridos. Lucio logró escapar y pasó a la clandestinidad continuando su lucha contra el régimen priísta con el movimiento de masas dirigido por él como líder del Partido de los Pobres (PDLP) hasta el 2 de diciembre de 1974 cuando murió en un enfrentamiento con el ejército en el Otatal, sierra de Guerrero.
Podría terminarse con lo que siempre se dice sobre los episodios más negros de la humanidad: nunca más, pero, más allá del deseo, sólo el pueblo despierto y organizado puede evitar que el Estado y sus fuerzas represivas no volteen sus armas contra él quien es el que les da legitimidad jurídica y les cubre sus remuneraciones. Se reconoce que la inmensa mayoría de los miembros de las corporaciones militares y policíacas emanan de clases sociales desposeídas. La 4T puede hacer que se logre entre ellos y el Pueblo de México un encuentro positivo y duradero.