Difieren morelianos por el gusto de la cerveza artesanal o industrial
MORELIA, Mich., 5 de agosto de 2024.- En un acuerdo internacional de esos que no se sabe de dónde salen, pero que se llevan a cabo, el primer viernes de cada mes de agosto se conmemora el Día Internacional de la Cerveza, y a este acuerdo están suscritos alrededor de 50 países.
Todo inició un 5 de agosto del 2007, que casualmente era un viernes, cuando cuatro individuos en California -quién podría saberlo- Jesse Avshalomov, Evan Hamilton, Aaron Araki y Richard Hernández, se les ocurrió que ese día podría convertirse en una celebración en torno a la cerveza. Así fue y esto creció, sin embargo, en 2012 cambió de fecha; ya no fue el 5 de agosto, sino el primer viernes del mes de agosto.
En Quadratín salimos a la calle a preguntarle a las personas, cuáles son sus hábitos en torno al consumo de esta bebida, con qué frecuencia la consumen, y si conocen algún mito o realidad en torno a la chela.
El señor Fernando, originario de Tamaulipas, señala no saber nada sobre la cerveza porque es abstemio, sin embargo, dice que antes se echaba sus chelitas, pero llega un momento en el que el cuerpo ya no resiste, "de joven eran unas 12, ya entrando en edad con un six era suficiente" expone y expresa que en un inicio consumía cerveza comercial, de la industrializada, después también consumió artesanal porque tiene un sabor más fuerte y tiene mejor calidad.
Ha escuchado eso de la panza chelera dice, que quienes consumen cerveza agarran una forma redonda del vientre, "pero luego tiene unos amigos que están más flacos que una lombriz, que una tripa, y dices tú: 'bueno, cuál es la lógica', pero yo creo que es que te da hambre y comes bien", expresa.
Umxuch -nombre artístico- que parece un tanto místico y hasta poeta, cuenta a Quadratín que actualmente ya no consume cerveza pero recuerda diversas experiencias que vivió en torno a los vicios, y por sentirse inseguro aceptaba cervezas u otras cosas.
Dice que en esos tiempos ya con media caguama de la cerveza comercial estaba listo, "pero a veces me vomitaba", confiesa, y por eso ahora ha dejado atrás todo esos vicios porque "es muy ingrata la cruda y una felicidad pasajera", expresa y sentencia: "nadie puede huir de la consecuencia".
Arturo asegura que nunca le ha agradado el sabor de la cerveza por eso nunca la toma. En vez de eso toma refresco o agua mineral, dice, así que le da igual que haya cervezas artesanales o industrializadas de todos modos ni las toma.
Adrián asegura a Quadratín no tomar cerveza, después dice que a veces se toma una, normalmente las que venden en las tiendas que son industrializadas. Recuerda que hay algunos mitos en torno a la cerveza como el clásico de que echarte una te "empanzona", y a él le pasa, porque al tomar cerveza, solo una, le da sueño y se hincha.
Por su parte, el señor Enrique confiesa que casi diario se echa una cerveza. A él le gusta más la comercial, porque en la artesanal difiere el sabor, "tendría que tener gusto para el sabor porque a veces la dejan muy amarga, y ya con las otras estás acostumbrado al sabor, ya tienes tu consentida, por así decirlo", explica.
Con tres cervezas tiene para quedar a gusto, explica, quizá hasta cinco, porque después ya no se le toma gusto, se pierde el equilibrio y nada más es tomar por tomar. Además, a él la cerveza no lo 'empanzona' asegura, porque él le saca la espuma antes de degustarla.
"Para comer a veces como un pozolito, una pancita o con una carne asada, se antoja una buena cerveza, si tú tomas cerveza constantemente durante la comida, ya no disfrutas la comida porque te empanzonas y no disfrutas de comer, y si, por otro lado, tomas un trago al inicio, cortas el sabor, disfrutas el paladar nuevamente con la comida, terminas tu cerveza y ya para continuar la sobremesa dos otras cervecitas más te la pasas a gusto, y si hace calor mucho mejor", detalla el hombre que parece un experto.
Emilio asegura no tomar cerveza. Ya haciendo un recuento, dice que a veces sí se toma una. Confiesa que cerveza artesanal casi no ha aprobado, sin embargo, una vez paladeó una de miel y le gustó mucho. Normalmente, toma de la que le dan en las fiestas, que suele ser la cerveza comercial. Dice que no toma mucho pero la última vez que se echó un trago de cerveza, realmente fueron tres caguamas, asevera, y quedó un poquito mareado.
Lo que ha oído sobre la cerveza, es que por lo regular inflama el cuerpo o la panza, y que si uno anda crudo, tomarse una cerveza le ayuda a quitarse el malestar al siguiente día.
La señora Benita dice que sí le gusta la cerveza y de vez en cuando se toma una. Confiesa hasta la marca, es la Victoria la que le gusta aunque de vez en cuando se toma alguna artesanal. A las dos o tres cervezas deja de tomarla porque se empieza a marear.
"Dicen que si uno se toma una cerveza, tiene más alimento, y yo digo quién sabe si sea cierto o no. También dicen que si toma uno mucho se acaba el hígado, quien sabe si será cierto o no", expresa la mujer.