Tras bambalinas
Mente satánica
Lo que vemos, detrás de los “incidentes” del montaje en Motozintla, Chiapas; la emisión de una playera de la Santa Muerte en apoyo a López Obrador y el empujón de un estudiante de la UAM a Máynez, debería tenernos preocupados.
Con el recuerdo de hace 30 años en Lomas Taurinas, lo ocurrido a Claudia Sheinbaum fue convertido por el primer mandatario de la nación en una trivialidad, un “montaje”, pese a la gravedad que reviste. Veámoslo con crudeza:
Un grupo armado se puso a un metro de distancia de la candidata, con la posibilidad de colocarle una pistola en la cabeza. El empujón a Maynez pudo haber sido con arma blanca. Pero en este país hemos entrado a la “normalización” de la violencia.
La aparición de una calavera amenazante, contra quienes cuestionen al Presidente de la República, hoy les parece solo un “meme”, y el aludido dice que se debe respetar la libertad de culto y de expresión.
¿A cuál culto? ¿Al de la Santa Muerte o al de López Obrador? Y lo peor: tras ser cuestionado por el asesinato de dos paramédicos durante un ataque a tres ambulancias en Celaya, Guanajuato, el presidente López Obrador dijo entre risas:
__ “Que vaya Latinus ahí, o que vayan los derechos humanos”.
Así trivializó lo que debiera ser un hecho de profunda preocupación. Como lo hizo con su comentario sobre el asesinato de un candidato en Ecuador, que detonó la crisis diplomática y el allanamiento de la embajada mexicana.
Todos estos datos nos revelan el lado más profundo de una mentalidad SATÁNICA.
“MONTAJE” Y TRIVIALIZACIÓN
Pero lo más indignante y desalentador, es la actitud de los medios de información, que también normalizaron y se sumaron a la corriente de TRIVIALIZACIÓN dictada desde Palacio.
El Presidente acusó a Latinus de haber montado el incidente en Motozintla Chiapas, con 10 personas armadas, al paso de la caravana. ¿Y la escolta que venía con la candidata qué hizo? ¿La Guardia Nacional? ¿El Ejército?
Únicamente el periodista, José Reveles, vio algo que los demás no: se debe investigar a fondo el suceso, para determinar, entre otras cosas, posibles responsabilidades en la cadena de custodia a la candidata y corregir fallas.
¿Por qué? Porque México se encuentra ante el grave riesgo de otro magnicidio como el de Luis Donaldo Colosio. Pero estos hechos pasaron de noche en el ánimo social, pese al clima de violencia que vive todo el país.
Sólo José Reveles advirtió: “Sí es una amenaza el que puedan llegar hasta una candidata, recordando lo que pasó en el 94”. Hay un “clima” en el que pudiera darse un atentado”.
Las líneas de investigación son simples:
- Si un medio de comunicación tiene capacidad de hacer esto, imagínense lo que podrá hacer el Crimen organizado.
- Si un grupo civil la detuvo, entonces fue con el consentimiento del Ejército y de la Guardia Nacional, pese a la cercanía física que se registró
- Si fue el Crimen Organizado, entonces el país debe tener claro que los Cárteles del Narco han adquirido tal poder, que pueden atentar contra quien sea.
“Hay demasiadas fuerzas incontroladas en este país que sí podrían querer una solución de ese tipo. “Y va a haber más atentados. Esta elección promete ser bastante más violenta que otras, siendo la más importante de los últimos años…”
“La situación del país, la coyuntura, el clima se presta. Los poderes fácticos como el narcotráfico, como los cacicazgos locales, se sienten con el derecho de decidir quién va y quién no va”, dijo José Reveles.
Esto es lo que no advirtieron los demás medios de comunicación. La acusación de MONTAJE recae más sobre la Presidencia de la República. Hubo tolerancia, omisión o complicidad.
Cualquiera de las tres opciones es sumamente delicada. Y lo más grave es que, evidentemente, Claudia Sheinbaum no estaba enterada de que esto sucedería, por ello su rostro de sorpresa y desagrado.
López Obrador lleva semanas en una actitud miserable y demencial, anticipando incluso la reapertura del caso Colosio y el segundo tirador “después de las elecciones”. ¿Cómo para qué? Ni el hijo de Colosio quiere esto. ¿Qué busca?
Luego, la referencia macabra sobre Ecuador, donde mataron a un candidato, para “bajar” a la puntera, “que iba adelante”. Esto, además de intromisión diplomática, abre cicatrices que impactaron al mundo entero hace 30 años.
Así, más allá del segundo debate presidencial, las imágenes que tenemos presentes son: el de una calavera, silenciando a los ciudadanos, bajo la amenaza de no hablar mal del presidente; una leyenda misógina, coronada con la risa burlona del aludido.
Como marco de todo este cuadro fatídico, las recientes reformas a las leyes de Amparo y Amnistía, que literalmente impedirán al ciudadano defenderse de los actos arbitrarios de la autoridad.
De no ser echadas abajo por la Suprema Corte, el presidente de la República podrá, en el futuro, liberar delincuentes so pretexto de usarlos como “informantes”; podrá violar las garantías individuales y ordenar la prisión preventiva oficiosa.
Se podrán ejecutar desalojos, confiscaciones, expropiaciones, embargos precautorios, congelamiento de cuentas bajo la figura de asuntos de Estado o de interés nacional o por delitos graves.
Todo esto ha ocurrido, sin tener mayoría absoluta, gracias al contubernio del Poder Legislativo. La actual Legislatura del Congreso de la Unión que está por concluir, pasará a la historia como una de las más patéticas y sumisas al régimen.
Sólo en la peor época de absolutismo priísta, cuando no había más que gobernadores de ese partido, el Ejecutivo Federal había tenido tal poder de control. Era la época en la que nada se movía sin la orden del Presidente.
Esa época ha vuelto… y está a punto de entronizarse....