Reconfigurar la resistencia
Es importante escuchar voces que plantean caminar sobre los principios de la inclusión y diversidad, el equipo y trabajo colaborativo, para atender las problemáticas en materia de diversidad sexual, que permitan promover los cambios de diversos tipos para fortalecer a la comunidad LGBTTTIQ+.
En este sentido los grupos sociales, incluso los movimientos sociales, o bien las colectivas, integran sus agendas, a partir de las experiencias, conocimientos, saberes e información heterogénea desde la individualidades de dichas estructuras sociales, y que ello, permite comprender la existencia de dinámicas, trayectorias, incluso, en ocasiones, protagonismos individuales, por lo que es necesario, o dígase fundamental, construir los espacios para el debate de las ideas y que ello, permita transitar a la construcción colectiva de saberes, experiencias, conocimientos, estrategias y maneras de ver la realidad no solo para la comprensión de los campos del saber de la llamada comunidad diversa sexual (término paraguas; historia; evolución; normas; políticas públicas; índices de inclusión), sino, lo que me parece es básico, la habilitación de los sujetos para la representación del proyecto político, en donde su participación para la reflexión de la agenda legislativa, la propuesta de diseño de política pública y de los espacios en gobernanza para la participación y de creación y desarrollo de conciencia social, son fundamentales para el fortalecimiento de dicho proyecto político de diversidad.
Lo comento, por la importancia de generar condiciones de horizontalidad en el manejo de la información y participación de dicha comunidad diversa, de lo contrario podrían re-producirse formas de participación jerárquica donde su pudieran legitimar a sujetos con una mayor formación académica, o de quienes posen una mayor experiencia o manejo de las formas de participación, en detrimento de otro perfiles que no cuentan con los recursos del conocimiento o las experiencias metodológicas, pero que igualmente dichas participaciones son legítimas en tanto que forman parte de las colectivas y es importante escuchar sus saberes, sus expectativas y necesidades sentidas para dar sustento al proyecto político, desde lo local, desde sus propias realidades en comunidades en donde se viven los mecanismos de opresión más fuertes, que incluso en las ciudades, donde podemos hablar de una mayor apertura social.
Por ello, la importancia de transitar a una reconfiguración del modelo de atención para una mayor participación y contribución, es decir, de un modelo jerarquizado y en muchas ocasiones personal, a un modelo de intervención con práctica horizontal y participación de las personas integrantes del colectivo de la diversidad sexual LGBTTTIQ+, donde se pueda lograr que las estrategias de resistencia sean dinámicas, heterogéneas, resultado de las expectativas y necesidades sentidas de la población disidente sexual (que vive en zonas rurales, semiurbanas y urbanas con orientación sexual o identidad y expresión de género no hegemónico) que coadyuven a identificar un revisión crítica de las relaciones de poder y cómo son reinterpretadas en el contexto organizativo de resistencia antipatriarcal, no solo desde lo personal, sino de lo estructural.Y es que, pasar de lo individual o personal a lo estructural es una tensión que expresa no solo una demanda externa, sino un debate interno sobre cómo construimos el sujeto político, cómo construimos el proyecto político; hoy contamos con una oportunidad de oro, si se trabaja para la reconfiguración del hacer de la comunidad diversa sexual y sus estrategias de resistencia frente al patriarcado, podrán avanzar con estas acciones que han permitido que en el ejercicio de la norma y las acciones afirmativas, llegue la persona adecuada de la diversidad sexual, a contender por espacios de poder; desde esa posición, habrá que promoverse una visión no binaria sino diversa social, cultural, étnica, lingüística, dogmática, política y desde luego sexual, que fomenta una visión pluriversa donde las formas de pensar caben desde los principios éticos de la tolerancia y el respeto, donde se busca el pleno reconocimiento del estado para la igualdad sustantiva y el respeto a la dignidad de las personas.