Libre expresión
Iniciativas retrógradas y electoreras.
“La turbulencia de los demagogos derriba los gobiernos democráticos”. Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.) Filósofo y científico griego.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador mandó 18 iniciativas de reformas constitucionales y 2 más legales, con las que ha impuesto la agenda del proceso electoral, arrinconado a la oposición y le ha dejado claro a Claudia Sheinbaum Pardo, quien es el que manda.
Primero, el inquilino de Palacio Nacional reconoció la intención electorera de sus iniciativas al señalar con singular cinismo, que las presenta ahora porque “vienen las elecciones” y porque pese a que han transcurrido más de 5 años de su administración, hasta ahora hay condiciones.
Maestro de la politiquería y la grilla como es López Obrador, más que buscar efectivamente reformar la Constitución, lo que evidentemente pretende es mantenerse como actor preponderante del proceso electoral.
Dichas iniciativas le darán sustento a su discurso populista en temas como las pensiones al ciento por ciento y llevar a rango constitucional los apoyos sociales. Independientemente de las complicaciones que semejantes propuestas representan y que tendrían que analizarse a profundidad, para una mayoría de mexicanos es música para sus oídos.
Por ello, los opositores tendrán que ser extraordinariamente hábiles para manejar propuestas y discurso que eviten la pérdida de votos y de ser posible, postergar la discusión de semejantes temas hasta después de los comicios.
No será fácil, López Obrador es el coordinador de la campaña de Claudia Sheinbaum, ha implementado una vulgar elección de Estado e insistirá en violentar las leyes electorales en cada mañanera, como lo ha hecho cotidianamente.
Además, el inquilino de Palacio Nacional insiste en iniciativas retrógradas con las que pretende desaparecer las conquistas por las que lucharon los que se presumen de izquierda y que ahora en el poder intentan regresar a condiciones de la dictadura blanda tricolor, sin diputados plurinominales que aporten equilibrio y permitan la presencia de los partidos minoritarios.
López Obrador añora la etapa del PRI dictatorial, sin contrapesos, sin instituciones y organismos ciudadanos y autónomos que procuren el respeto pleno a la Constitución, transparencia, rendición de cuentas, equilibrios y mejores estándares de democracia.
Advierte que una “elección es también para definir un proyecto de nación”, así que, el mitómano en el poder genera una vez más la disyuntiva, están con él o en su contra.
Estar con él, implica regresar a México al presidencialismo absoluto y mantener a Claudia Sheinbaum como un títere. Más concreto, como lo advirtió Brozo, el personaje de Víctor Trujillo, en los comicios del 2 de junio, las opciones son, votar por la dictadura o la democracia.
A la candidata de triste figura, seguramente tampoco le gustaron las iniciativas de López Obrador, le puso agenda y le advierte que puede complicarle la permanencia en el poder si logra bajar a un 30 por ciento la participación electoral, para hacer vinculante el resultado de una consulta, como la revocación de mandato.
López Obrador alucina que seguirá con el poder y se lo ha dejado claro a Claudia Sheinbaum.
Sin duda, el enorme reto de los ciudadanos para el 2 de junio es ejercer el derecho y responsabilidad de votar, hacerlo informados y conscientes de procurar los equilibrios en el poder.
Por lo pronto, le quedan 7 meses y 22 días al gobierno de López Obrador… una eternidad.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.