Diversidad sexual, étnica y cultural
Los mecanismos de opresión continúan presentes en nuestro día a día, por ello, es importante seguir trabajando en procesos de deconstrucción metacognitiva, para disminuir la violencia, exclusión y discriminación que se vive y transitar a lo que he venido escribiendo y sustentando la paz diversa sexual.
En estos tiempos de globalización percibimos a la violencia como un espiral creciente de exclusión, estigma, prejuicio, y mucho odio que genera preámbulos de muerte; razón por la que se hace necesario conocer los orígenes de la violencia y la exclusión que vivimos para mejorar la comunicación y convivencia social.
De ahí la importancia de escuchar las narrativas y acciones realizadas por aquellos que han emprendido estrategias en medio de la violencia: social, sexual, de género, religiosa, étnica, y desde luego epistémica, como ha sido el caso del perfil de Celeste Ascencio, y es que su trabajo, su palabra, es testimonio de una humanidad herida entre la población originaria, pero a la vez es también esperanza, y el compromiso de impulsar trabajo para fortalecer un pensamiento crítico alternativo y generar condiciones de una propuesta de transformación social; así lo vimos durante el 2022 y 2023 en los trabajos comunitarios para las marchas del orgullo LGBTTTIQ+ en la región indígena Purépecha y que tuvo su desarrollo en Paracho, pero que impacto en Todo Michoacán.
Me gustaría centrar mi reflexión en las violencias y racismos epistémicos y desde luego, en la otra cara que se genera y en la cual ha participado Celeste y sus compañeres, permitiendo frente a dicho escenario el impulso a resistencias epistémicas y rebeliones epistémicas que atacan directamente al corazón de las formas de dominación en el cómo se debe de producir conocimiento, pero aun más, del para qué y para quién producirlo dentro y fuera de las ciencias sociales y de la academia, con todo lo que ha permitido de borrar saberes y experiencias de la población.
Celeste, ha impulsado luchas epistémicas, y con ello, planteó en su territorio no solo la lucha, sino una forma distinta de percibir la realidad y un conocimiento alternativo al conocimiento que ha sometido, controlado y disciplinado a las poblaciones originarias; desde donde se posiciona en la cúspide la ciencia y en el piso, abajo, desacreditado y subordinado, despreciado en ocasiones, el sentido común, los saberes, las experiencias y las maneras de autopercibirse desde otras lógicas y realidades y no desde la modernidad y el hedonismo.
Los epistemicidios, así como los genocidios que se sucedieron desde el siglo XVI; sometieron al ser, a los saberes, al poder y a la misma naturaleza, hoy en crisis; comentarlo, analizarlo y desagregarlo, nos puede ayudar a encontrar los mecanismos para proponer los elementos para construir entre todos, todas y todes las vías para evitar la exclusión, la discriminación, el odio, los controles del cuerpo, la jerarquización, los resentimientos, y la violencia permanente que vivimos.
Teóricos decoloniales, en la voz de Walter Mignolo, expresan que, los problemas del siglo XX estuvieron centrados en las fronteras del color de piel; pero al parafrasear este comentario, manifiesta que el problema del siglo XXI, será en la línea epistémica, y contundente expresa, y estas líneas no supera a la del siglo XX, sino que van de la mano, se suman. Y hoy tenemos violencia racial y violencia epistémica, por ello, reconocer esta situación, permite avanzar en las luchas epistémicas contra la violencia y el racismo.
La organización que han diseñado e implementado respecto de las dos ediciones de la Marcha del orgullo gay Purépecha en Paracho, expresa, varios elementos que constituyen esas luchas epistémicas con acciones estratégicas, porque desde ya, regulan las formas y el fondo, en cómo se desarrollara la estrategia de la marcha al interior de la comunidad y dentro de su territorio.
Al igual, se determina que se incluye y que no se incluye en las acciones e intersubjetivaciones del contigente que viene desde distintas partes de la geografía michoacana, incluso de otros estados y disfruta de las danzas y movimientos de los grupos sociales participantes en su andar de la glorieta del monumento de la Mujer Purépecha, a la pérgola de la plaza pública de Paracho; de igual manera, se determina el cómo se pueden involucrar las bases sociales en los procesos de organización, es decir, quienes participan: desde la autoridad municipal, así como la autoridad comunal, las estructuras sociales por barrio, y los propios colectivos de diversidad sexual.
Así, no se ha necesitado de asesores externos para definir el cómo, quién, cuándo, dónde realizar los eventos, son ellos mismos quienes ahora identifican y dan respuestas a las preguntas legitimando con ellos, su ser, sus saberes, el poder que tienen como comunidad diversa originaria.
Considero una gran oportunidad, lo vi, estuve en la segunda marcha participando, en el 2023, que las poblaciones han asumido la tecnología de una manera positiva, y es que han tomado los celulares, las videocámaras y otros instrumentos para grabar sus propias narrativas y enviarlas al mundo expresando quienes son ellos, qué hacen, y como lo hacen para mantener los ejercicios de la comunalidad, y con ello, emanciparse de la colonialidad en la que se vive; con ello, se asume una visión de comunicación comunitaria, presentando elles los planteamientos en la lucha epistémica y racial.
Esta parte es significativa, porque mujeres lesbianas y mujeres trans, y hombres gay y trans logran fortalecer su participación expresando la violencia y discriminación de que son objeto y generan las condiciones para transformar sus vidas y es que es desde ahí, desde lo cotidiano, en la plaza pública, en el caminar por la calle y en la pérgola, en un ejercicio de lo cotidiano-personal-colectivo, se generan las condiciones para la resistencia y la lucha contra el neoliberalismo.
De ahí la importancia, del trabajo realizado por Celeste y su grupo de trabajo, que han enfrentado con toda decisión la violencia epistémica y la violencia racial, de ahí que se hace necesario que se continue con la instrumentación de acciones afirmativas para compensar los procesos de discriminación, exclusión y violencia que han vivido por años los grupos en condiciones de orientación sexual e identidad de género, pueblos originarios, personas con discapacidad, personas migrantes.