Brinda Gisela Vázquez conferencia sobre el Poder del perdón
MORELIA, Mich., 8 de enero de 2024.- Cobijada por sus amigos, familiares y quienes hacen frente a su propio proceso espiritual de sanación, Gisela Vázquez Alanís brindo conferencia en el teatro Morelos sobre el Poder del Perdón.
En el auditorio más importante de Morelia, Vázquez Alanís retomó sus experiencias desde la infancia hasta el momento en que piso la cárcel, lugar en donde logró sanar sus heridas de la infancia y también las de la mujer víctima de violencia doméstica.
Para poder alcanzar el perdón, para sí mismo y para los demás, destacó, "hay que identificar las heridas, desde la infancia, de alguna manera tenemos las cinco heridas de la infancia y también el duelo, recalcó el duelo porque pasa a cualquier momento".
Y si bien hay quienes consideran que hay más de cinco heridas, ocho o más, hay en particular cinco que nos afectan a lo largo de nuestro crecimiento, enfatizó la también precandidata a la alcaldía de Morelia.
"Están las heridas del abandono, las provocadas por el rechazo, todos los hemos vivido; la humillación, la traición y la injusticia", entre otras, pero ninguna menos importante para quien las sufre, indicó la conferencista y ex alcaldesa de Turicato.
A lo largo de sus 42 años, Gisela Vázquez Alanís, recordó, sufrió la perdida de su hermana menor, lo que llevó a su madre a vivir en depresión y abandonar la labor de crianza de Gisela.
También sufrió la traición, porque su pareja en lugar de proteger y cuidar el hogar que ambos habían formado, sufrió agresiones físicas y emocionales, pero ella, atada a la herida del abandono, soportó todo, por temor a revivir el abandono de su niñez por parte de su madre.
La cúspide de los conflictos emocionales llegaron al pisar el penal de Uruapan, la tristeza por no tener a sus hijos y la incertidumbre de su futuro se apoderó de Vázquez Alanís, pero fue en ese lugar donde encontró la paz, se reencontró con su lado espiritual y logró perdonar a quienes le habían hecho daño.
Invitó a todos a reencontrarse con su lado espiritual, sin importar como llaman a ese ser superior en el que creen o confían, porque sólo con el perdón se crece, se superan dificultades y se aprende a querer, a valorar a las personas a nuestro alrededor y poner límites propios y a los demás.