Los nuevos desafíos de Eduardo Ramírez
El paradigma ha cambiado totalmente. Todo gira en torno al proceso sucesorio presidencial, pero también al relevo institucional de nueve entidades federativas y la instalación de ambas cámaras legislativas. De hecho, ha iniciado un ejercicio previo para promover las marcas o precandidaturas mediante los recorridos territoriales. Incluso, luego de una semana, la intensidad ha ido en aumento a la par de una gira, toda vez que, en varios puntos del país, la presencia de los aspirantes se ha hecho notar. Como sabemos, la disputa será con tres fuerzas políticas que, de manera paralela, jugarán por miles de puestos de elección popular.
Con esta premisa, la decisión quedará en manos de la población civil. Como parte de esas determinaciones, hay puntos claves que, a la postre, se decidirán el próximo año. Uno de ellos, claro está, es el estado de Chiapas. Habrá juego por la gubernatura, lo mismo que la fórmula del senado y, con ello, distritos federales, sin olvidar una cantidad importante de ayuntamientos. De esa forma, únicamente se ha definido al coordinador de los comités de la defensa del voto. O sea, al candidato de Morena que, con todos los pronósticos a su favor, será el sucesor de Rutilio Escandón. Hablamos de Eduardo Ramírez.
En esta misma semana, por ejemplo, Claudia Sheinbaum, en compañía de Eduardo Ramírez, visitó varios puntos importantes. Esto generó grandes movilizaciones de contingentes que cobijaron a ambos. De hecho, el marco sirvió para que Sheinbaum, ya con el bastón de mando, entregará la constancia de precandidato único al Jaguar. Eso, por supuesto, provocó un efecto mayor entre los asistentes al considerar a Ramírez, de acuerdo con los estudios previos, como el gran favorito para llegar al despecho estatal.
Y, antes de construir la ruta, Eduardo Ramírez cerrará un ciclo en el Senado de la República. Fue, sin lugar a dudas, uno de los legisladores más productivos de la Cámara Alta. Su influencia, como muchas otras virtudes, fueron de mucha ayuda para sacar una agenda de propuestas que, a la postre, llegaron a buen puerto. Hablamos de leyes y reformas constitucionales. Debemos recordar que, en un periodo legislativo, Ramírez fungió como presidente de la Mesa Directiva del Senado, lo que comenzó a despertar mucho interés. Luego llegó la coordinación de la fracción y la presidencia de la Junta de Coordinación Política y, con ello, su poder político creció.
No está de más recordar que, para la planeación y organización, estos meses que Eduardo ha estado al frente, el grupo se ha mantenido en unidad. Hay libertad para examinar los rubros internos, lo mismo que colaboración y rendición de cuentas. De esa forma, hay ánimo para seguir impulsando los temas prioritarios. Quizá alcance el tiempo para atender algunos, sin embargo, le quedan prácticamente tres semanas al líder de la fracción a sabiendas de que la decisión de separarse está tomada. La manera de entender perfectamente ese hecho, es el regreso de Ricardo Monreal.
Una vez cerrado ese ciclo, toda la energía se canalizará en la precampaña por la gubernatura de Chiapas. De hecho, los recorridos territoriales- a varios puntos de la entidad- siguen sin detenerse. Este fin de semana, por ejemplo, Eduardo Ramírez, con referentes y estructuras del PT, signó una especie de ruta de unidad para encarar el proceso.
Esto ocurre en un momento clave donde los principales referentes han cerrado filas con él. Pasó con quienes aspiraron a buscar la coordinación de los comités de la defensa del voto. Todos, sin excepción, le han mostrado su respaldo a Ramírez en los retos que se avecinan. Eso es una clara señal del triunfo contundente que, desde luego, saldrá de la mayoría de chiapanecos que han tomado partida por el Jaguar Negro, como el futuro sucesor de Rutilio Escandón. En esa perspectiva, el margen de diferencia, de acuerdo con las ponderaciones más recientes como Massive Caller, dan un amplio porcentaje de ventaja al “Jaguar”. Hablamos, en cualquier hipotético escenario con aspirantes de la oposición, de una proporción de 28 puntos o, en su defecto, un tramo de 3 votos a 1.
Con esa convicción para seguir profundizando el proceso de transformación en Chiapas, Eduardo Ramírez enfrentará nuevos desafíos. Será, de entrada, una campaña intensa y, con ello, la coronación con el triunfo para la gubernatura. La decisión recaerá en la mayoría de la población civil que se inclinan por él.