La criminalidad de México en el mundo
México es el tercer país con el índice más alto de criminalidad en el mundo, solo después de Myanmar y Colombia, que ocupan el primero y segundo sitios, según la Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional (GI-TOC), por sus siglas en inglés.
La GI-TOC es un conjunto de profesionales que luchan en contra de la economía criminal y los actores que la alimentan. Lo hacen a través de una red de organizaciones de la sociedad civil que funcionan como observatorios de este fenómeno delictivo. Su sede está en Suiza.
El Índice Global del Crimen Organizado es una herramienta diseñada para evaluar los niveles de criminalidad y de resiliencia ante la actividad delictiva a nivel mundial, en los 193 Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En el informe 2023, con datos de 2022, en América la región de México y Centroamérica se posicionó en el “nivel más alto de criminalidad”, pero México baja al tercer lugar global al considerar los delitos contra la flora y la fauna.
Myanmar tiene una tasa de 8.15 de criminalidad global; Colombia, 7.75 y México, 7.57. Le siguen Paraguay, con 7.52; Ecuador, 7.07; Honduras, 7.08; Panamá, 6.98; Brasil, 6.77; Venezuela, 6.72 y Guatemala, 6.60. Estos son los pirmeros diez a nivel mundial.
El continente americano se sitúa como el más peligroso del mundo y como el escenario donde el crimen organizado tiene el espacio más propicio para desarrollarse, afirma la institución.
América es hoy el centro de la criminalidad mundial y las regiones que la conforman “figuran consistentemente entre las tres primeras posiciones, a nivel global, en 11 de los 15 mercados criminales que mide el índice”.
Los mercados y actores criminales presentes en América operan al mismo tiempo en varios países de las distintas regiones y ejercen una influencia mucho mayor que en los otros continentes.
Para el caso de América, desde 2000 se mantiene la tendencia de crecimiento e influencia de las mafias del crimen organizado. Es evidente que “están protegidos por grupos de poder económico y político”.
En América, la desigualdad económica, social y política es también la mayor del mundo. En los últimos 30 años, los países transitan de la esperanza a la desilusión con gobiernos demócrata-liberales o populistas autoritarios. Los grandes problemas siguen ahí.
El Estado de Derecho está amenazado en sociedades fragmentadas y polarizadas, con una muy desigual distribución del ingreso y de las oportunidades. Es en ese espacio donde el crimen organizado transnacional crece y se expande. México, como vemos, no es la excepción.