El pensamiento crítico de Monreal
Ricardo Monreal, uno de los activos más importantes de los últimos tiempos, cerró dos capítulos que, hace unas semanas, transitaban en la coyuntura político electoral. Habló de la aspiración legítima para coordinar los trabajos de Morena y, en definitiva, la luz que mantuvo encendida por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. En la primera, todos sabemos, luchó a la buena, sin embargo, las circunstancias siempre fueron adversas y, con ello, fue imposible hablar de un proceso democrático tras un ejercicio disparejo.
Esa perspectiva, claro está, dinamitó una lucha que promovieron desde varios frentes. Las redes sociales, por ejemplo, fueron un punitivo mecanismo para abrir la metralla. De esa forma, el camino se llenó de obstáculos y, al final de cuentas, terminó por influir. Aun así, Ricardo Monreal asumió una postura institucional para luego cerrar filas con el presidente López Obrador. Tan es así que, el día del destape de la ganadora, reconoció, avaló y apoyó el resultado y, fiel a su estilo, habló que peleó hasta el final sin aparato. O sea, mostró el lado más crítico en un momento clave de unidad, para que, a la postre, sea necesario fijar reglas de participación que promuevan la pluralidad.
Y como un político jamás se retira de su labor u oficio, Ricardo Monreal tiene mucho que aportar a la causa de la transformación del país. De hecho, Claudia Sheinbaum, coordinadora de los comités de la transformación, le sacará todo el provecho a la experiencia del zacatecano. Incluso, un operador de la talla de Monreal, para este proceso que aún no termina, constituye una voz crítica para no caer en pragmatismos. Vale la pena que Morena considere las recomendaciones para la elección de las nueve gubernaturas estatales para que a la dirección del partido no se le vaya de las manos el ejercicio.
Es necesario, por lo tanto, respetar la voluntad que ha tomado el pueblo en distintos puntos del país. Ricardo Monreal, en ese sentido, ha privilegiado dos rubros cruciales para no perder la dirección: la unidad y la cohesión hacia adentro. No es para menos: el zacatecano lleva más de 45 años acumulando una gran experiencia en este tipo de ejercicios. De hecho, esté será su tercer proceso presidencial que le toca coordinar tareas de planeación y logística. En otras palabras, buena parte de su carrera la ha destinado al curso de la transición del país.
Y una voz crítica como Ricardo Monreal, en todas las trincheras, siempre impacta positivamente. Recuerdo que, con esa visión, elevó el nivel de debate desde el Senado de la República. Me viene a la mente la votación en uno que otro punto donde se reservó el derecho. Pese a que esto significó comentarios en contra, Monreal se mantuvo firme y, al final de cuentas, la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación terminó por darnos la razón en matices que, desde antes, el zacatecano advirtió que eran inconstitucionales. Es más, fueron muy pocos los que le reconocieron, pero, de alguna forma, la concepción de un crítico como Ricardo se fortaleció.
Es, de todos los políticos de la actualidad, el actor más centrado en la realidad que vive el país. Asimismo, su nación de los rubros que hay que fortalecer promueven una reflexión de un juicio que, dicho sea de paso, está probado y es, sin lugar a dudas, algo que distingue al zacatecano. En tal sentido, Claudia Sheinbaum, para los trabajos que se avecinan, tiene un equipo potencialmente competitivo con actores como Ricardo.
A Ricardo Monreal, por ejemplo, lo visualizó en la Secretaría de Gobierno o, para asuntos legislativos que serán medulares, nuevamente como el líder de los senadores de Morena en la Cámara Alta. Incluso, ante los retos que enfrentará Claudia una vez que llegue a la presidencia, el papel del zacatecano es algo así como el perfil que le traerá estabilidad, equilibrio y, sobre todo, el pensamiento crítico que no hay que soslayar, pues, hoy por hoy, la capacidad del zacatecano es determinante.