En contexto
Los sismos en esta fecha y otras historias. Para AMLO la división de poderes y el Estado democrático no existe. El chapito.
El 19 de septiembre de 1985, 2017 y 2022, la capital mexicana y sus alrededores fueron sacudidos por tres diferentes sismos y que han sido de alta intensidad. Pero más allá de que estos tres fenómenos telúricos se registraron el mismo día, aunque en diferente año, los expertos del Servicio Sismológico Nacional (SSN), operado por la UNAM, y del Servicio Mareográfico Nacional coincidieron en el hecho de que dichos temblores que se hayan registrado los 19 de septiembre son una “desafortunada coincidencia”, pues destacaron que los movimientos terrestres de esta naturaleza no se pueden predecir.
De acuerdo con investigadores del grupo de Análisis e Interpretación de Datos Sísmicos del SSN, la probabilidad de que esto ocurriera era mínima, pues era “como sacarse la lotería tres veces seguidas”. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) advirtió en su momento que la coincidencia de fechas en los sismos en septiembre merecía abrir nuevas líneas de investigación. También pidió a los científicos hacer estas investigaciones con seriedad y metodología, ya que nuevas preguntas requieren respuestas apropiadas.
Hasta ahora, dichos estudios están en curso, pero en los últimos meses, se han estado registrando microsismos en distintas zonas de la ciudad, cuyo epicentro mismo se encuentra dentro de la misma urbe y los investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM lo atribuyen a que pueden ser provocados por diversas causas como explosiones cercanas, ajustes de la corteza de tierra, por la extracción excesiva de agua que ocasiona hundimientos naturales o movimientos de las fallas como consecuencia de lluvias intensas, pero aclara que en la mayoría de los casos los microsismos son productos de la naturaleza.
Normalmente cuando se producen sismos en el Valle de México, las ondas sísmicas suelen provenir la mayoría de las veces de las costas del Pacífico de estados como Guerrero, Michoacán, Oaxaca o Chiapas. Este tipo de sismicidad se siente en todo el valle y suelen ser de larga duración. En cambio, los microsismos tienen su epicentro dentro de la misma ciudad de México y aunque su magnitud es baja, al ocurrir cerca de la superficie se sienten como una vibración intensa durante un periodo corto de tiempo. Pero, además, la característica más clara de los microsismos es que se sienten sólo en las regiones más cercanas al epicentro, esta es la razón de que los ciudadanos en algunas alcaldías los sientan, mientras que el resto del Valle de México no es capaz de percibirlos.
Según la UNAM, cuando se trata de microsismos, el escenario es completamente distinto, pues el epicentro se genera justo debajo de la ciudad, lo que deja un tiempo nulo de alertamiento. Además de que se trata de movimientos de baja magnitud que pasan desapercibidos para gran parte de la cuenca. El Sistema de Alerta Sísmica, depende de los sensores sísmicos que están colocados en distintas partes de las costas del Pacífico. Dichos sensores se encargan de detectar los movimientos importantes en la brecha de Guerrero. Cuando un sismo supera cierta magnitud considerada como peligrosa, las alertas se activan y antes de que las ondas sísmicas lleguen hasta el Valle de México, el sistema de alerta sísmica se enciende con 50 segundos de anticipación, pero no detecta los microsismos.
Pero ¿los microsismos van en aumento? … según los científicos no.
Un dato anecdótico. En plena Revolución Mexicana y justo el día en que Francisco Madero entró a la ciudad, ocurrió un sismo de magnitud 7.6 y con epicentro en Michoacán. Se le conoce como el temblor maderista. Esto fue el 7 de junio de 1911. El saldo que provocó fue de 52 muertos, 40 de ellos debido al derrumbe del ala derecha de los dormitorios del Tercer Regimiento de Artillería que estaba en Ribera de San Cosme. La colonia Santa María la Ribera resultó la más dañada y nuevamente el Palacio Nacional, además de la Escuela Normal para Maestros, la Escuela Nacional Preparatoria, la Inspección de Policía y el Instituto Geológico, que registraron diversas cuarteaduras. Además, 250 casas quedaron totalmente destruidas. El dato curioso es que se derrumbó del edificio que estaba en el terreno donde en 1914 se construyó el Hotel Regis, que en el temblor de 1985 se desplomó; ahora el lugar es conocido como plaza de la Solidaridad en la Alameda Central.
Por otra parte, luego que pasaron los festejos patrios, nuevamente, Andrés Manuel López Obrador, volvió a cometer uno de sus yerros políticos más grandes, pues en los actos conmemorativos del aniversario número 213 de la Independencia, pues no se le pegó la gana invitar a los representantes de los poderes legislativo y judicial. Ni desde el pasado miércoles 13 de septiembre, con el acto de los Niños Héroes, ni a los subsecuentes (Grito libertario y Desfile Militar) fueron convocados los representantes de los otros dos poderes de la Unión.
El argumento esgrimido por el tabasqueño en uno de sus soliloquios mañaneros fue que con el Poder Judicial Federal “… no tenemos buenas relaciones porque se ha dedicado a actuar en contra de la transformación… están en contra del pueblo y son representantes de la oligarquía, de la minoría corrupta, rapaz… son como representantes de la delincuencia de cuello blanco y en algunos casos también de la otra delincuencia, no todos, pero sí predominan”.
Este es uno agravio más que ha sufrido la presidenta del Poder Judicial de la Federación, la ministra Norma Lucía Piña Hernández, así como la priista Marcela Guerra, presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados y la morenista Ana Lilia Rivera, presidenta de la mesa directiva del Senado de la República. Estos actos conmemorativos son los más importantes a que se convoca por parte del Estado mexicano por tratarse de los festejos de la Independencia nacional y son una tradición protocolaria, pues en otros sexenios, incluso los oradores oficiales provinieron de esos poderes y no del Ejecutivo.
Pero López Obrador, como un pequeño dictadorzuelo, piensa que el Estado mexicano es él. Ojalá y que, en ambas del Congreso de la Unión, lo exhiban, como lo que es, un sátrapa. Aunque la mayoría morenista lo defienda argumentando, como siempre, estupideces.
Ovidio Guzmán López, quien fue extraditado el viernes pasado a Estados Unidos con el mayor sigilo por parte de las autoridades mexicanas, compareció ante el Tribunal Federal de Distrito en Chicago. El presunto narcotraficante, hijo de Joaquín Guzmán Loera ‘El Chapo’, estará representado por Jeffrey Lichtman, quien también representó a su padre en el juicio por el que el fundador del Cártel de Sinaloa fue condenado a cadena perpetua en 2019, por cargos relacionados con el narcotráfico y crimen organizado, y para sorpresa de muchos se declaró “inocente”.
Ovidio Guzmán, quien el 17 de octubre de 2019 fue liberado por instrucciones de López Obrador, luego de que fuerzas militares lograron su detención en Culiacán Sinaloa, enfrenta a varios cargos en Estados Unidos, debido a las acusaciones presentadas en Washington, Chicago y Nueva York contra él y sus hermanos, conocidos como “Los Chapitos”.
La acusación de 40 páginas en contra suya y de sus hermanos Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Joaquín Guzmán López, se refiere a la venta de drogas y delitos violentos desde 2008. Ovidio Guzmán llegó el pasado viernes a Estados Unidos, tras haber sido arrestado por las autoridades mexicanas en enero de este año. El 17 de octubre de 2019 cuando fue liberado por primera vez, la fracción del cártel de Sinaloa conocida como “Los Chapitos” dio lugar a una violenta reacción delincuencial que amenazaba con un baño de sangre. López Obrador optó por liberar al junior, con el consecuente escándalo nacional e internacional.
Ovidio continuó así con sus actividades delincuenciales e intensificó el tráfico de fentanilo, incluso operando desde la ciudad de México, además de supervisar once laboratorios en Sinaloa con una producción mensual de metanfetamina de entre tres mil y cinco mil libras, de acuerdo con las acusaciones fincadas en su contra ante una corte federal de Estados Unidos, que está a la expectativa de comprometedoras declaraciones que podrían involucrar a autoridades mexicanas que lo protegían a cambio de importantes sumas de dinero.
Ayer, López Obrador, se refirió al tema de manera muy escueta y dijo que se llevó a cabo la extradición porque Ovidio no tramitó un amparo que lo evitará y arremetió contra los políticos estadounidenses. No abundó mucho sobre el asunto.