Dos fuerzas políticas
Está claro: la elección presidencial se disputará entre dos fuerzas políticas del país. La de izquierda, que ahora coordina Claudia Sheinbaum; y la derecha, que eligió a Xóchitl Gálvez. Será un choque que, a partir de estas fechas, se ha ido catapultando con gran efervescencia social y política. Por un lado, no deja de existir lo que muy a menudo sucede en aras de un proceso electoral de esta naturaleza. Hablo de la descalificación y la diatriba que es, políticamente hablando, una estrategia.
Para la derecha, por ejemplo, es como un recurso de supervivencia política. Como sabemos, Morena tiene amplio dominio en las encuestas no solamente para la presidencia de la República, sino para la mayoría de espacios legislativos, gubernaturas, congresos locales y ayuntamientos. Es, hasta ahora, quien mayor competencia ha demostrado en la población civil. De hecho, en este par de días la intención del voto para la coalición de izquierda creció cinco puntos.
Se nota que, posiciones como la de Marcelo Ebrard, no están generando mucho eco al interior del partido. Él, por ejemplo, todavía no toma una decisión y, en medio de esta coyuntura, seguramente tiene dudas si se va o permanece en el movimiento. Mientras evalúa esa posibilidad, la incorporación de Ricardo Monreal, como coordinador territorial de Sheinbaum, genera muchas expectativas, pues la experiencia del zacatecano está probada y comprobada como gran estratega. Dicho en otras palabras, la llegada de Monreal, a esta nueva encomienda, le traerá mucha estabilidad territorial y, con ello, mayor aporte para tender puentes de interlocución con todos los sectores sociales del país.
Para la tarea que encabezará, que es, en específico, coordinar los trabajos territoriales, logísticos y de planeación estratégica, tiene gran experiencia Ricardo Monreal. Recuerdo que, hace algunos años, esa labor la llevó a cabo al representar a López Obrador en esa designación. Lo hizo, ni más ni menos, apuntalando las grandes capacidades que posee para debatir y cargar con la enorme presión que constituye un desafío de esa naturaleza. Por esa razón, Sheinbaum decidió muy bien en poner al zacatecano en esa responsabilidad que, de forma segura, hará un quehacer de calidad.
Hoy, por ejemplo, Ricardo Monreal se reunió con parte de la estructura territorial y, desde esa posición, aceita la maquinaria que, definitivamente, le aportará muchísimo a la causa de Sheinbaum. De hecho, se nota ya el trabajo que desempeñará Monreal, incluso, resultó muy positiva la respuesta. Es decir, es una gran ventaja, para un proceso electoral, contar con un operador político como el zacatecano.
Ese efecto será positivo para la elección presidencial, pero, también, para las gubernaturas. Incluso, muy pronto será el registro de aspirantes y, en esa coyuntura, se espera un desfile de perfiles dado la gran inercia de competitividad que jala la marca. De todos ellos, por ejemplo, el único que técnicamente ha definido una virtual candidatura, es el coordinador de los senadores de Morena, Eduardo Ramírez. De hecho, la última encuesta que publicó Demoscopia Digital, lo coloca con más de veinte puntos de ventaja del segundo lugar.
Y, desde hace algunos meses, Eduardo Ramírez, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, ha levantado la mano para ir por la candidatura de Morena por Chiapas. Entre las ventajas, claro está, figura el tema de las encuestas, pues todas ellas le favorecen. De igual forma, la nueva encomienda como líder de la fracción lo ha fortalecido, al grado de colocarlo practicante como el aspirante con mayores posibilidades de ganar el ejercicio que se avecina. De hecho, la posibilidad de que el Jaguar gane el proceso interno y, a la postre, la gubernatura, son potencialmente inmensas.
En Chiapas, como en la mayor parte del país, la oposición está desinflada. Es verdad, será una competencia entre dos fuerzas, sin embargo, la derecha, en estos momentos, no tiene ninguna posibilidad de competir al tú por tú.