Benditos libros de texto
Esta semana el debate mediático de los nuevos libros de texto gratuito causó revuelo en el país. La derecha en la descalificación de los mismos cayó en posturas fascistas y provocadoras como llamar a arrancar hojas de ellos y quemarlos para evitar que contaminaran la mente de los escolares. Tales despropósitos atizados por columnistas y por medios como TV Azteca generaron, a su vez, denuncias y respuestas desde las posturas que apoyan la renovación de los textos gratuitos.
La campaña llegó a las denuncias y amparos legales contra la distribución de los textos sin que prosperaran en el poder judicial y al mismo tiempo, la avalancha mediática de repudio de la mayoría de los sectores sociales, gobernador@s, intelectuales, académic@s y docentes del país ante las declaraciones y amenazas de la derecha hizo perder impulso a ésta evidenciando la fuerza minoritaria que los apoya tanto en el escenario electoral como en el conjunto de los espacios sociales y políticos.
¿Por qué emprendió la derecha esa campaña feroz contra los nuevos libros? Puede explicarse precisamente por la desesperación dada la incapacidad de conquistar la voluntad de los millones de electores que decidirán la sucesión presidencial y que han ratificado una y otra vez su apoyo a Andrés Manuel López Obrador y al proceso de transformación que él fundó y dirige y el cual ha demostrando en la práctica la diferencia de gobernar desde, con y para el pueblo, respecto a la época repudiada en todos los órdenes por el saqueo y la depredación del país cuando fue gobernado por esa derecha irreductible que no reflexiona en que su delirante ataque a los nuevos libros de texto la aisla aún más de la mayoría.
El viejo argumento del anticomunismo -ahora reciclado- ya lo había intentado la derecha desde la campaña del 2018 y al inicio del gobierno obradorista acusando a AMLO de recibir financiamiento de Moscú. Tal lance derivó en la chunga popular acompañada por el propio Presidente quien, divertido, se autodenominaba Andrés Manuelóvich por haber recibido el oro de Móscú.
Pero, sin duda, un saldo positivo para toda la población ha sido el interés que se despertó por conocer y opinar sobre estos nuevos libros de texto por amplios sectores vinculados a la educación y quienes de no ser por la embestida de la derecha seguramente se hubieran mantenido indiferentes.
Pasados los días se ha evidenciado que no tienen sustento las acusaciones sobre el contenido comunista de los textos y que las referencias a la Historia contemporánea no hacen sino recoger los principales acontecimientos acaecidos en las últimas décadas del devenir social de este país, lo cual era ignorado intencionalmente en las versiones de los libros que editaban los gobiernos neoliberales.
Mención aparte merece el tratamiento en los textos del Humanismo Mexicano levantado por el Gobierno Federal como el paradigma ético, político e ideológico que orienta la marcha y objetivos de la Cuarta Transformación y el cual ha sido sancionado positivamente por las mayorías.
Igualmente, la llamada de atención hacia la población sobre el papel, contenido y utilidad formativa de los libros de texto, incluyó al magisterio nacional en cuyo sector todos los grupos y sectores manifestaron su apoyo a la renovación aplicada a los mismos y por cierto, serán ellos los principales responsables de revisarlos para señalar los cambios que deban hacerse frente a los errores tipográficos y de diverso tipo, como sucede con toda obra escrita. Igualmente l@s docentes habrán de ponerlos en práctica con un sentido creativo y crítico como corresponde a su papel.
Con esta experiencia, la derecha tendrá que hacerse cargo de la verdad desnuda: los vientos de cambio que llegaron a México con la transformación en marcha hacen inoperantes las estrategias del pasado con las que la derecha manipulaba a la población para extender su dominio durante casi un siglo. La lección es clara, la lucha entre los proyectos políticos tendrá que darse en el seno de una sociedad politizada y alerta con la cual ya no funcionan las trampas y las sorpresas y menos el amarillismo y los discursos vociferantes.
Benditos libros de texto que nos motivaron a miles en unos cuantos días a reflexionar a distinguir y a separar el grano de la paja.