Indicador político
La jugada de Dante: potenciar a MC
ante desmoronamiento del Frente
Mientras acumula evidencias hasta hoy de que no cuenta con los votos suficientes para ganar la elección presidencial, el Frente Amplio opositor depende de que Dante Delgado Rannauro les ceda la estructura, perfiles y votos de Movimiento Ciudadano para beneficiar al grupo dominante del PAN-Coparmex-intelectuales.
En lo que pudiera hacer un movimiento para redefinir percepciones, pero que pudiera convertirse en una estrategia de largo plazo, Dante dejó entrever que podría empujar la candidatura presidencial de Luis Donaldo Colosio Riojas no tanto ante la falta de expectativas de ganar, sino adelantarse el Frente opositor y sobre todo consolidar la posibilidad de que MC sea la verdadera segunda fuerza política, ante la pérdida del PAN por su derechismo, la disolvencia del PRI y la disolución del PRD. La derrota presidencial liquidaría a los partidos del Frente.
Al Frente opositor le faltó modestia en sus solicitudes de incorporación de MC a la coalición, sin entender de que el PRIANREDE necesita más al partido de Dante que éste a un grupo tripartidista que carece de bases políticas y sociales. El PAN se ha desarticulado en grupos pequeños y de élite que sólo buscan posiciones legislativas, el PRI perdió el Estado de México y la dirección política de Alejandro Moreno Cárdenas sólo ha conducido a acelerar la desarticulación de su estructura política y el PRD pasó sin rubor de la izquierda socialista-populista al neoliberalismo de la ultraderecha de Claudio X. González.
Las circunstancias y tiempos políticos están llevando al Frente Amplio opositor a posiciones fuera de juegos estratégicos y está improvisando comportamientos de coyuntura impiden la consolidación de una verdadera estructura opositora. La aparición coyuntural de la senadora panista/no-panista Xóchitl Gálvez no pudo ser procesada dentro de un proyecto estratégico y rompió todos los acuerdos internos que habían tardado más de un año en conciliar posiciones ideológicas divergentes y acuerdos entre los múltiples grupos políticos que habían aceptado una candidatura única abierta a las negociaciones.
Movimiento Ciudadano ha sido visto sólo como un 8% de votos, pero sin entender el juego político de su dirigente Dante Delgado, y el Frente opositor, de manera ingenua y hasta torpe, ha dejado entrever que MC es un membrete que por sí solo no ganaría las elecciones, pero que representa un porcentaje de votos que pudiera acercar al Frente a la tendencia de votos atados morenistas a la popularidad presidencial y al manejo de los programas sociales.
Pero quienes conocen a Delgado saben que se trata de un político estratégico con capacidad para entender la lógica de las contradicciones políticas del sistema y por lo tanto con el proyecto de convertirse en la fuerza sucedánea del desmoronamiento del PAN, el PRI y el PRD. Delgado sabe que no habrá un milagro para cambiar el voto morenista de la sociedad ni tiene la estructura partidista para vigilar las elecciones, pero ya oteó en el ambiente una nueva fractura en el PAN, la jibarización del PRI de Moreno Cárdenas por la falta de defensa de importantes figuras individuales del partido y la desaparición del PRD hoy convertido en una célula minoritaria del grupo de Los Chuchos.
La jugada política de Dante Delgado gira en torno a la decisión de presentar candidato a la presidencia, no desgastarse en una victoria imposible, relanzar a MC como una segunda fuerza política y aprovechar la figura de Colosio Riojas como propuesta central que le quitaría reduciría votos al Frente opositor.
Dante Delgado utilizó al Partido Convergencia y luego a Movimiento Ciudadano para construir una opción ante el desmoronamiento del viejo régimen priista-panista-perredista de partidos, lo que deja las evidencias de que la batalla opositora no será entre la senadora Gálvez, el panista Santiago Creel Miranda y la priista Beatriz Paredes Rangel, sino entre las estrategias políticas de largo plazo de Claudio X. González y Dante Delgado.
La verdadera lucha política del país se dará en los tres primeros años de la próxima administración, ya sin López Obrador en el centro del poder.