Cancha dispareja y exclusión
Hemos rebasado la mitad de las giras de información para entrar a la recta final del ejercicio que estipuló el Consejo Político Nacional de Morena. Hasta ahora, no hay duda de que habrá unidad más allá de las desigualdades que reinan en el proceso interno. Hablo del esquema de comunicación que, desde hace meses, se ha vuelto una práctica rutinaria y que, de ninguna manera, abona a la democracia participativa de quienes compiten apegados a las reglas de participación.
Ha sido todo lo contrario: en lugar de priorizar una chancha plural y democrática, algunas corcholatas han hecho caso omiso, tanto a las normas establecidas en órgano de dirección del partido, como las del mismo INE. Y no solo eso, uno que otro se saltó el pacto signado con el presidente Obrador, en un cónclave en el que se acordó una campaña austera y alejada de la parafernalia. Incluso, esos temas salieron a la luz pública una vez que concluyó el Consejo Extraordinario para definir la ruta sucesoria.
Muchos pensamos que, con esa situación, la cancha se iba a emparejar al grado de permitir que todos transitarán bajo el mismo flujo de la democracia. Sin embargo, hay una gira ruidosa donde se ha desplegado un aparato impresionante de comunicación. Por un lado, la publicidad en las calles a través de costosos espectaculares que, a la postre, han servido para que las corcholatas se afiancen. Otro aspecto es el despliegue de un ejército de activistas que reparten publicidad por medio de revistas y periódicos que, claramente, desnudan el dispendio de recursos y, de paso, ponen de manifiesto el rompimiento de los acuerdos.
Se estima que miles y miles de espectaculares están promocionando la imagen de una que otra corcholata. El punto es que, con ello, de forma desafortunada hay una cancha dispareja que describe un día sí y el otro también, que el favoritismo reina en la sucesión presidencial. En la medida que las semanas avanzan, y pese al llamado que hizo el presidente, no se ve la intención de retirar los anuncios. Una de las cuestiones es que, en este momento, a la dirigencia parece no interesarle el asunto, no sé si hay un silencio cómplice, o porque se han visto rebasadas por la imagen de los suspirantes.
Lo cierto es que, esa situación, es responsabilidad de la dirección de Morena; el partido debe trabajar en ese asunto. Será que, ante esa situación, hay falta de seriedad y compromiso con la democracia.
El acuerdo es claro: no utilizar propaganda ni mecanismos de comunicación a través de publicidad. A estas alturas, no puede ser posible que, en medio de un proceso interno, se note que la exclusión sigue predominando.
Caso contrario, el único que ha mantenido una postura firme de acatar las reglas de participación que fijó el partido, es el mismo Ricardo Monreal. De manera concreta, sus giras son austeras; no tiene ningún espectacular. O sea, se ha conducido con apego y responsabilidad.
Sin embargo, no es lo mismo, está comprobado, tener publicidad a mansalva que no contar con ella. Quienes presumen el tema de las encuestas es porque, desde hace dos años, viven en ese plano de posicionamiento de los reflectores. De hecho, abiertamente se les promocionó desde las instituciones del poder. De ahí vino la cargada que no es difícil entender cuando corren los rumores.
A pesar de vivir todavía la exclusión y los efectos colaterales que significa luchar contra el aparato de comunicación de los demás aspirantes, Ricardo Monreal se ha mantenido firme. Aun así, ha ganado mucho terreno y es, políticamente, un factor de unidad al interior del movimiento. Por ser el perfil más preparado y capaz para enfrentar la irrupción de la derecha, y por sujetarse al guion establecido, hay muchas razones para que AMLO se incline por el exlíder de los senadores de Morena. Y si vemos las cosas desde un ángulo de transformación, el zacatecano cuenta con un proyecto de nación, eso sí, con una gran visión para profundizar las políticas públicas del país.
A propósito, en entrevista desde Querétaro, Ricardo Monreal dijo que, a pesar de la cancha dispareja que existe, en relación al aparato de comunicación de otros aspirantes, vale la pena luchar por la democracia y por el país. Eso es amor por México.