A ganar la encuesta interna
Aún y cuando las condiciones han sido desiguales, Ricardo Monreal sigue luchando en el proceso interno de Morena. Y no solamente en esta fase coyuntural, sino desde hace dos años viene empujando fuerte. Recordemos que, a raíz de un veto presidencial, Monreal vivió la exclusión. Se le negó la posibilidad y, junto con ello, tuvo que arrastrar el estigma de la intriga y la conspiración que jugaron en su contra. Tras ese mal sabor de boca, las circunstancias terminaron por darle la razón al zacatecano y, con una corrección en el mapa sucesorio, el empeño del zacatecano rindió frutos.
Eso, a la postre, terminó por marcar una diferencia en la perspectiva con la población civil. Mientras Monreal luchaba contra la exclusión, las corcholatas gozaban del impulso del poder público. Fueron tiempos complejos para Ricardo Monreal. En ese mismo afán por el reconocimiento de los derechos históricos, la misma población civil clamó piso parejo.
Fueron, no tengo duda, dos factores medulares los que terminaron por corregir la ruta presidencial: el reclamo social, así como el efecto que pudo haber provocado la rebeldía y el poder político del zacatecano.
Ricardo Monreal venció, ni más ni menos, la desigualdad hasta cierto punto. Me refiero a ello porque, en este momento, el común denominador sigue siendo el piso disparejo que se vive en torno a la publicidad de los participantes. Hay un promedio exorbitante de espectaculares por todo el territorio nacional. De hecho, ese esquema abarca todas las entidades federativas y, en los 32 estados, predomina el mismo fenómeno de comunicación que, sin duda, habla de un dispendio exagerado en ese afán por posicionarse. Eso, por supuesto, influye, sin embargo, el zacatecano ha capitalizado su poder político, pero, sobre todo, respeta las reglas pactadas en el Consejo Nacional de Morena, en torno a la austeridad que, para él, es letra de oro.
Tras su paso por distintas entidades, Monreal se propuso a abordar temas dominantes de la agenda pública. Del mismo modo, ha calibrado su poder de convocatoria. Eso sí, no predomina el acarreo como en otros perfiles, pero quien asiste lo hace de forma voluntaria, por lo que significa el nombre de Ricardo Monreal.
Hace unos días estuvo en varios puntos de Jalisco y, en medio de una algarabía, el zacatecano llenó todos los eventos públicos en los que se presentó. Algunos no se esperaban esa respuesta y afluencia de la ciudadanía, sin embargo, desde este espacio de opinión hemos fundamentado que, alguien con las capacidades del exlíder de la fracción mayoritaria, despierta interés en cualquier escenario.
Y eso que, en una que otra entidad, ha figurado la estrategia de intentar desactivar los actos públicos. Pasó en Michoacán, donde un grupo de activistas afines a una corcholata trataron de persuadir a los asistentes porque, días atrás, hubo cambio de sede en la plaza pública. Aun así, el curso del evento de Cuitzeo fluyó de forma significativa. Un lleno total acompañó a Monreal y, tras bambalinas, confirmó que luchará hasta el final del proceso interno. De igual forma, dijo que no declinará por nadie y buscará, en un anhelo de toda su vida, ser candidato presidencial y futuro presidente de México.
Ese objetivo puede convertirse en una realidad tangible y, ganar la encuesta, es un reto perfectamente alcanzable para un hombre que está acostumbrado a dar la pelea hasta el último segundo de cualquier contienda. Lo ha demostrado a lo largo de 45 años pese a la desventaja de las circunstancias.
Cómo el fútbol, el último minuto, también tiene 60 segundos, dice un viejo adagio.