Presupuesto educativo 2024
Presupuesto educativo 2024: federalización, infraestructura y alimentación
Horacio Erik Avilés Martínez*
Gobernar es presupuestar. La capacidad de recaudar y de conseguir los recursos necesarios para desarrollar las acciones de gobierno son indicadores de la legitimidad y confianza que la ciudadanía les brinda a los gobernantes. La toma de decisiones de inversión a favor de las máximas prioridades es también una medida de la efectividad y legado de los administradores públicos. Un gobierno legítimo, efectivo y trascendente logra convertir las promesas en realidades transformadoras que solucionan la problemática social.
En este marco, las etapas del proceso de conformación del Presupuesto de Egresos 2024 han iniciado, toda vez que la Subsecretaría de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público difundió desde mayo pasado los lineamientos para el proceso de programación y presupuestación para el ejercicio fiscal 2024, el cual incluye un calendario de actividades, algunas de las cuales ya se han desarrollado.
Es decir, ya llegó el momento de arropar los objetivos, el discurso y los compromisos con recursos económicos suficientes y pertinentes que hagan posible su realización en el actual periodo gubernamental. No olvidemos que, los recursos provenientes del presupuesto federal son por mucho, la principal fuente de ingresos para el estado de Michoacán de Ocampo, siendo por lo menos el ochenta por ciento del gasto público que se ejerce año tras año en nuestra entidad federativa.
Hasta hace muy pocos años, la carencia de recursos llevó al gobierno estatal a la imposibilidad total de cumplir con sus obligaciones con el sector educativo, de lo cual aún se arrastran dolorosos resabios. La actual administración ha sabido gestionar recursos con la federación para superar los impagos salariales que caracterizaron a los gobernantes predecesores. Definitivamente, nos encontramos en una nueva etapa, pero la memoria aún está fresca. El dolor de los ignominiosos recuerdos relativos al paro generalizado del sistema educativo estatal y sus terribles consecuencias nos debe impeler a demandar se construyan soluciones estructurales que lapiden completamente la posibilidad de un retorno al pasado.
Un primer aspecto que debe contemplarse con generosidad y arropamiento institucional traducido en recursos es la serie de necesidades de construcción, equipamiento, mantenimiento preventivo y correctivo en cuanto a la infraestructura física educativa para las escuelas michoacanas. Es un factor indispensable para atender las necesidades de estudiantes y docentes, porque influyen en la asistencia y permanencia escolar, en la convivencia y el aprendizaje de niñas, niños y jóvenes.
Además de las escuelas “de palitos” y con infraestructura incompleta, esta temporada de calor ha exhibido que, los niños que van a escuelas que no tienen aire acondicionado y soportan altas temperaturas, ni asisten ni aprenden igual que los niños que tienen atendidas sus necesidades; los niños que van a escuelas donde no hay agua, sistema de drenaje o instalaciones adecuadas enfrentan mayores barreras para aprender y participar.
Un gran ejemplo de lo anterior se vivió ayer y hoy en por lo menos cinco municipios michoacanos, donde la Secretaría de Educación en el Estado de Michoacán pertinentemente suspendió las actividades académicas, ante el riesgo de golpes de calor y otras afectaciones a la salud de los integrantes de las comunidades educativas. En muchos otros municipios flota la duda razonable respecto a si se debieron suspender clases en el mismo documento, pero lo que es un hecho es que la gran mayoría de los padres de familia, si está en sus posibilidades, no exponen a sus hijos a padecer las inclemencias climáticas, por lo que en decenas de municipios michoacanos, ayer y hoy se vive un paro virtual de labores en educación básica, quedando en manos de las autoridades educativas transparentar el impacto real de la oleada de calor en la entidad, así como la falta de servicio de agua potable y equipamiento en lo que respecta a ventiladores y aires acondicionados para posibilitar condiciones climáticas que permitan la asistencia de estudiantes y maestros a las escuelas michoacanas.
Más aún, la ola de calor también ha demostrado que una importante recomendación emanada del confinamiento no se ha atendido debidamente: contar con un sistema híbrido que permita sostener la comunicación entre estudiantes y maestros para situaciones de contingencia, como es el caso de la presente ola de calor que se está padeciendo en gran parte de la nación y que alcanza picos extremos en muchos municipios de Michoacán de Ocampo. Si se hubiera atendido esto en 2020, mínimamente podría haber retroalimentación a distancia.
Por lo anterior, equipar las escuelas dignamente es una alta obligación del gobierno que debemos exigir se cumpla, porque no podemos seguir colocando varias horas al día a la niñez y a la juventud estatales, esperanzas vivas de una mejor sociedad, en escuelas producto de la simulación, de la corrupción, de la miseria y la precariedad, las cuales infunden profundamente el desprecio, el abandono y la falta de oportunidades con las cuales deberían de lidiar los menores durante el resto de sus existencias en Michoacán. Deben honrarse el compromiso y atenderse la emergencia desde la presupuestación.
Paralelamente, el gobierno federal y el poder legislativo federal deben de considerar un presupuesto específico para atender a las escuelas que ofrecían jornada ampliada y servicios de alimentación. Desde 2019 las escuelas que contaban con este servicio dejaron de tenerlo en más de 27 mil escuelas. En Michoacán se han perdido más de cien planteles escolares. La jornada ampliada ha demostrado ser un factor indispensable para el aprendizaje y desempeño de estudiantes de educación básica, quienes gracias a ello tienen la oportunidad de contar con más horas de clase, así como en muchos casos, con servicios de alimentación balanceada y nutritiva en escuelas que se ubican, en su mayoría, en las zonas rurales de alta marginación, donde la pobreza alimentaria suele generar barreras insalvables para la asistencia escolar, así como para el aprendizaje y la participación. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, existe un vínculo comprobado entre la mala alimentación y la pérdida de oportunidades de aprendizaje.
Los programas de desayunos y comidas escolares pueden ayudar a romper la amenaza del ciclo de la pobreza perpetua, razón por la cual, dejar de invertir recursos públicos en programas de alimentación escolar es quizás una de las peores decisiones económicas que pueden tomar los gobiernos federales y estatales. En Michoacán de Ocampo, ante la situación generada por el ejecutivo federal y consentida por el legislativo federal, se tuvo el tino de rescatar la alimentación escolar mediante el Sistema DIF. Sin embargo, la problemática y la situación de insuficiencia están presentes en muchos planteles, por lo cual o han incrementado las cuotas de recuperación para los padres de familia o llanamente han dejado de ofrecer estos servicios, por lo que el arribo del presupuesto federal permitirá dignificar las condiciones operativas de las escuelas con jornada ampliada y alimentación escolar, así como ampliar su cobertura, ya que la población beneficiada no alcanza siquiera al cinco por ciento de los estudiantes michoacanos.
En un estado donde una de cada dos personas vive en situación de pobreza, la proporción de niñas, niños y jóvenes atendidos es evidentemente insuficiente. La jornada ampliada y el servicio de alimentación en las escuelas podrían hacer la diferencia en la recuperación de aprendizajes perdidos durante la pandemia, pero se necesita dinero y voluntad para contar con un horario escolar amplio que permita un desarrollo integral de las habilidades de las niñas, niños y jóvenes de Michoacán de Ocampo. Es el momento de solicitarlo justificadamente.
Finalmente, es preciso consolidar la federalización de la nómina educativa. Es un viejo pendiente que estamos arrastrando desde hace muchos años y un compromiso del presidente de México, a cumplirse a más tardar en 2024. Es decir, es ahora o nunca. No bastan los sucedáneos de otorgar inamovilidad total a los trabajadores de la educación ni de enviar presupuesto por la partida U-080. Sí, se debe reconocer que la actual administración pública estatal ha logrado superar la etapa generalizada de las protestas magisteriales gracias a la suficiencia presupuestal, entre otras medidas.
Ciertamente, existen circunstancias políticas, sindicales y de intereses que todavía generan beligerancia a escala inferior, pero siguen las disputas entre los centros laborales. Seguimos viendo protestas y tomas parciales. El saneamiento de la nómina educativa permitiría limpiar a largo plazo el sistema educativo estatal. Si bien, hoy, ninguna de las expresiones sindicales ni gremiales tiene la capacidad de detener totalmente la marcha del sistema educativo estatal, también es cierto que el iceberg que solía hacer encallar al sistema educativo estatal esté temporalmente fragmentado no termina de resolver la problemática. Es bueno atender los efectos, ahora es importante resolver las causas.
Así como se hizo con el impago que se ha resuelto año tras año en la actual administración, es clave lograr a la brevedad que cada una de las circunstancias que generan malestar docente, inconformidades y disputas en las comunidades escolares, zonas, sectores, regiones, niveles y subsistemas educativos se resuelvan estructuralmente. Es la hora de rescatar integralmente las finanzas educativas estatales y de reordenar los recursos humanos de la educación michoacana.
Pero, no olvidemos que, cuando todos estos prerrequisitos se resuelvan, apenas se contará con la cimentación adecuada para construir estrategias integrales para la mejora continua de los indicadores del sistema educativo michoacano, todos aquellos que reflejan miradas, voces y consecuencias vividas por los sujetos de derechos: las niñas, niños y jóvenes, quienes siguen esperando la resolución estructural de las desigualdades, barreras e iniquidades que les impiden el acceso pleno a ejercer sus derechos a estar, a aprender, a participar y a convivir en las escuelas michoacanas.
Es momento de que las autoridades estatales incrementen la formulación y envío de proyectos, de tarjetas informativas y de solicitudes a los funcionarios del poder ejecutivo federal, de que realicen visitas, gestiones y presentaciones ejecutivas a los tomadores de decisiones del citado orden de gobierno, para que, justificadamente contemplen desde ahora la radicación de mayores montos presupuestales a favor del sistema educativo michoacano.
Paralelamente, los diputados federales de origen michoacano, de todas las fuerzas políticas deben unirse en torno a su entidad federativa y honrar su compromiso con el electorado que les permitió representarlos, impulsando conjuntamente se garanticen montos dignos para el sistema educativo estatal, particularmente con los rubros ya mencionados, por ser de importancia estratégica para salir del rezago histórico, alcanzar la media nacional en múltiples indicadores socioeducativos y hacer valer plenamente los derechos a estar, a aprender y a participar en las escuelas de las niñas, niños y jóvenes en la entidad.
Ya nos han quedado a deber en 2022 y 2023, por lo cual es su última oportunidad de reivindicarse, antes de llegar a la cita electoral del próximo 2 de junio, donde la ciudadanía tendrá presente lo que acontezca en el PEF-2024 al momento de emitir su sufragio.
Michoacán merece salir del subdesarrollo y contar con recursos dignos para garantizar que sus habitantes sean la mejor versión de sí mismos.
Sus comentarios son bienvenidos en [email protected] y en Twitter en @Erik_Aviles
*Doctor en ciencias del desarrollo regional y director fundador de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C.