Isaac Fonseca, torero moreliano sin precedentes
MORELIA, Mich., 20 de junio de 2023.- Isaac Fonseca no es de este universo, viene de otra galaxia, de otro mundo, del de los gladiadores titánicos. Su proeza del domingo anterior en la Corredera de Colmenar el Viejo no tiene precedentes en los anales de la historia de la fiesta más bella de todas las fiestas, que es la fiesta brava, porque escribió con la tinta de su sangre una de las tardes más épicas de que se tenga memoria.
Señala un comunicado de prensa que, el torero moreliano se sobrepuso a lesiones en la cara, cornada en la pierna derecha y más heridas en el rostro durante una encerrona en solitario con seis toros de diferente comportamiento, bureles muy exigentes y de mucho peligro que le pidieron el carnet. Protagonizó un poema épico de alcances insospechados porque habla de su espíritu indómito, de su alma de acero, de su dimensión de héroe.
El primero de los seis bureles le rajó el labio inferior de la boca y le dejó hematomas evidentes, el tercero le pegó una cornada de 18 centímetros que le tocó el fémur y el sexto lo levantó por los aires y le metió un terrible cabezazo en su ya magullado rostro.
¿Cómo aguantó tanto castigo, cómo le hizo para soportar tanto dolor, tanto agotamiento, tanta inclemencia? Ni el médico que lo operó entiende como es que logró tal proeza. Ah, pero la respuesta es clara, este chaval no es de los mortales comunes, no de los figurines, no de los que todo tienen y nada atesoran.
Isaac Fonseca no tiene parangón. Cualquiera otro en su lugar se habría ido a la enfermería y le habría dejado la conclusión del cuarto toro y la lidia de los otros tres al sobresaliente.
pero no, qué va, Isaac Fonseca sacó fuerzas de flaqueza, se atragantó de dolor y soportó estoicamente y superó todas las pruebas sin chistar, sin quejas y sin titubeos.
Tiene pasta de figura. Y más pronto que tarde habrá de sobreponerse a todas las trampas que le han puesto en el camino, ese que en menos de un año ya tiene andado con brillantez a pesar de los pesares de quienes le han cerrado las puertas injustamente, porque el público, ávido de su grandeza, hará que se las abran y lo coloquen como base de cartel.
Isaac Fonseca es, a no dudarlo, el torero que espera España, México y el mundo, porque es dueño de una serie de características, cualidades y virtudes que no tiene torero alguno, desde su nobleza, humildad y carisma, hasta su honestidad torera, su pasta heroica y su hambre de triunfo. Lo incomprensible es que solamente los empresarios taurinos, neófitos como son, no vean y no comprendan que allí hay un torero de época y que hay que ir tras él.
La fotografía de su pierna, la incredulidad del cirujano que lo operó y la gallardía con que, herido, toreó tres toros y les cortó dos orejas de las tres que alzó esa tarde, dan cuenta clara de su madera de gladiador indómito, de pasta de campeón, de figura que habrá de llegar a imponer sus condiciones de non plus ultra de la torería. Tiempo al tiempo que el tiempo vuela.
Su proeza, su hazaña, su triunfo del domingo anterior en La Corredera de Colmenar el Viejo le dejó la pierna y la cara con claras señas de las seis batallas que tuvo que librar, pero también agigantó su nombre hasta los linteles de la gloria. Entiéndalo quien quiera, quien pueda y hasta quien no quiera entenderlo, porque es un predestinado, un titán que habrá de conquistar el mundo del Arte de Cúchares para gloria y prez de la fiesta más bella de todas las fiestas. Así sea.