Morelia, ciudad de arte y cultura cumple 482 años
MORELIA, Mich., 17 de mayo de 2023.- Poco menos de medio siglo. Morelia cumple, este 18 de mayo, 482 años de haber sido fundada, como reza la creencia popular, en el valle de Guayangareo, como una ciudad para las familias de españoles residentes en la zona.
De sobra conocidas son las bellezas y las bondades de la que fuera llamada por José María Morelos el Jardín de la Nueva España. Su cultura, arte y tradición, la historia que se resguarda entre sus muros de cantera rosa, sus paisajes, son parte fundamental de los atractivos con que cuenta la ciudad.
Pero "siempre hablamos de lo bonito, no de los problemas que se ven apenas cayendo la loma" chata y alargada que albergó las primeras viviendas de lo que hoy es Morelia, y que se manifestaron apenas fundada la ciudad.
Sombras de la ciudad
"He vivido aquí los últimos 30 años, en uno de los escenarios históricos más importantes del país, desde la época prehispánica hasta la actualidad, lo que ha sido un privilegio", afirmó Ramón Sánchez Reyna, profesor de historia adscrito a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
Sin embargo, reiteró, "no solo se debe hablar de lo bonito". La ciudad que se cree se fundó en el valle de Guayangareo fue, en realidad, aledaña a este, según se demostró en 1991, a 450 años de vida de la hoy capital michoacana.
Y es que el valle de Guayangareo corresponde a lo que ahora es la avenida Camelinas, la zona del Campestre y la salida a Mil Cumbres, y la ciudad se creó sobre una loma que no se inundaba, en un sitio que no era un asentamiento prehispánico.
Sanchez Reyna también recordó que ya se ha desmentido la existencia de una cédula real, emitida por la reina Juana La Loca, y demostrado que Morelia nació por indicación de Antonio de Mendoza, virrey de la Nueva España, y a capricho de españoles que no querían convivir con los indios en Pátzcuaro.
"Que se funde la ciudad en una loma larga y chata, en medio de dos ríos", reza el acta de nacimiento de Morelia, por orden de Antonio de Mendoza.
Las sombras se extienden sobre la historia de Morelia para exhibir algunos de sus mitos. Apenas fundada, la ciudad ya era objeto de un "tremendo pleito y enredo" que involucró a Vasco de Quiroga, personaje que Ramón Sánchez aseveró no ha sido suficientemente estudiado y que, lejos de la imagen del Tata, era un "español a carta cabal, uno de los mejores servidores de la Corona española, con un gran sentido de la organización y muy poco amor por los indios".
En este pleito, la recién fundada Nueva Ciudad de Mechuacan, que completaba una triada de Ciudades de Mechuacan con Tzintzuntzan y Pátzcuaro, no solo debió renunciar a su aspiración de ser capital michoacana, en favor de Pátzcuaro, sino que fue reducida a Pueblo de Guayangareo.
Ahora, con más de un millón de habitantes en el municipio y su zona conurbada, Morelia es una ciudad considerada mediana. En sus primeros años, en cambio, apenas abarcaba del Santuario Guadalupe o a la Garita, y de los conventos de los carmelitas y las dominicas al hogar de los agustinos.
Esta ciudad estaba rodeada por pueblos y ranchos de indios, que le preveían de mano de obra para la construcción: al norte, el pueblo de Santiaguito, hoy disminuido a colonia, y San Miguel, actualmente las colonias Independencia e Isaac Arriaga. Además, las ahora colonias Molino de Parras, Tres Puentes y Carlos Salazar, ubicadas en zonas inundables.
Al sur, por la avenida Lázaro Cárdenas y la calle García Obeso, Santa Catarina, y en las inmediaciones del bosque Cuauhtémoc, La Concepción y San Pedro, cuyos habitantes fueron despojados de sus tierras, con el pretexto de la falta de agua ("Morelia siempre ha vivido escasez de agua"), para ser trasladados a Carrillo, lugar que, si bien tenía agua, era una zona pantanosa, y luego la abandonaron.
Por su parte, los 25 lotes del pueblo de San Pedro fueron repartidos entre el entonces secretario de Gobierno y funcionarios municipales, quienes crearon en el sitio un pueblo de verano "para gente fifí", de gran belleza y vitalidad, donde destacó la finca El Jardín de Flora, al que pertenecía el hoy conocido como estanque de los patos.
La vanidad desplegada permitió la creación de la calzada San Diego, hacia 1840, entre bancas de cartera y fresnos, en aras de imitar a las ciudades estadounidenses y europeas donde las élites tenían un sitio espacial para resguardarse del calor veraniego.
Dentro de la ciudad, los conventos y templos no solo cumplían una función religiosa, sino también de enseñanza de las primeras letras, con lo que "no había una ignorancia total en la Nueva España".
El profesor de historia nicolaita aseveró que el paso de los años dio a Morelia un patrimonio edificado que fue reconocido como tal en 1991, lo que permitió liberar la zona centro de la actividad de más de cinco mil ambulantes.
No obstante, se mantuvieron prácticas nocivas para la conservación del patrimonio, como la mala planeación urbanística que implicó el cierre de las calles Benito Juárez y El Nigromante, que resultó en inundaciones frente a los portales Allende e Hidalgo, así como la calle Santiago Tapia.
Lamentó asimismo la falta de cuidado que ha llevado a que los árboles en plazas y jardines públicos estén plagados y sean un riesgo para los transeúntes, gracias a que "las cosas se hacen desde el escritorio, de manera superficial".
Destacó también uno de los conflictos más añejos de Morelia, la mala planeación vial, que se agrava por obras que "las autoridades tardamos años en construir, que están mal diseñadas, y por la falta de conservación de los monumentos históricos".
"La ciudad es nuestra, antes que para el turismo cultural, que es más bien poco, porque Morelia recibe más turismo comercial", expresó Ramón Sánchez.
Luces de la ciudad
Surgió como un capricho de los españoles que no querían residir en la misma ciudad que los indios, en Pátzcuaro, 482 años atrás, con el asentamiento de 55 familias españolas.
Y como una ciudad hecha por y para ellos, los españoles que habitaron la Nueva Ciudad de Mechuacan, luego Pueblo de Guayangareo, se aseguraron de traer el recuerdo de la lejana patria, en forma de un trazado urbanístico en forma de tablero de ajedrez, visible desde el aire, y que fue fundamental para que Morelia se considerara como patrimonio cultural de la humanidad.
"Inclusive pasa que los turistas españoles vienes a Morelia y se sienten como en una ciudad de su país, hasta los colores de la bandera moreliana les recuerdan a España", señaló Karen Saavedra, historiadora y guía de turistas adscrita a la Secretaría de Turismo (Sectur) estatal.
Pese a haber sido degradada a pueblo, en 1578 la ciudad pasó a llamarse Valladolid, y en 1580 fue la sede de los poderes eclesiásticos y civiles del estado, además de recibir al Colegio de San Nicolás.
El esplendor de Morelia, como la conocemos, llegó entre los siglos 17 y 18, con la construcción de templos y conventos, casonas y plazas, entre las que sobresale la Catedral.
También el Conservatorio de las Rosas, la Casa de la Cultura, la calzada de San Diego, y el Centro Histórico en general, que es el segundo más grande de México.
Morelia no solo es edificios y monumentos, mencionó Karen Saavedra. No dispone de un platillo típico, pero es el hogar del emblemático gazpacho, cóctel de frutas y queso, y tiene una gran variedad de dulces, entre ellos el ate.
Cuenta además con naturaleza, la Ruta del Mezcal y las tenencias, músicos, estidiantinas, callejoneadas, leyendas e historias, recorrido nocturno en el Panteón Municipal, y un trato amable para los turistas y paseantes.
En Morelia los antiguos conventos se tornaron museos; los templos, bibliotecas, y los jardines de grandes casonas veraniegas, espacios para el esparcimiento de la población.
"Morelia es un destino de historia y de cultura, muy importante para el turismo cultural. Y yo siempre le digo a la gente que no hay ciudad en el mundo más bonita que Morelia", aseguró Karen Saavedra.