Libre expresión
AMLO sí cumplió: al diablo las instituciones.
“Una dictadura totalitaria no puede explicar, sólo puede suprimir”. Mohamed Nasheed”. (1967 –) Político y periodista maldivo.
Luego de 4 años y casi 5 meses como presidente de México, está claro que Andrés Manuel López Obrador ha hecho todo lo que está a su alcance para mandar al diablo las instituciones.
Sus matices dictatoriales se le han desbordado con el paso de los días. No soporta que le lleven la contraria y, por lo tanto, es enemigo del equilibrio de poderes. Gusta únicamente de feligreses, alfiles dispuestos a la ignominia para llevar a la práctica sus berrinches, venganzas y ocurrencias.
El inquilino de Palacio Nacional es un mitómano empedernido, lastimosamente contradictorio, como dice una cosa dice la otra; pero, su discurso del 2006 cuando eufórico tras el proceso electoral que perdió con Felipe Calderón Hinojosa señaló: “al diablo con sus instituciones”, ha sido de las pocas declaraciones sinceras y que ha pretendido llevar al terreno de los hechos.
Durante su administración ha intentado destrozar a todas las instituciones que han costado sangre y con las que se ha ganado algo de equilibrio, transparencia y rendición de cuentas. Pero nada de eso le agrada al tabasqueño.
Por eso ha intentado acabar con el Instituto Nacional Electoral, el de Transparencia y Acceso a la Información Pública, reserva información para evitar se descubran más actos de corrupción, arremete constantemente contra el poder Judicial, con dedicatoria especial a ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Este martes y madrugada de miércoles, su feligresía de las fracciones parlamentarias de Morena, PT y PVEM en el la Cámara Federal de Diputados, aprobaron en albazos, sin pasar las iniciativas por Comisiones, tampoco le dieron lectura en el pleno, así, fast track, 8 nuevos pedimentos del enfermo inquilino de Palacio Nacional.
López Obrador, Morena y partidos aliados han dejado de hacer política, avasallan, violentan procedimientos, toman todo lo que pueden y como sea posible.
Por ejemplo:
- La reforma que faculta a la Secretaría de la Función Pública para contratar bienes y servicios, cuando su trabajo es vigilar el uso correcto de los recursos, la hicieron juez y parte. Se trata de una competencia que tenía la Secretaría de Hacienda.
- Insisten en la militarización de la administración pública. Determinaron que la Secretaría de la Defensa Nacional opere indefinidamente el Tren Maya y que se queden con la recaudación que se logre por las visitas de extranjeros al país, para lo cual, se creará un fideicomiso, de los que López Obrador aseguró, destacan entre las peores prácticas de corrupción.
- Y claro, merece mención aparte la extinción de Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), que también se realizó en un albazo, sin discusión en comisiones, sin lectura en el Pleno, simplemente se votó para que ahora la salud de los mexicanos sea atendida por el IMSS Bienestar. Esta acción es el reconocimiento público de otro de los monumentales fracasos del gobierno de López Obrador; ocurrencia y capricho, que le arrebató la vida a cientos de miles de mexicanos.
No hay duda de que los ataques a las instituciones seguirán. El admirador de dictadores hará todo lo que esté a su alcance para intentar ganar las elecciones del 2024, pero quiere la presidencia y una mayoría calificada en el Congreso de la Unión.
Así que, algunas dudas pertinentes son, si en su imaginario no se le están dando las cosas, ¿qué pretenderá? ¿seguirá respaldándolo su feligresía, incluidos los políticos de tiempo completo, hasta la ignominia?, ¿hay ciudadanos suficientes para impedir una debacle?, ¿de qué lado jugarán el Ejército y la Marina?
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.