Vida, baile y alegría, una tradición de la plaza Carrillo en Morelia
MORELIA, Mich., 21 de abril de 2023.- Poco antes de las 6 de la tarde, mientras el abrasador calor va esparciéndose a lo largo y ancho de la plaza Carrillo antes de disminuir por la caída de la noche, se prepara ya el Canario de Tuzantla para darle vida a la piedra muerta, con la música y el baile.
Le acompaña Reyna, quien detiene una sombrilla porque el sol sigue siendo aplastante. Ella se encarga de la dulcería y las botanas, incluso del café que se vende para quien guste acompañar el baile con algo de sabor extra.
Ella le cuenta a Quadratín que quien está a cargo de la música es justamente el Canario de Tuzantla, un hombre con mirada dura, lentes, vestido de rojo y negro, y probablemente ya entrando la tercera edad. Mientras Reyna cuenta esto, el Canario hace pruebas de audio: "Sí, sí, sí, bueno, bueno, bueno, sí, sí, sí, sí, sí", probando... ando... ando", se escucha por las bocinas con todo y eco la voz del músico.
Ya para entonces tiene su audiencia y sus bailarines en espera. Sentadas en las bancas de la plaza Carrillo están las personas tranquilas, esperando que se arme el bailongo, con sus tacuches y vestidos de fiesta. Algunos ríen, otros toman bebidas para bajar el calor, pero esperan ahí, parecen ansiosos por arrancar el baile. La mayoría es gente de la tercera edad que viene en pareja.
Parece que ya todos se conocen, seguramente se encuentran seguido en estos bailes. Algunas mujeres hablan de cómo bailarán, de si fulano sacará a fulana, mientras se va metiendo el sol y la plaza se siente más fresca.
Apenas se va rebasando las 6 de la tarde empiezan los saludos del Canario, no se entiende mucho por el eco, solo se alcanza a entender entre palabras amontonadas, que ya va a empezar esto, y el hombre al micrófono dice: "señora, agarre su machito por aquí, su galán...", y luego algo apenas inteligible. Para entonces, el Canario también ya contaba con un corista.
Arranca la música, pero no el baile, el tiempo de zapatearle, de mover los pies, de sacar los prohibidos, de todas esas frases que se escuchan con respecto al baile, y no arranca porque empieza despacio, con una balada muy popular invitando a las parejas a pasar a la improvisada vista de baile, con "tengo miedo... de vivir, pero también temo a la muerte".
Con la contradicción (e indecisión) de la frase de la canción de Los Bríos, la gente en un inicio no se mueve de las bancas de la plaza, pero poco a poco tras la incursión de algunos valientes, se va llenando el lugar. Es la paciencia de la danza y el baile, y de la puesta del sol.
Estos bailes, que tienen todo el permiso del Ayuntamiento de Morelia, se realizan en la plaza los días viernes y domingos, de 6 a 9 de la noche, y cuando no están aquí, cuenta Reyna, están por el norte de Morelia, en la colonia Granjas del maestro, llevando la alegría y el baile..."¡cómo no?", grita el Canario antes de arrancarse con Quién pompó, que rompió el hielo y levantó a la multitud.