Nudos de la vida común
Pausa hacia dentro Nudos de la vida común
Cuando no se encuentra descanso en uno mismo, es inútil buscarlo en otra parte
-Francois de la Rochefoucald
Hemos iniciado la Semana Santa y para muchos de nosotros y nosotras, es un tiempo de pausa, un cambio en nuestras actividades cotidianas. Para unos, se trata de días de vacaciones, un intermedio para relajarse de la escuela o del trabajo. Para otros, son momentos de reflexión interior guiada por la fe, o bien, de compartir la esperanza de la misma con quien no tiene acceso a ella.
Seamos creyentes o no, afortunados de tener días de cambio en la rutina o por el contrario, que nos toque laborar màs intensamente por la naturaleza de nuestro trabajo, la cotidianidad tiene un sabor distinto. El tráfico en las ciudades toma un respiro, los ruidos ordinarios bajan su volumen, las tensiones sociales y políticas entran en tregua y las preocupaciones económicas se distienden.
Esta pausa cultural mexicana es motivo de sosiego de alguna u otra cosa. Si queremos que estos días realmente tengan un efecto positivo en nuestras vidas, alguna transformación por pequeña que la busquemos, es conveniente primero tener muy claro de qué queremos o necesitamos descansar.
Así como la sed no se satisface con una rutina de ejercicio por saludable que sea, ni la preocupación por las deudas con una tarde de dominó con los amigos, la pausa de estos días podría ser utilizada en cosas verdaderamente positivas, pero no por ello, corresponder a aquéllo de lo que necesitamos descansar.
De hecho, estos días de cambio pueden en realidad, sumarse a los distractores que ya tenemos para no enfrentar aquéllo que está causando mella en nuestra vida y necesitamos replantear.
Si lo que nos urge es separarnos unos días del trabajo, conviene revisar qué tan saludable es nuestra relación con el mismo. O con quienes convivimos diariamente por su causa.
¿Realmente nos apasiona lo que hacemos? ¿Encontramos significado profundo en nuestras labores? Nuestro trabajo, ¿nos permite hacer uso, desarrollar y poner al servicio de otros nuestras capacidades? Si no es así, quizás de lo que necesitamos descansar no es de una jornada, sino de la experiencia de insatisfacción laboral.
También pudiera darse el caso de que buscamos aprovechar estos días para retomar lazos familiares o de amistad que la rutina hace que los metamos en el congelador del tiempo, con la esperanza de que no se descompongan. Seguramente, estos reencuentros resultarán afectuosos y animados, pero tal vez, si miramos hacia adentro, sean una invitación a reevaluar las prioridades en nuestra vida.
De la misma manera, pudiera ser que nuestra necesidad sea cambiar de “aires”, salir de nuestro espacio fìsico para preguntarnos si aún le pertenecemos.
Màs aún, si nuestra pausa se dedica a la participación en las actividades de culto religioso, bien vale la pena dedicar unos minutos para preguntarnos por nuestras verdaderas intenciones y necesidades al tomar esa decisiòn. ¿Buscamos pertenencia? ¿Perpetuar tradiciones? ¿Fotos que reafirmen mi imagen en redes sociales? ¿Paz interior? ¿O una relaciòn con alguien superior y trascendente a nosotros mismos? Las tradiciones religiosas mexicanas son realmente hermosas y de una profundidad enorme y ojalà quienes las
vivamos, lo hagamos con conciencia de nuestro significado particular de esta pausa en la vida y seguramente con ello, podamos experimentarlas en toda su dimensión.
Independientemente de còmo vivan cada uno y una de ustedes, amables lectores, estos dìas de pausa, les deseo un pequeño viaje hacia dentro que les conduzca a una existencia màs plena, consciente y renovada. ¡Felices pausas!