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Tesla: la inversión fundida
Tengo serias dudas de que, en algún momento, siquiera un instante, Tesla Motors haya tenido realmente en radar a Michoacán para instalar su nueva planta de fabricación de autos eléctricos en México.
Y no porque nuestra entidad no cuente con los espacios físicos y logísticamente viables para aspirar y levantar la mano. Ahí está, por ejemplo, el puerto de Lázaro Cárdenas que, desde hace dos décadas, fue elegido por la naviera danesa Maersk Sealand para establecer su zona de desembarque de contenedores. Es el único con un puente levadizo con las características tecnológicas del Albatros para la navegación en canales interiores.
Los más grandes buques que llegan a México usan los canales de navegación de nuestro puerto, donde también se encuentra el único patio de maniobras especializado para la importación y exportación de vehículos que hay en el sistema portuario nacional. Más de 600 mil unidades automotoras entran o salen por esa aduana cada año, aunado a los 2.1 millones de contenedores que concentra el puerto.
Pero todo indica que – por estrategia comercial - Elon Musk ya se había decidido por llevar su planta a Nuevo León, mucho antes de que el presidente López Obrador se enterara de las primeras reuniones entre el gobernador Samuel García y el dueño de la compañía estadounidense, la cual en 2022 estableció una marca récord al superar el millón de unidades entregadas a sus clientes en todo el mundo. Para AMLO, quien pretendía candidateó al sureste ante Tesla, era ceder o dejar ir ese capital.
Ha sido ese el año más vertiginoso para la fabricante de autos, cuyas baterías están diseñadas para durar, incluso, un siglo de vida. Cada carga alcanza para recorrer hasta 322 kilómetros. Son factores que podrían resultar tentadores al momento de proyectar la compra de un automóvil, claro, hasta que se conoce su precio: el modelo más básico supera el millón de pesos. Es decir, tener un Tesla no pasará jamás de ser un sueño inalcanzable para la gran mayoría de la gente. Es un vehículo fifí.
Y si hablamos de sueños, imaginemos que Tesla hubiese tenido a Michoacán entre sus opciones. Pero no solo eso, sino que tras deliberarlo se hubiese decidido por nosotros.
En esa imaginaria situación, nuestra entidad contaría con la planta más grande que la compañía americana haya construido en el mundo. Una gigafactory, le llaman. Sería la séptima instalación en su tipo de Tesla, después de las inauguradas en Fremont, California (2010); Reno, Nevada (2016); Búfalo, Nueva York (2017); Shanghai, China (2018); Berlín, Alemania (2022), y la de Austin, Texas (2022).
La de Texas es hasta ahora la más enorme. Su dimensión es tal, que en una posición vertical alcanzaría los mil 166 metros de altura, 40 por ciento más que el rascacielos más grande del planeta - el Burj Khalifa, de Dubai, que mide 829 metros -. La Torre Eiffel, de 338 metros de altura, sería un enano a su lado. Y la planta mexicana será todavía más grande que la de Texas.
Que Elon Musk nos haya bateado, no debe desilusionar. Por el contrario, hay que seguir levantando la mano porque tenemos los argumentos para atrevernos a hacerlo. Hay, es cierto, ventajas logísticas, geográficas, técnicas y de conectividad que otros estados no poseen.
Pero también es imperativo ocuparnos de nuestros negativos como entidad: la violencia del crimen organizado, para empezar, que nos sigue minando en imagen y certeza jurídica. A eso hay que agregar el lastre de los bloqueos en vías carreteras y en la capital, a manos de maestros de la CNTE y normalistas que, al igual que las bandas delictivas, de muchas formas siguen imponiendo su ley sin ninguna consecuencia contundente e implacable.
Tenemos todo para despegar. No dejemos que, por no apagar esos focos rojos incandescentes, se fundan otras oportunidades de inversión.
Cintillo
Una buena y una mala para la oposición: la buena, una encuesta de El Universal proyecta a Mancera, Paredes y Téllez como opciones para abanderar a la alianza en 2024. La mala, en todos los escenarios y combinaciones posibles, Morena los avasalla en preferencia electoral, con Ebrard o con Sheinbaum. Todo les recuerda que deben voltear a ver las opciones ciudadanas.