Tras bambalinas
AMLO entrega México a los neo conquistadores
Por Jorge Octavio Ochoa. Ese, que se ufana de ser un hombre de izquierda casi de corte marxista, hoy se convierte en el presidente con los dos proyectos más neoliberales del planeta: el Tren Maya y la apertura indiscriminada de la aviación.
Congelada por el momento su reforma electoral, AMLO lanza a última hora la iniciativa más fifí del mundo: el cabotaje, que abre las puertas a una nueva colonización o conquista, como la española, ahora del espacio aéreo.
Lo hace al cierre del periodo ordinario de sesiones del Congreso, de madruguete, a través de reformas a las Leyes de Aviación Civil y de Aeropuertos, con lo que México perderá totalmente la soberanía de sus cielos.
Las líneas aéreas mexicanas no tienen posibilidad alguna de competir. Tan sólo la flota de aviones comerciales de Estados Unidos es de 5 mil 791 aeronaves, contra 355 que actualmente posee México.
Y lo hace, nuevamente, en medio de un ambiente convulso, luego del intento de asesinato al periodista Ciro Gómez Leyva. Ahora, los medios y diversos sectores lo acusan de mantener un peligroso discurso de odio, intimidación y persecución.
A ellos se suman académicos y universitarios, tras conocerse la iniciativa para sustituir al Conacyt, y convertirlo en un Consejo de Humanidades, Ciencias, Tecnología e Innovación.
Pretende eliminar del Consejo del Conacyt, a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y a todos los científicos en general.
Quiere sentar en esos puestos a los secretarios de Hacienda, de Educación y del Bienestar. Es decir, es el Gobierno Federal quien asume el control y decidirá todo en materia de proyectos y becas para estudiantes de posgrado.
Al igual que la reforma electoral y la iniciativa del cabotaje, este asunto seguirá la ruta de la judicialización y la confrontación. Pasará por los tribunales, pondrá a prueba a la Suprema Corte y a su nuevo presidente y expondrá a riesgos al país.
Será, a todas luces, un inicio de año explosivo, con muchos frentes de confrontación abiertos. Por eso mueve a preocupación el cada vez más notorio acercamiento del Presidente a las fuerzas armadas.
Al menos así se ve a través de la desmesurada entrega de recursos que ha emprendido durante su gobierno, en el que les ha cedido puertos aéreos y marítimos, la administración del Tren Maya y quizá una línea de aviación.
De hecho, pese a que al inicio de su mandato dijo que terminaría con los fideicomisos, actualmente la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), cuenta con uno, por más de 32 mil 300 millones de pesos.
Esto es cinco veces más que cuando empezó su mandato, que era de sólo 6 mil 174 millones de pesos. Se trata del Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar. ¿Por qué tanto apapacho?
El hecho es que, como hemos advertido desde hace varias semanas, López Obrador parece interesado en crear un clima de confrontación, en el que sus “adversarios” sean descalificados públicamente por hordas de fanáticos.
EL DISCURSO DE ODIO
Un día antes del atentado a Ciro Gómez Leyva, el presidente atacó directamente al comentarista, a Carlos Loret y Sergio Sarmiento, por sus constantes cuestionamientos a sus proyectos estelares como Dos Bocas y el Tren Maya.
Textualmente dijo que el sólo escucharlos “es hasta dañino para la salud; o sea, si los escucha uno mucho, le puede hasta salir a uno un tumor en el cerebro”. Eso, más que crítica, fue un insulto desde la tribuna más alta del poder.
Pero, lejos de entender su posición y la magnitud de sus palabras, López Obrador ha usado ese mismo discurso violento para denostar a sus adversarios, con repercusiones peligrosas
Lo mismo hizo cuando atacó a las tiendas Oxxo, en medio de su intento de reforma eléctrica. Curiosamente, el crimen organizado inició una ola de incendios en este tipo de establecimientos, hasta que los medios lo hicieron notar.
Sería estúpido insinuar que López Obrador es el autor intelectual del intento de asesinato, pero sí podemos afirmar que, con sus actitudes, ha alentado a grupos criminales de todo signo que quieren acallar a sus enemigos.
Son sus discursos lo que envenenan el ambiente y los datos lo demuestran: 2 mil 304 periodistas han sufrido algún tipo de ataque durante su gobierno; 12 han sido asesinados este año. El 98% de agresiones a la prensa no se resuelve.
México es el país más peligroso para la prensa, arriba de Siria y Ucrania merced, entre otras cosas, a esos mensajes, que llaman a las huestes a no dar respiro “a los conservadores”
El mismo discurso de odio utilizó en todo el trayecto de la reforma electoral, con la exhibición de nombres de todos aquellos que votaron en contra de sus iniciativas. Los fanáticos obradoristas se fueron contra Ricardo Monreal.
Hablar de López Obrador se ha convertido, más que un tema peligroso, en casi un asunto de carácter religioso. Él pretende arrinconar a los “apóstatas”, someterlos al escarnio público ante la masa enardecida de Morena.
No fue gratuito el discurso tembloroso del propio Monreal la tarde-noche del miércoles 14 de diciembre: “No soy ingenuo y sé a lo que me enfrento”. Tras votar en contra. Las amenazas han menudeado.
Hoy se encuentran congeladas, entre otras, las reformas a las leyes:
- Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales
- Ley General de Partidos Políticos
- Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación,
- Ley General de los Medios de Impugnación en Materia Electoral.
EL PRESIDENTE ESTÁ ENOJADO
Este posible revés jurídico ante la Suprema Corte y la reticencia de las aerolíneas mexicanas al uso del AIFA, es lo que tiene enfurecido al Mandatario y su radicalización no esperará hasta el inicio del 2023.
Por lo pronto, Monreal no está invitado a la reunión que diputados y senadores de Morena sostendrán con el presidente el próximo martes 20 de diciembre y se espera que en Coahuila, Puebla y Zacatecas ocurran “algunas cosas funestas” pronto.
Para nadie es un secreto que el recién destapado candidato a gobernador por Coahuila, Armando Guadiana, es un aliado muy cercano de Monreal y espera una próxima asonada de Ricardo Mejía Berdeja para “tumbarlo” del caballo.
Por lo menos, éste ya advirtió: “la lucha sigue y como en el besibol, hasta que no caiga el último out. Esto no se acaba hasta que se acaba”, alentado desde el centro por el mismísimo López Obrador.
Lo más lamentable de todo, es la actitud infantil y mezquina que han mostrado los partidos de oposición, principalmente el PRD, pese a la andanada que se le avecina a Ricardo Monreal.
Lejos de acuerpar o brindar algún tipo de protección al presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado (Jucopa), lo satanizan y le cierran las puertas de una candidatura que en realidad nunca pidió.
Mantener una actitud a contracorriente del tsunami que se avecina, es por demás valiente. Lejos de poner cerrojos, debieron expresar solidaridad contra un personaje que parece quedarse solo. Cobardes son aquellos que ahora le cierran la puerta.
Sin embargo, de Los Chuchos no puede esperarse algo mejor, siempre han sido así: ofrecidos y entreguistas. Ellos son los que dejaron al PRD en manos de López Obrador y luego se dieron por sorprendidos. En fin.
POR SI QUIEREN HABLAR DE FUT.
A partir de esta semana se desatarán los discursos latinoamericanistas luego del triunfo de Argentina, para continuar así otro de los mitos más grandes del mundo: la unidad latinoamericana. Ésta nunca ha existido.
Los europeos se unieron en el 45 para derrotar a las falanges fascistas socialistas y la vencieron. Europa se unió para crear una moneda poderosa y sólo Inglaterra paga ahora las cuentas de su mezquindad.
¿De qué unidad habla América Latina, cuando su único logro hoy es obtener el campeonato de uno de los eventos más capitalistas y neoliberales del mundo: la copa de futbol? Los líderes de latinos son puro bla, bla, bla.
Por cierto, ahora que el mundo regresa a su cotidianeidad, será que quizá volteen a ver el caso de un hombre, Amir Nasr Asadani, jugador de la selección iraní, que podría ser ejecutado por el grave delito de defender a las mujeres.
Sean felices, pues.